El catedrático de Filología e investigador Maximiano Trapero viene desde hace 30 años indagando en la huella de la décima en la tradición oral de Canarias y en el fenómeno de la poesía improvisada. Su último libro publicado por el Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folclore y de las Artes Tradicionales (CIOFF), Un arte verbal muy vivo y vivaz, ofrece una visión panorámica y divulgativa sobre ambas manifestaciones culturales en el contexto iberoamericano y canario que, según Trapero, «vive hoy el mejor momento de su historia debido a la renovación generacional a la que asistimos con la aparición de nuevos jóvenes y talentosos improvisadores».

Maximiano Trapero presenta en el salón de plenos del Ayuntamiento de Ingenio la mencionada publicación el día 22 de julio, a las 20:00 horas, en el marco del programa del VIII Campus de Etnografía y Folclore que impulsa la ULPGC con motivo de la celebración de la 26º edición del Festival Internacional de Folclore de Ingenio que organiza la Asociación Cultural Coros y Danzas, en el transcurso de la que podrá contemplarse una sesión en directo que protagonizarán algunos miembros de la Escuela de Verseadores de Gran Canaria.

Trapero confiesa que su acercamiento al estudio de la décima y la poesía improvisada se produce en 1992, siendo por entonces un apasionado investigador del romancero. «Indagaba en los romances tradicionales de cada una de las islas y lo que encontraba eran décimas y décimas. No tuve más remedio que prestarle atención, descubriendo un mundo nuevo en el ámbito de la poesía popular de tradición oral», señala el catedrático cuya labor se ha desarrollado en los campos de la semántica léxica, de la toponomástica general y de la toponimia canaria de origen guanche, la poesía oral de tipo tradicional e improvisada en el mundo hispánico. «La décima en Canarias ha sustituido al romance, convirtiéndose en la estrofa predilecta para la lírica, compitiendo en esto con la copla y abarcando todos los subgéneros que pudieran imaginarse». Desde entonces, Maximiano Trapero se ha esforzado por poner en relación la tradición decimera canaria con la de otros países hispanos, ya que no le ha sido posible hacerlo también con otras regiones españolas simplemente porque no existe en ellas.

Según el investigador, premio Canarias de Patrimonio Históricos en 2017, «la décima improvisada es particular y exclusiva del mundo hispánico, y dentro de él solo de la mayor parte de los países hispanoamericanos donde goza de mayor importancia desde el punto de vista sociológico y las cotas de mayor altura poética del mundo, mientras que la poesía improvisada se trata de un fenómeno universal, no limitado a ninguna lengua ni cultura ni a una modalidad estrófica determinada. La décima, gracias a esa multifuncionalidad en que se ha desarrollado, se ha convertido en un signo de identidad de la cultura iberoamericana, aunque haya que decir que la décima es ya más americana que española».

No obstante Trapero señala que «solo en Canarias puede decirse que la décima vive de una manera plena dentro de territorio español desde el siglo XVIII», detalla. «La gran fuerza que tiene la décima en las islas está vinculada al fenómeno de la emigración de finales del XIX y principios del XX, sobre todo en su relación a Cuba, pero eso no quiere decir que antes de ese momento no existiera la décima popular en Canarias y no estuviera ya la tierra abonada para que en ella fructificara tan extraordinariamente. Desde Canarias se cree que la décima americana está vinculada al área de las Antillas, en la que, efectivamente, las islas han dejado huellas importantes en aspectos lingüísticos y culturales. Canarias es un territorio en donde la literatura de tipo tradicional es muy rica y tiene múltiples manifestaciones, por haber sido un cruce de caminos, un crisol de culturas diversas no solo con Cuba, sino con todos los países del Caribe, incluida Venezuela. La décima improvisada en Canarias es la modalidad de la décima popular más significativa de las islas y la absolutamente dominante entre las formas improvisatorias».

Aunque han sido tradicionalmente las disciplinas de la filología y la musicología las que han revisado el interés del arte de la improvisación, Trapero estima que los estudios deben ampliarse a otro campos porque «la improvisación poética es un acto de habla y debería ser, por tanto, objeto de estudio de la teoría de la comunicación». Y también «un arte poético, y por tanto, objeto de análisis de la literatura y de la filología».