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Arte

La dimensión inquietante en Pedro Lezcano Jaén

El filósofo y crítico de arte Fernando Castro Flórez impartió ayer una charla sobre las claves de la exposición ‘Objetos de tiempo’

La exposición ‘Objetos de tiempo’, del artista Pedro Lezcano Jaén, en el Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). | | ANDRÉS CRUZ

En el preámbulo de su intervención Sobre la (in)explicable emoción de la pintura, el filósofo y crítico de arte Fernando Castro Flórez ya advertió de que, tal como expuso el historiador y pensador Ángel González, «las buenas ideas estropean a veces la mejor de las pinturas». «No se trata de explicar o describir el sentido de los cuadros, sino de incitar a pensar en torno a ellos», apuntó este gran comunicador de la teoría y estética de las artes, antes de abrirse camino en la floresta pictórica de Pedro Lezcano Jaén.

De izq., a dcha., el artista Pedro Lezcano, la comisaria Laura T. García Morales y el filósofo y crítico Fernando Castro. | | ANDRÉS CRUZ

Y así encendió Castro Florez una serie de luminarias que alumbraron los senderos del simbolismo y realismo onírico que conforman el universo artístico de Lezcano, que exhibe una muestra representativa de sus obras de arte más recientes, pergeñadas en el último lustro, bajo el epígrafe Objetos de tiempo y el comisariado de Laura T. García Morales, y que puede disfrutarse hasta este viernes 14 de enero en el Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

El discurso de raíz psicoanalítica, la imagen de la familia como «espacios de proyección, de tensiones y de violencia, de reencarnaciones inquietantes», y la presencia de la memoria como camino de regreso constituyen algunas de las coordenadas que cimientan y cincelan una lenguaje propio de experimentaciones, obsesiones y «tiempos expandidos» en un bellísimo tratamiento de los colores.

Sin embargo, el filósofo y crítico resaltó la «inquietante extrañeza», en el sentido freudiano, que atraviesa los «objetos de tiempo» de Lezcano Jaén, pues, a juicio del ponente, la única idea que se permite esgrimir casi como axioma es «la necesidad de comprender o de asumir el carácter enigmático de la obra de arte». «Esa condición enigmática que tiene que ver con la dimensión inquietante del arte est sin duda muy presente en la obra de Lezcano, que nos produce fascinación pero también nos genera turbación e inquietud, y que desde el principio tiene que ver con la experiencia de lo siniestro, también en el sentido freudiano».

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Exposición 'Objeto de tiempo', de Pedro Lezcano Jaén Andrés Cruz

Una mirada detenida sobre esta muestra retrospectiva de 80 pinturas y escultopinturas revela en cada pieza que, como señaló Castro Flórez, «cada uno de los cuadros de Lezcano está plagado de tal cantidad de detalles, que cada elemento permite penetrar en distintas capas de sentido». Desde unas gallinas a unas briznas de hierba, a unos trozos de piedra, a la presencia de un caballo, a la ausencia de su sobra, a la herrumbre del tiempo, a las ruinas y a los trazos de la memoria, «la maestría de Lezcano Jaén es en la forma, en lo cromático y en lo textural». Y en todo aquello que no se ve, pero que se revela. Así lo expresó el crítico a través de una hermosa cita de Julian Barnes: «El arte no solo capta y refleja la excitación que encierra la vida. El arte, a veces, es incluso esa emoción».

Para quien desee horadar esas capas de especulaciones y discernimientos, la gran investigación monográfica de título homónimo, firmada por crítico y comisaria, junto con Jesús M. Castaño, reflexiona sobre estos aspectos técnicos, que bailan entre la figuración y la inspiración abstracta, y sobre este imaginario de belleza libre.

Pero Objetos de tiempo, además, permanece abierta los próximos días y Castro Flórez invitó a internarse en sus misterios como quien se mece en el vacío entre las variaciones de Bach. «El arte de Lezcano Jaén como la música de Bach que le inspira», expuso. «El arte como fuga, como posibilidad de huida de un espacio esclerotizado, donde se pone en juego la imaginación».

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