Un grupo de internos de la prisión Las Palmas I exorcizan sus demonios interiores en las tablas con su participación en la obra Papá, esta vez sí que se representa en la Sala Insular de Teatro (SIT) hoy y mañana a las 19.30 horas.

El montaje, que abre la temporada 2022 / 2023 de este recinto de la Avenida Primero de Mayo, y que constituye una reflexión sobre la paternidad responsable, está dirigido por Grazia Isoardi con el apoyo de Hestia, una asociación formada por profesionales de diferentes ámbitos cuyo objetivo es llevar a cabo una labor social que pueda mejorar la vida de las personas a través de proyectos y programas socioeducativos.

La iniciativa se enmarca además dentro de la realización de diferentes talleres de teatro llevados a cabo previamente en las dos prisiones grancanarias para facilitar un espacio donde, a través de una obra de teatro construida de forma colectiva, los internos puedan tomar conciencia de sí mismos y de los demás, así como desarrollar ciertas competencias personales.

Financiado por la Viceconcejería de Igualdad y Diversidad del Cabildo grancanario, la iniciativa también ve la luz gracias al proyecto Padres y madres sin fronteras que incluye todas las intervenciones en prisión y la escuela de padres. Elena Martín Hidalgo, técnico de la Asociación Hestia y encargada de producción, coordinación, iluminación y música de la obra, subraya que, en realidad, los actores que intervienen, «son un grupo mixto» porque es una obra coral en la que hay cuatro actores que están en régimen de privación de libertad y que están en centros penitenciarios de las islas, pero también hay dos que estuvieron en algún centro y ya están en libertad, a los que hay que añadir otros cinco voluntarios que han encontrado su lugar en este grupo.

Inclusivo

«Es un grupo inclusivo», subraya. «Y esta es una estrategia para favorecer la reinserción de estas personas en la sociedad». El grupo de los cinco voluntarios suele ser muy variopinto, pero «son gente que tiene afinidad con el proyecto y unas ganas de estar con esas personas, descubrir quiénes son, y que esos miedos desaparezcan aproximándose a ellos».

Los cuatro internos del centro penitenciario Las Palmas I están utilizando los permisos reglamentarios que tienen, y que sirven para que pueden salir y apuntarse a una talleres o clases, para ir a los ensayos. El argumento parte de once hermanos cuyo padre se ha ausentado durante la mayor parte de su vida, que llevan 20 años esperándolo, y esta vez su padre les ha dicho que va a venir a verles definitivamente y por eso se han reunido para prepararles una gran fiesta.

«Se trata de 11 antiguos niños convertidos ahora en hombres encarcelados, pero también en padres, y cuyas vidas esperan el regreso a la libertad. Y lo que vemos es la reunión son los encuentros, desencuentros, emociones, reflexiones de todos ellos», aclara Martín. «Y en todo eso intentamos establecer un diálogo con el público sobre temas como la paternidad, la responsabilidad con los hijos, el que si se puede ser un buen padre aunque el tuyo haya estado ausente durante veinte años, porque hay algunos de los actores que tienen hijos y se preguntan cómo van a educar a sus pequeños si a su vez no han tenido un padre que les haya enseñado».

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Montaje de 'Papá, esta vez sí' de los centros penitenciarios Las Palmas I y II La Provincia

Los cierto es que cada uno de los personajes, que interpretan actores que responden a los nombres de Ahmet, Anxel, Ayoze, Brian, Hernán, Javier, Jonás, Mortalla, Olivier, Raúl, Sidinia y Victoriano, «cada uno tiene su personalidad y espera una cosa diferente del padre y tiene una idea».

El origen de la historia es de un centro penitenciario en Italia. «La Asociación Hestia, a través de su grupo de teatro social, tiene un convenio con una asociación italiana llamada Vocci Erranti, y allí el teatro en la cárcel tiene una tradición muy larga de 30 o 40 años», afirma la técnico. «Nosotros tenemos este convenio y la idea surge de una de esas cárceles en donde trabajan ellos en Italia».

Desde Hestia trajeron dicha obra a Las Palmas de Gran Canaria en 2019, y se presentó en el centro Penitenciario Las Palmas I con un público reducido. Posteriormente, y «a través de unos ejercicios de improvisación y creación teatral los actores del centro aportaron o terminaron el guión con sus propias vivencias, sus propias palabras y experiencias de vida» se montó una obra nueva. Se trata, por tanto, de «otros actores y otras historias de vida, porque este es un teatro que se adapta al actor». También hay que señalar que el montaje cuenta con «una escenografía que recuerda al teatro povera o teatro pobre, muy sencillo, con muy pocos elementos en escena, pero con un carácter muy fuerte e importante», aclara.

No es la primera vez que estos internos y ex internos grancanarios participan en la SIT en un proyecto de estas características. Sin ir más lejos, hace unos meses, ya protagonizaron Al límite, con el que obtuvieron el Premio Nacional de Teatro en Centros Penitenciarios en el año 2020. «La eficacia de la herramienta del teatro social como reinserción está comprobado científicamente porque hay estadísticas que lo avalan», señala Martín. «Yo siento en estas personas van desarrollando competencias personales. Noto como sube su autoestima, mejora su capacidad de relación y empoderamiento, aumentan sus habilidades comunicativas y su capacidad para procesar sus propias vivencias, y su inteligencia emocional».

La técnico subraya que «es algo que no es subjetivo, que está completamente estudiado y ese es el motivo por el que también lo hacemos, aparte de que nos encante, pero tiene un objetivo práctico de ayuda a este proceso de la reinserción y de la transformación social y personal de los individuos».

Los internos pueden así identificar y expresar emociones, reforzar su autoestima o establecer y mantener un compromiso con un grupo de trabajo coordinado por el asistente de dirección y preparación del grupo de actores Graziano Pellegrino. Elena Martín recuerda que «hemos ganado dos premios en el certamen de teatro en centros penitenciarios». Y «debemos dar las gracias que desde la Fundación de las Artes Escénicas y de la Música de Gran Canaria nos abran la puerta desde la Sala Insular de Teatro del Cabildo».

Para la responsable de la pieza, «las dudas llenas de culpa, el sentimiento de irresponsabilidad y la nostalgia por una infancia negada cobran vida en el escenario, en un contexto festivo que tiene sin embargo el sabor amargo de la ausencia». Un obra, en definitiva, «de creación colectiva que recoge las vivencias y pensamientos de 11 hombres privados de libertad, constituye una reflexión en torno a la figura del padre y responde a la necesidad de narrar y narrarse».