Boubacar Boris Diop (Dakar, 1946) es un periodista y escritor que se toma muy en serio su labor de hacer reflexionar y ofrecer literatura útil a la sociedad. Duda de sus propias convicciones, se hace preguntas. Boris Diop es más que consciente de que su herramienta de trabajo —el lenguaje— además de ser el vehículo de su lucha, su mayor aliada, es también un obstáculo: las lenguas coloniales como el francés, son inaccesibles para la mayor parte de los lectores africanos que tienen otras lenguas maternas, lenguas africanas como el wolof. Por eso, su ponencia que hoy se presenta en el CAAM de la capital grancanaria en el marco del VI Curso de Civilización Africana, lanza al aire y al público una pregunta: ¿Para qué sirve la literatura africana?

¿Por qué ha decidido titular su ponencia con la pregunta de para qué sirve la literatura africana?

Por dos razones. Desde fuera, la gente piensa que la literatura africana es igual en todo el continente. Pero hay muchos tipos de literatura africana y no hay conciencia sobre eso. Escribimos libros y la gente necesita dinero para comprarlos. Y no lo tienen. Tienen otras prioridades: salud, comida, etcétera. Y, lo más importante, es que estos libros están escritos en francés, en inglés, en portugués o incluso en español, como en Guinea Ecuatorial. Y la gente no los puede leer. En Senegal, solo entre el cinco y diez por ciento de la población puede leer en francés. Entonces, ¿qué significa ser un escritor francófono en Senegal? De hecho, la pregunta gira en torno a la cuestión de la existencia de la literatura africana, la pregunta es si realmente existe. La gente no lee, oyen hablar sobre los escritores en la tele, en la radio, en los periódicos... Y no pueden comprar libros. Por otro lado, la gente que tiene el suficiente dinero para comprarlos, no lo hace porque no pueden leerlos. Por un lado está la situación económica y por otro el problema del lenguaje.

Teniendo en cuenta este problema económico, ¿en qué sentidos puede ser útil la literatura africana? En otras entrevistas ha recalcado que la literatura en el continente nació con el propósito de luchar contra la colonización, como una herramienta política. Si la gente no lee, ¿cuál puede ser su propósito? 

Cuando planteo esta cuestión, no significa que no sea consciente del rol que jugó la literatura africana en la liberación del continente. Hubo movimientos como la negritud, el Congreso de Escritores y Artistas de París en 1956 y de Roma en 1959, y hay muchos escritores que han tenido un gran impacto, como Ousmane Sembène. No estoy diciendo que se tiren al fuego todos los libros escritos por autores africanos. Solo digo que todavía no son suficientes y que a día de hoy necesitamos una revolución. En los 50, en los 60, sí, se hizo un gran trabajo, porque se hizo lo que se podía hacer. Pero ahora, 60 años después de la independencia, siento que es momento de cambiarlo todo. Estamos en una nueva era. Siento que la gente necesita leer libros en su lengua materna. Y cuando me refiero aquí a literatura africana, me refiero a la literatura africana escrita en lengua extranjera. En este sentido hay un debate. El gran filósofo y novelista keniano Ngugi wa Thiong'o, en su obra Descolonizar la mente, dice que las novelas africanas escritas en lengua extranjera, no son literatura africana. Es literatura afroeuropea.

En Senegal, solo entre cinco y diez por ciento de la población puede leer en francés

¿Y usted está de acuerdo con el planteamiento de Ngugi wa Thiong'o?

Sí, totalmente. Pero algunas veces dudo. Tenemos otro gran pensador de Senegal, Cheikh Anta Diop. Él dice que la literatura en francés, portugués, inglés, también es literatura africana. Pero él considera que es una especie de paréntesis. Piensa que si se considera la historia de la literatura africana desde los comienzos, hace 1000, 500 años, este fue un corto periodo de tiempo en el que los escritores africanos escribían libros en lenguas extranjeras. Y para él, esta literatura es perfectamente africana. Pero será reemplazada algún día por literatura africana escrita en lenguas africanas. Por eso la considera una literatura de transición. 

¿Piensa que la literatura tiene que ser siempre útil de alguna forma? ¿Qué ocurre con otros géneros como ciencia ficción o fantasía? ¿Tienen espacio en esta visión?

Sí, o las historias de amor. En África, tenemos una situación específica en la que es entendible que alguien como yo quiera una literatura útil. La gente sufre, países como Senegal no son libres, Senegal no es un país soberano. Y la falta de soberanía puede llevar a la catástrofe. Un ejemplo es el genocidio de Ruanda, que en parte tuvo lugar porque el país no era libre. Entonces la falta de independencia, la pobreza y también un liderazgo corrupto, la falta de hospitales... Con todos estos problemas sociales, quieres que todo el mundo haga algo al respecto, especialmente los escritores, que son los que pueden tener un impacto en la manera en la que piensa y actúa la gente. Pero si miras un país como Suecia, Dinamarca o Suiza, puedes entender que haya escritores que escriban sobre flores, sobre las estrellas en el cielo, el amor... Pero eso no significa que si alguien en Senegal o en Nigeria escribe una gran historia de amor, como Romeo y Julieta, no me vaya a gustar, no, no, no. Es solo mi preferencia. No soy un policía de la literatura. Pero prefiero libros sobre problemas reales, que puedan ayudar a la gente a cambiar la condición humana. 

¿Hay algún autor que vaya a destacar en su ponencia? 

Sí. Ngugi wa Thiong'o, el sudafricano John Coetzee, otros autores de América Latina... También mencionaré un autor senegalés que escribe poesía en wolof. Autores que han hecho mucho por la emancipación de África. 

La falta de soberanía puede llevar a la catástrofe. Como en el genocidio de Ruanda

¿Cuál debería ser el propósito de los escritores y escritoras africanos en este mundo globalizado en el que aún prevalecen dinámicas neocoloniales? 

No hay nada malo en la globalización. Es un hecho. Por ejemplo, durante la pandemia del coronavirus lo vimos muy claro. Pero, para mucha gente, la globalización puede significar occidentalización. Pueden decir: bueno, no necesitamos nuestro idioma, tenemos el francés, el inglés, es más práctico. Pero la lengua tiene una función dual: la primera es muy pragmática, la comunicación en el día a día. Pero, en el nombre de la globalización, no te puedes deshacer de tu lengua materna, la necesitas. Hay un escritor senegalés, Birago, que dice algo muy importante que diré en francés: L'arbre ne se elève vers le ciel qu'en plongeant ses racines dans la terre nourricière. Si quieres ser universal, primero tienes que trabajar en tus particularidades. Y eso se aplica a cada país africano y a África como continente. La globalización está muy bien, pero las personas quieren ser ellas mismas.