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Teatro

‘Tamora’, una mirada femenina a la tragedia maldita de Shakespeare

Mario Vega dirige esta versión de ‘Tito Andrónico’ representada por cinco actrices y que llegará al Teatro Pérez Galdós en junio

Un momento de la representación de la obra ayer, en el local de ensayo, poco antes de la presentación. | | EFE/ELVIRA URQUIJO

La obra más sanguinolienta de Shakespeare, Tito Andrónico, que tiene la aureola de ser su tragedia maldita «ya que su representaciones suelen salir mal y fracasan», llega al Teatro Pérez Galdós con el título de Tamora, los días 8, 9 y 10 de junio, en el marco de las Fiestas Fundacionales de la ciudad y desde una mirada femenina. Así, con el nombre de la reina goda cautiva de Tito que se convertirá en la vengativa emperatriz de Roma, la primera obra del proyecto de artes escénicas Segunda Lectura, cuya filosofía se sustentará en la revisión de textos magistrales del teatro de la literatura universal, abordándolos desde una visión contemporánea e innovadora en su puesta en escena, está escrita para la ocasión por el dramaturgo uruguayo Gabriel Calderón, con dirección escénica de Mario Vega.

Las actrices Andrea Zoghbi, Yanara Moreno, María Filomena Martignetti, Saray Castro y Rosa Escrig realizaron ayer un breve ensayo en el taller que la compañía tiene ubicado en un polígono industrial de la ciudad, ya que el montaje incluirá un escenario móvil central y unas gradas alrededor, que sólo permitirá a 187 espectadores por función disfrutarlo en modo 360 grados y cuyos ensayos abiertos a los que podrá acudir el público darán comienzo a partir del 15 de mayo. El director Mario Vega señaló que han aprovechado la leyenda de maldita para partir de las discusiones de una compañía que, tras un estrepitoso fracaso en su estreno en el teatro Pérez Galdós, «reflexiona sobre los cambios que habrían introducido» y en el que se utiliza mobiliario antiguo del propio teatro.

Vega hizo estas declaraciones en una presentación que contó con las presencias del director general de la Fundación Auditorio y Teatro de Las Palmas de Gran Canaria, Tilman Kuttenkeuler y la consejera de Cultura del Cabildo grancanario, Guacimara Medina. Gabriel Calderón sitúa esta historia de venganza, violencia y crueldad extrema en el contexto del desastroso y caótico estreno de la citada obra por parte de la compañía que se reúne en el transcurso de una cena para reformular el proyecto y urdir nuevas ideas que desemboquen en un golpe de estado a la dirección y poder así salvar el espectáculo de la catástrofe. Mario Vega avanzó que la representación es a veces «cómica y sarcástica, pero dolorosa y sangrienta, a partir de una mirada femenina que se construye enfrentada al drama que destila el texto original y desde la perspectiva diferente de cinco mujeres actrices».

Problemas

El objetivo del director es incitar a pensar sobre problemas o defectos de la sociedad contemporánea, de los que el clásico de Shakespeare es «un reflejo», pese al tiempo transcurrido desde que fue escrito, al mostrar bajas pasiones y comportamientos violentos que, aunque con nuevas formas, persisten hoy en día y hacerlo «desde la implicación del público», situándolo en plena escena.

En su opinión, presenciar Tamora es «como ver en paralelo dos obras de teatro» encerradas una en otra, ya que «son muchas las escenas de Shakespeare» que, tal y como él las creó, se interpretan, de hecho, a lo largo del montaje. Los personajes masculinos de la obra como son el príncipe Saturnino, el godo Lucio o el el propio Tito Andrónico no aparecen en el montaje, pero mantienen su presencia por vías inusuales que compensan su ausencia física. Algo que consiguen en el fragmento exhibido en cuestión, por ejemplo, haciendo objeto central de sus discusiones a uno de ellos, un imaginario actor famoso contratado como reclamo para el público en el papel protagonista que resulta ser un fiasco y la primera causa de que el estreno no alcanzara el éxito soñado. Vega subrayó que se trata de una mirada de cómo la mujer desmonta esa propuesta escena en esa otra visión para que no fracase como fracasó.

«El espectáculo empieza con la entrada del público al que los personajes se presentan en los mismos pasillos hasta el escenario donde estará montado el escenario hasta llegar a lo que yo he llamado un Teatro Pérez Galdós itinerante», señaló. «El espacio va girando y permitimos de que cada espectador tenga una vivencia única porque no es lo mismo verlo en la primera fila que al final de la grada», y cómo cada una de las actrices verían el Tito Andrónico para llegar a un estreno en condiciones construyendo cada fase de la obra». Para las actrices este espectáculo, que es dominado por hombres como el director o el productor, hace que entre en crisis, y ellas adquieren los diferentes roles de esos personajes que interpretan en esa mesa de cocina donde actúan permanentemente».

Vega recordó que es una de las obras más incipientes de la primera etapa de Shakespeare, que destaca por el nivel de sangriento de la violación de Davinia o el asesinato del hijo de Tamora, «y eso es lo que tiene la fuerza de su representación». El director reconoció que hacía muchísimos años «que quería acercarme a esta obra que, dentro de lo naif, tiene todos los ingredientes shakesperianos de venganza, muerte y sangre» y es una continuidad de lo que sucede hoy, ya que traicionamos, difamamos, nos inventamos bulos, construimos mentiras o derramamos sangre por celos o intereses».

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