La Biblioteca de Artistas de Canarias (BAC) ha incorporado a su colección a uno de los artistas más destacados, experimentales y relevantes de Canarias, Juan Hidalgo (Las Palmas de Gran Canaria, 1927- Ayacata, 2018), el creador ajeno a la norma, Premio Nacional de Artes Plásticas.

Se trata del volumen nº 71 de la Colección Biblioteca de Artistas de Canarias, editado por el área de Cultura del Gobierno de Canarias, que se presentó ayer en el Centro de Arte La Regenta, con las presencias de Fernando Castro Flórez, filósofo y autor de los textos; Carlos Astiárraga, comisario de varias exposiciones de Hidalgo; y Carlos Díaz-Beltrana, director de esta colección que pone en valor las investigaciones y creaciones artísticas que se desarrollan en el Archipiélago.

El monográfico dedicado a Juan Hidalgo explora la obra de este célebre artista multidisciplinar, impulsor de la performance, cuya brillante obra desafió toda normatividad estética, lo que le permitió alcanzar una importante proyección internacional. Así, en esta publicación se podrá encontrar un estudio en profundidad de la trayectoria de Hidalgo a través de los textos de Castro Floréz, quien indaga en una creación y una vida disidentes, en las que la libertad, la acción, la conciencia periférica o el deseo marcaron profundamente su trabajo.

También Premio Canarias de Bellas Artest Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura español, Hidalgo dedicó su vida a la creación de una obra que se abarcó la música, la composición, la fotografía, la pintura, la performance y la poesía. Estudió piano y composición en París y en Ginebra. En 1964, junto a Walter Marchetti, crea Zaj, uno de los principales grupos de vanguardia musical, escénica, artística y poética del siglo XX. A través de este, desarrollaron un torrente de actividades experimentales relacionadas con el accionismo, las performances, el teatro musical, los conciertos de música experimental, las instalaciones, el nuevo arte postal, los libros de artista, la poesía visual y objetual, así como la fotografía de acción.

La profunda relación que establece con John Cage, fue esencial para adentrarse en «la música de acción», a través de la performance y el happening, y hacer florecer un trabajo de carácter heterodoxo, en ocasiones provocativo, que entendía el arte como la propia vida y que desarrolló hasta el final de su vida.

En palabras de Castro Flórez: «Juan Hidalgo es, como su admirado Cage, un «maestro de nada», y su vida puede ser entendida como un complejo koan. Algo simple y, acaso, maravilloso como ese tiempo en el que puede acontecer lo inesperado o darse lo inaudito».