Hijo de una familia homoparental, Roy Galán, se declara aliado feminista. Gallego de nacimiento (1980) y canario de corazón, el escritor, influencer y activista LGTBI+, al que siguen en las redes más de cinco millones de personas, ofrece el 10 de marzo, a las 19.00 horas, en la sede del CCA Gran Canaria Centro de Cultura Audiovisual, una conferencia en la que se referirá a las masculinidades diversas, en el marco de la iniciativa Vacuna contra el machismo que concluirá el 11 de marzo, con su taller de escritura creativa y con el microconcierto que ofrecerá la madrileña La Otra, con cuyas letras deconstruye los mitos del amor romántico.

Según señala Galán “la lucha contra el machismo es una cuestión de justicia social y debe ser un compromiso colectivo para que el futuro sea un lugar mejor. Es importante hacer ver que los hombres ganamos con el feminismo porque también nos hace más libres y felices”, explica el escritor, para quien “la masculinidad es una cárcel” y solicita a los hombres plantearse una pregunta: “¿Dónde se colocan con respecto al machismo? ¿Frente a la desigualdad y la discriminación?”.

‘Fuerte’, su último libro editado, cuestiona la identidad que hemos construido sobre nuestros cuerpos o el tipo de hombre que nos han permitido ser, entre otras referencias que no se postulan como un manual contra los hombres, sino como una excusa para empezar a hablar sobre la convivencia entre hombres y mujeres. Para el escritor “es importante educar la mirada de los hombres para poder cambiarla; si no tenemos educada la mirada con perspectiva de género probablemente puede que no seamos capaces de ver las desigualdades. Es necesario que los hombres reconozcamos los privilegios de los que gozamos en la actualidad y reconozcamos cuál es el lugar que ocupamos en el mundo. Tenemos que animarnos a reconocer la existencia de una estructura colectiva que nos obliga a ser el hombre que deberíamos ser y que también se puede romper, porque los hombres no somos hombres desde que nacemos, sino que nos convertimos en hombres”. Para Galán, muchos de los comportamientos de los hombres son provocados hereditariamente por un vínculo secular que ha sido nefasto en la conformación de unos espíritus más tolerante y empáticos, la castración de la emoción. “Nos han obligado a ser fuertes, ser proveedores, ser cabezas de familia… muchísimas cuestiones que lo que causan es sufrimiento, al fin y al cabo”, añade. “Un hombre infeliz hará infeliz a los que le rodean. Aunque ya sólo fuera por eso, tendríamos que trabajar también porque evidentemente eso transforma el mundo”.

Autor de varios libros de poesía y microcuentos editados en Alfaguara, suele recurrir a sus redes sociales para escribir textos "sobre la vida cotidiana y sobre temas que conmueven". Sobre la educación en igualdad en España sostiene que aún quedan retos pendientes. “Hemos avanzado pero que no es suficiente. Creo que es importante trasladar a la sociedad que esa educación en igualdad no puede ser una formación puntual de dos o tres horas durante la semana del 8 M o en el mes de marzo porque sea el mes de mujer. Debe estar atravesado por todo con perspectiva de género. Así mismo es necesaria una educación sexual integral, también con perspectiva de género, sin duda. Creo que es un derecho que tiene que estar incluso fuera del alcance de lo que tu familia desee para ti, porque creo que la educación es un derecho que incluso podría hacer que estuvieras en contra de lo que tus padres piensan”.

Galán emplea frecuentemente las redes sociales para practicar su activismo reflexivo. Sobre las mismas como recurso e instrumento de comunicación global cree que “las redes forman parte ya del mundo, nos han transformado. Por supuesto que tiene muchas o algunas cosas negativas, como puede ser el odio o la comparación constante, aunque ello también forma parte de un sistema que se extiende más allá de las redes. Antes teníamos revistas con fotografías inalcanzables y ahora tenemos Instagram con cuerpos que no existen. Eso forma parte de un sistema que produce una frustración, pero en Internet también existen lazos afectivos de identificación de referentes de recursos muy potentes. Quiero creer que las redes hacen más bien que mal”, concluye.