El proyecto multidisciplinar Sólo un nombre (Debajo estoy yo), creado por la fotógrafa y editora grancanaria Sheila R. Melhem para visibilizar la infancia trans, abre sus puertas en el Museo Nacional de Antropología, en Madrid, el próximo 30 de mayo, donde los retratos de los niños y niñas trans revestirán la fachada del inmueble.

Se trata de un proyecto realizado entre la primavera de 2017 y el verano de 2018, en que la fotógrafa entra de puntillas en las vidas de niñas y niños trans para retratar su espacio cotidiano, desde una proximidad intimista, en sus entornos más lúdicos, cercanos y distendidos. La propuesta, que toma su título de un verso de la poeta argentina Alejandra Pizarnik, vio la luz en Las Palmas de Gran Canaria gracias a la Consejería de Igualdad y Participación Ciudadana del Cabildo de Gran Canaria, toda vez que en los próximos meses se despliega en Madrid gracias a esta iniciativa coorganizada por el Museo Nacional de Antropología y la Escuela Artediez, donde estudió la autora, que exhibirá los retratos de varios niños y niñas trans de la Comunidad de Madrid, así como fotografías realizadas durante un campamento trans celebrado en Gran Canaria.

Además, se proyectará el corto documental, que cuenta con testimonios de tres de los protagonistas y sus madres. El peculiar montaje expositivo y, sobre todo, el hecho de que las imágenes de los protagonistas salgan del museo y recubran los muros exteriores del edificio con lonas en gran formato, forman parte de la vocación de visibilizar nuevos referentes de género y de expresión de género desde la perspectiva de la diversidad, como un ejercicio simbólico de "sacar la diversidad a la calle".

Con todo, tal como afirmara Judith Butler en Cuerpos que importan (2002), el nombre de cada una de las personas funciona como una especie de "habilitación" dentro de un orden social que legitima a los sujetos viables en un contexto de diferencia sexual y heterosexualidad obligatorias. "Sólo un nombre" revela la continuidad del sujeto más allá del nombre, toda vez que "Debajo estoy yo" apela a la identidad como proceso, al género como experiencia y al nombre como un lugar de reconocimiento.