El Premio Planeta 2022 ya tiene nombre: Luz Gabás Ariño. La escritora, exultante, oyó el fallo entre los cientos de aplausos que llenaron el Museo Nacional de Arte de Cataluña al serle concedido el galardón de un millón de euros con el prestigio de quien se alza triunfante gracias a una narración plagada de amor, arrojo, y el ímpetu por abrirse a la vida bajo el título Lejos de Luisana. Con ella, la finalista Cristina Campos logró con Historia de mujeres casadas los 200.000 euros que refrendan una obra donde la sororidad entre sus protagonistas ha conmovido al jurado. 

La plica, abierta, desveló las identidades de las escritoras que subieron al escenario a sufrir los nervios. La primera, con Hoja de fresno y Río abajo, describió la entrega como «una novela que une dos temas que me obsesionan: la pasión y la razón», destacó Luz Gabás, ligada desde sus inicios a la casa. «Como dice uno de mis personajes indios, no pidas una vida fácil, pide fuerzas para soportar una vida difícil», describió ante el tesón con el que ha atravesado los últimos tres años y la pandemia con el fin de reencontrarse con la literatura de la que es incapaz de renegar. Como el fresno con el que se nombró, resistente y eterna, la resiliencia del sufrimiento pasado ha desembocado en un hilo que conjuga las batallas del control colonizador del siglo XVIII en Norteamérica con las alas abiertas a la libertad que beben de la Revolución Francesa.  

La educación y la creatividad

Minutos antes, Cristina Campos temblaba de la emoción, «¡me ha costado más escribir estas siete líneas que mis páginas!». Tres amigas comparten sus vidas mientras las frustraciones, deseos, alegrías y retos del día a día las arrollan contra la cotidianidad a la que han de hacer frente. Incapaz de entender el sexo sin el amor, los desafíos de la protagonista periodista plagan las páginas que presentó con el seudónimo de Gabriela Hausmann y El amante de mi mujer. "Hablo con honestidad de los matrimonios", más cuando la independencia económica empodera a las mujeres actuales. Con la vista puesta en la ministra de Educación, Pilar Alegría, el éxito no empañó el deseo por reivindicar la creatividad en los espacios colegiales, sobre todo cuando ella misma en su adolescencia fue expulsada del instituto en el que estudiaba por suspender algunas materias. "Quién sabe si treinta años más tarde ese niño descarriado ganará el Premio Planeta"

A su lado, Gabás, quien fue alcaldesa durante una legislatura en un pasado que recuerda con sorpresa cada vez que se lo comentan, zanjó diciendo: "Menos política y más lectura". A colación de lo comentado por su compañera de ficción, subrayó la necesidad de perderle el miedo a lo memorístico frente a lo creativo, más cuando relató que su hijo está más ligado a la literatura al haber leído el género con el que su madre ha ganado la ocasión, "pondría como asignatura obligatorio el teatro".

La autora Cristina Campos, finalista del LXXI Premio Planeta. Kike Rincón

Cristina Campos y Canarias

La también reconocida por el éxito de Palmeras en la nieve, recogió emocionada la estatuilla ante la mirada de más de mil personas que hacían reverberar la Sala Oval del Museo Nacional de Arte de Cataluña. Con la presencia de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, el ministro de Cultura, Miquel Iceta, Joan Subirats, ministro de Universidades, Natàlia Garriga, consellera de Cultura de la Generalitat, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras, y más de un centenar de escritores y celebridades del momento, la flor y nata atravesaron la velada literaria animada por las quinielas que se iban susurrando entre bastidores.

Como curiosidad, Campos posee un vínculo especial con Canarias, dada que su primera novela, Pan de limón con semillas de amapolas, fue rodada en Gran Canaria bajo la dirección de Benito Zambrano a comienzos de 2021. Esta extraña conexión atrae la mirada a las Islas de una escritora que vuelve a situar la intimidad en el corazón de su habitación propia.

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Quedan atrás las discusiones suscitadas por Carmen Mola cuando son dos firmas femeninas las que encabezaron el fallo. El contexto colonial de la ganadora da pie a una batalla en el río Misisipi, aunque Gabás huye de las coyunturas actuales, pues ella solo quiso hacer una novela con tres características que aprecia como fundamentales: enseñar, entretener y conmover. Pasión, historia, creencias desmitificadas, así se conjugan las temáticas entre los dos tomos cruzados, "me he desnudado psíquicamente", confesó por su parte Campos. Aludió a la escucha activa de sus círculos para establecer esta apreciación moderna del matrimonio, ya que relata que "no es el matrimonio el que acaba con el amor, sino los hijos".

La retransmisión en directo congregó en los LXXI Premios Planeta a los miembros del jurado, compuesto por José Manuel Blecua, el tinerfeño Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Belén López. En esta ocasión, la gran ganadora toma su escrito como un fresco "en donde retrata la vida", añadió Gabás. "Esta novela, para mí, transita entre la Ilustración y el Romanticismo, tiene la parte de la lógica y la razón del contexto, pero anticipa el próximo siglo", describió en el periplo que realizó en su investigación. Queda esta aventura ya para la posteridad del legado del Premio que busca la perdurabilidad del embrujo de las letras y su eterna narración.