Entrevista | Humberto Orán Presidente de Musiespaña, hermano y representante de María Orán

«María Orán no ha muerto; está en nosotros, en su maestría y legado»

«Se fue a Madrid a estudiar piano, que era su verdadera vocación; eso no lo sabe mucha gente», afirma

Humberto Orán, presidente de Musiespaña y hermano de María Orán.

Humberto Orán, presidente de Musiespaña y hermano de María Orán. / MARÍA PISACA

Cinco años han pasado desde el fallecimiento de la magistral soprano tinerfeña María Orán. La Fundación CajaCanarias, que esta semana ha fallado también la edición 22 del premio de música que lleva su nombre, organizó un homenaje con su hermano, Humberto Orán, y el cantante Celso Albelo.

María Orán fue, sin duda, una de las principales voces que ha dado el Archipiélago. Usted, además de ser su hermano, fue su representante durante mucho tiempo. Se sabrá al dedillo su trayectoria...

La versatilidad de su repertorio la llevó a cantar diferentes géneros, por no decir prácticamente todos los géneros de la música. Cantó ópera, zarzuela, abordó mucho el mundo del recital con piano, el oratorio, la ópera en concierto. Cantó en toda Europa, en muchísimos lugares de Asia, en América y en los grandes festivales del mundo: desde Osaka a Edimburgo. Estuvo en todas las grandes capitales europeas, Berlín, Viena, París, Londres, Varsovia y en los principales festivales españoles.

El quinto aniversario de su fallecimiento, que tuvo lugar el 10 de marzo de 2018, es un buen momento para el recuerdo. Todo el mundo coincide en destacar dos cosas sobre ella: que siempre llevó a gala su condición de canaria y su inmenso amor por la docencia.

Correcto, todo eso es cierto, absolutamente. De hecho, así me lo comentaban estos días los concursantes que se presentaban al premio que lleva su nombre y que concede cada año, desde hace 22, la Fundación CajaCanarias.

De hecho, el homenaje ha coincidido con la semana de la final del Premio María Orán, que fue el jueves.

Sí, es un premio para el mejor cantante o para el mejor instrumentista. Un año se hace de canto y otro con música de cámara. Este año, afortunadamente, ha tocado canto. Lo digo porque al coincidir con el quinto aniversario de su fallecimiento es bueno que se oiga la voz, es lo suyo. Mucha gente me ha dicho estos días que María no se ha muerto, María está en nosotros, en su maestría, su bonhomía, en su técnica vocal. Todo eso nos lo trasladamos unos a otros. Es una especie de sabiduría circular porque supo infundir en sus alumnos las ganas de enseñar y de enseñar bien, de preocuparse por el alumno y darle una formación completa, no solo la de la técnica vocal sino la de la música, amar la literatura, la poesía, la danza... Todo eso configura a un músico completo, cuando se entiende el texto y qué quería el autor. María, y habla ahora más el representante que su hermano, profesaba un enorme amor y un enorme respeto por la música y, por ende, a sus alumnos y a toda la gente que se acercaba a ella para pedirle consejo sobre repertorios y demás.

Sus alumnos ya dan clases, son profesores o se suben a los mejores escenarios del mundo. Ellos mismos dicen que su legado, su pedagogía y su personalidad afectuosa sigue vivo en muchísima gente. Ese es el mayor piropo que me pueden decir como hermano, por su puesto. Por otro lado, la Fundación CajaCanarias ha sido la artífice de todo esto y hay que destacar la labor que hacen con este y otros premios culturales, también en otras especialidades.

Albelo, que actuó en el homenaje, también fue alumno suyo.

Celso Albelo y María tuvieron una relación personal y humana hermosísima. Mi hermana admiraba muchísimo a Celso y cada vez que le oía cantar le escribía rápidamente. Tenían una relación epistolar moderna, justo estos días me lo comentaba el propio Celso. Siempre le ofrecía consejos, en su papel de maestra.

María Orán fue una mujer adelantada a su tiempo. Salió muy joven de su tierra para continuar formándose en Madrid y desarrolló una carrera profesional intensísima.

Es curioso, porque María salió de Tenerife después de haber estudiado dos carreras: la de piano y la de canto, por ese orden. Piano con una mujer, Victoria López Carvajal, grandiosa pedagoga, y la carrera de canto bajo la dirección de Lola Trujillo, otra estupenda cantante y profesora. Se fue a Madrid para estudiar piano, que era su vocación. Eso no lo sabe mucha gente. Fue a que la escuchara José Cubiles, el famoso pianista que estrenó Las noches en los jardines de España, de Manuel de Falla. Ya era muy mayor y, en cuanto la oyó, la aceptó inmediatamente como alumna. Pero María no se resistió a que Lola Rodríguez de Aragón la escuchara. Cuando la oyó, le dijo que tenía que ser cantante. Tuvo que decidir y al final optó por el canto. Con 19 años debutó con la Orquesta Nacional de España.

Ella decía que quizás como pianista no hubiera tenido la gran carrera que tuvo.

Es muy posible porque el piano era mucho más competitivo. Si entonces había cuatro cantantes en España, por poner un ejemplo, pianistas habían 4.000. Abrirte camino ahí era mucho más difícil en aquel momento.

María Orán es un ejemplo destacable de la asombroso abanico de voces de estas Islas, que no para de crecer. Es un fenómeno digno de estudio.

Tenerife, como dice un amigo mío, debería llamarse tenor-rife. Y también pasa en otras Islas: Jorge de León, Celso Albelo, Francisco Corujo, Airam Hernández y un larguísimo etcétera. Lo que sí creo es que lo que hace falta en estos momentos en Canarias son buenos pedagogos. No hay los suficientes, es lo que creo. Las voces de canarias necesitan más profesores a su altura. Tenemos una materia prima excelente pero hay que saberla tratar.

Suscríbete para seguir leyendo