Candela y ruido

La pegada de Dyatlov

La electrónica y el desencanto suman fuerzas en el segundo disco del grupo

Carlos y Déborah son Dyatlov.

Carlos y Déborah son Dyatlov. / por job ledesma

Hacia el punk desde la electrónica. Pero no la electrónica que hace rugir a una guitarra, no, la electrónica propia de sintetizadores y cajas de ritmos. Ese es el principio de Dyatlov, un dúo que reúne a Déborah y Carlos, conocidos de la escena alternativa tinerfeña y que, tras la separación de su anterior proyecto La Masacre, decidieron hacer algo nuevo juntos, algo totalmente diferente. Los dos tienen pasado en el rock más ruidoso y Dyatlov es electrónica pura y dura, podríamos decir que es electro punk o tecno peleón. ¿Cómo se reinventa un rockero en las nuevas aguas de la electrónica? Déborah: "Ha supuesto un poco de cambio en mi forma de cantar aunque no he perdido la actitud punk y hardcore que me caracteriza. Ha sido muy gratificante". Carlos: "Personalmente ha sido una experiencia enriquecedora y a su vez de mucho esfuerzo en el aprendizaje. Ya llevaba tiempo trasteando con la electrónica en casa, pero solo para mí. Con la guitarra me sentía limitado, ya que solo sabía hacer ruido. Eso y que dejó de interesarme cuando descubrí los sintetizadores y las cajas de ritmo".

Como dúo las decisiones son más sencillas y el trabajo se divide de manera equitativa: "Esto es un 50/50. Yo (Carlos) suelo crear una base y Debo me va guiando en sonidos, arreglos y la producción en sí. Con las letras y melodías pasa lo mismo, nos gusta escribir tanto juntos como por separado, después las unimos, las reescribimos, tachamos, quitamos, añadimos y al final se convierte en una letra, pero siempre somos más productivos cuando escribimos juntos, lo que sí tenemos claro es hacia dónde queremos llevar nuestro mensaje".

Dyatlov presenta en estos días su segundo disco, Tenía la rara virtud de no existir por completo, coeditado por Los 80 Pasan Factura e Invasión Amistosa. El dúo es un proyecto de múltiples capas, desde ese nombre a partir del ahora popular suceso del paso ruso ("Nos inspira ese hecho por cómo puede tener tantas interpretaciones, la controvertida verdad puede ser muy abierta y fruto también de una gran mentira, gana lo que quieres oír sin invalidar otras opiniones"), hasta unas letras con múltiples cargas de profundidad. Citan como gran inspiración al poeta futurista también ruso Vladímir Mayakovski. Primero por la calidad de artista polifacético, pues en Dyatlov cuestiones como las visuales, la puesta en escena, el mensaje y el vestuario son también esenciales. La gran referencia de Mayakovski es a través de su visión de mundo: "Los futuristas rusos buscaban causar escándalo y llamar la atención anunciando que repudiaban el arte estático del pasado. El poeta y pintor vanguardista rechazaba las normas del universo burgués, buscaba una revolución que incluyera a todos en un sistema equitativo, la lucha obrera o el desempeño contra las injusticias sociales, tan presente en nuestras letras".

Texxcoco bajaron de marchas tras una época de hiperactividad. Se les echaba de menos y están de vuelta renovados. Este single es el primero de tres, con idea de encerrarse en verano a grabar un LP en la calle para noviembre. La banda grancanaria afincada en Madrid juega bien las bazas del regreso. Puro terror es Texxcoco pero es otro Texxcoco; es su primera canción cantada en castellano, detalle en apariencia pero que lo modula todo. Ahora la melodía sigue otros devenires más cantables sin perder el ruidismo de la base. Comentan que incluso el próximo single será más pop. Nuevos tiempos para Texcoco.

The Blues Riders es de esas bandas capaces de manejarse con solvencia en los diferentes formatos del legado musical estadounidense. Su nuevo trabajo recorre con versatilidad variados registros que parten de su blues nominal para explayarse por muchos palos. El cuarteto grancanario, en su ya segundo disco, hacen un manejo muy eficaz de su evidente virtuosismo, siempre a favor de obra y de que la canción crezca, sin exceso de egocentrismo y florituras. De la tranquilidad al baile, de lo más acústico a la descarga eléctrica, armónicas y hammond; una muestra de cómo tratar al blues con pasión.

[object Object][object Object][object Object]

El verano pasado fue el de Bad Bunny, y este año también y yo qué sé cuánto tiempo veremos a Benito en la cúspide. La cuestión para los diyeis es no ya que te pidan temas, sino que exigen a Bad Bunny. Un par de productores, ante la coña evidente, lanzaron el diciembre pasado el tema Play Bad Bunny. La obra de Crooked & Trayze empezaba con la frase: «Diyei, ¿tú aceptas request?». La gran pregunta. ¿Los DJ aceptan peticiones? Mi experiencia personal con el trato a mis colegas es que no, que en general lo llevan muy mal, que no les gusta nada que les pidan temas. Me cuesta comprender esa postura porque entiendo el trabajo del DJ como la persona que debe hacer que otras personas se lo pasen bien, y si las peticiones facilitan y canalizan tu trabajo, al final son una gran ayuda. Sigo la máxima de: «petición atendida, un nuevo fan satisfecho».

Creo que lo mejor para el DJ es saber comprender cómo, dónde, cuándo y para quién pincha. Las peticiones, las request, muchas veces son de gran ayuda en ese proceso.

Ahora viene el pero que siempre existe: la generación TikTok, que busca la microsatisfacción inmediata, se salta ciertas normas elementales de convivencia. Ya les hablé hace tiempo de esa cuestión tan desagradable de hacer gestos de desaprobación al DJ. Ahora hablo de otra cosa, de cuestiones elementales que cualquier persona con un mínimo de inteligencia y saber estar descubriría antes de hacer una petición.

La primera es que el DJ está haciendo un trabajo. Así que si haces peticiones, que sean rápidas y preferiblemente con un cartel en el móvil. La segunda es que antes de hacer la petición, escucha qué está sonando y el ambiente habitual en la sala, porque de repente lo que pides no encaja en absoluto con lo que suena. La tercera es la elemental: la educación; la educación es un rasgo curioso, nunca sobra, al contrario: cuando creas que eres educado, tienes que serlo aún más. No saben cuánto agradecemos un: «Hola, disculpa que te moleste, ¿no te importaría por favor… (play Bad Bunny)?». El asunto de la educación entra también en el campo de que si ven que nos están volviendo locos con un exceso de peticiones, no acrecienten esa distracción.

Ah, y por favor, nunca hagan esto: pedirnos el Cumpleaños feliz (es cierto, hay locales que prohíben poner ese tema y aunque no sea así, te vamos a dar esa excusa ramplona) y usar cualquier excusa banal como: «Mira, es que es el cumpleaños de mi amiga», para que pongamos un tema. No caigan tan bajo.