El enunciado “esos pequeños gestos mecanizados que, cuando se rompen, se interpretan como violencia” fue la máxima que el comisario lanzaroteño Adonay Bermúdez lanzó al colectivo artístico PSJM, integrado por Cynthia Viera y Pablo San José, para trazar una reflexión en torno a los roles de dominación y sumisión al abrigo de la exposición videoperformática Desobediencias y resistencias, comisariada por el primero en Gran Canaria Espacio Digital.

La noción de “violencia simbólica” acuñada por el sociólogo francés Pierre Bordieu trenza el hilo vertebrador de la réplica que ha formulado el dúo bajo el epígrafe Caricias y puñetazos. La violencia intrínseca del arte y la sociedad, que impartieron ayer en el centro de Schamann y que se resignifica en el contexto de las programaciones por la igualdad con motivo del próximo 8 de marzo.

“Nos va la vida entre consenso y disenso entre cuidados y agresiones”, señalan Viera y San José

Su discurso toma como punto de partida la noción antropológica del habitus que Bordieu define como “estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes”. En esta línea, las dinámicas de la desigualdad y la violencia se basan en experiencias del pasado, “generadas desde las estructuras de determinadas condiciones de existencia, como la división del trabajo, los modos de consumo o las relaciones intergeneracionales”, apuntó San José, quien señaló que estos principios “funcionan como base de experiencias de futuro” y de “un pasado presente que tiende a perpetuarse”.

Así, Viera señaló que “la violencia simbólica se ejerce en el ámbito de la comunicación”, donde lo más usual es la asimetría entre las partes. Según el pensamiento de Bordieu, “mediante el concepto de violencia simbólica trato de hacer visible una forma de violencia no percibida”, toda vez que int roduce este concepto en el análisis de las sociedades para referirse no solo a la violencia que no es física, “sino a aquella tan sutil que requiere del consentimiento no advertido de la víctima, que se ejerce sin mostrarse y que tiene mucho que ver con el concepto de habitus y de ideología”, que a su vez se incorpora a los cuerpos.

La violencia simbólica según PSJM

A juicio de PSJM, esta “violencia intrínseca” constituye un problema fundamental en la reproducción social y el sistema cultural, así como en las relaciones entre los cuerpos, objetos, símbolos, formas y lenguajes, pero “es cuando pasamos de la tarea descriptiva a la prescriptiva cuando podemos enfocar el tema con algo más de optimismo, porque nos va la vida entre consenso y disenso, entre cuidados y agresiones, entre caricias y puñetazos”, afirma el dúo, que culminó con una reseña crítica de distintas obras de arte.

Por su parte, la muestra Desobediencias y resistencias, que puede visitarse hasta el 29 de marzo, reúne los trabajos de videoperformance de los creadores Marina Abramovic, Teresa Correa, Itziar Okariz, Regina José Galindo, Matt Mullican, Shirin Neshat, Jüegen Klauke y Sigalit Landau, con el objetivo de “entablar diálogos comunitarios sobre desobediencia civil y violencia, así como trabajar otras cuestiones como los conceptos de resistencia, feminismo, cotidianidad, cambio social y luchas de poder”, apunta Bermúdez.