Sueños de un viejo gaucho

Lumen vuelve a publicar el volumen que recoge el núcleo de la obra de Jorge Luis Borges dos meses después del fallecimiento de María Kodama

Sueños de un viejo gaucho

Sueños de un viejo gaucho / Santiago Ortiz Lerín

Santiago Ortiz Lerín

Dos meses después del fallecimiento de María Kodama (Buenos Aires, 1937- Vicente López, 2023), la viuda de Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899-Ginebra, 1986), Lumen vuelve a publicar el volumen que recoge el núcleo de la obra de uno de los mayores escritores en español de todo el mundo, Cuentos completos, donde se encuentran seis libros de relatos que aúnan la erudición y la fantasía. En una entrevista de una hora y media de diálogo, Joaquín Soler Serrano despide a Borges deslumbrado, con palabras de admiración, en aquel encuentro televisivo de 1976, diciéndole: «Usted no es solamente un hombre, usted es literatura».

La literatura no es solamente teoría literaria e historia desde una perspectiva de los escritores de cada país, sino muchas otras cosas, y todas están en los cuentos de Borges. Se podría decir sin riesgo a equivocarnos que los dos mayores escritores en el género narrativo del cuento en español fueron dos escritores argentinos del siglo XX, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, y que si ponemos a uno por delante del otro es por una cuestión cronológica, el primero era 15 años mayor. Sin embargo, es muy posible que alguna vez los lectores se habrán preguntado: ¿cuál de los dos es mejor? Esta pregunta solo tiene una respuesta, la literatura no es una competición deportiva.

Cuando se entra en la lectura de este libro se ha de tener en cuenta una cosa, juntar los seis libros de relatos de Borges es hacer un libro nuevo y completo, una especie de corpus borgeano destinado a releerlo, a convertirse en un libro gastado, donde el lector no lee necesariamente los cuentos en el orden que marca el índice, sino que a veces se salta desde ese territorio poco documentado de Uqbar, entre Irak y el Asia menor, en un volumen de la Anglo-American Cyclopaedia con algunas páginas sospechosamente apócrifas sobre este lugar porque no aparecen en otras ediciones, y del que Borges y Adolfo Bioy Casares conversan en una casa de Ramos Mejía, en la periferia de Buenos Aires; o bien saltar a la lectura de un cuento en la localidad uruguaya de Fray Bentos, la de Funes el memorioso; o aquella casa de la calle de Juan de Garay en la capital argentina, la casa de la familia de Beatriz Viterbo donde Borges descubre en el sótano el mágico Aleph.

Los cuentos de Borges resultan a veces como esos dibujos de las escaleras de M. C. Escher, donde el dibujante holandés nos muestra perspectivas imposibles que engañan al ojo humano. En la narrativa de Borges no hay un método de composición como en Edgar Allan Poe, o unas pautas como las que Cortázar viene a exponer en la Universidad de Berkeley, pero en Borges se advierten elementos que dan forma a sus historias, entre ellos lo que él llamaba su lenguaje de la conversación, con el que construir el discurso y el ritmo de sus historias, donde rechazaba el lenguaje barroco, es decir, el lenguaje pretendidamente preciosista que delata a los escritores que esconden una marcada ausencia de técnica narrativa. Otros dos elementos significativos con los que arma sus historias son la cultura y la fantasía, es decir, Borges no era un escritor realista o psicológico, a él le interesaba una desbordante imaginación, en ocasiones nos presentaba aporías, como cuando en el cuento de El otro se encuentra consigo mismo más joven.

Uno de los cuentos de esta edición de Lumen transcurre en la España del medievo, en Andalucía, está relacionado con una las figuras más relevantes de al-Ándalus, un polímata, como se decía antiguamente, un experto en diferentes saberes como la medicina y la filosofía, La busca de Averroes, en cuya boca pone Borges las palabras «los frutos y los pájaros pertenecen al mundo natural, pero la escritura es un arte».

El sur es otro de los cuentos significativos de la obra borgeana con una pelea a cuchillo que recuerda la publicación en 2016, por Lumen en España y la emblemática editorial Sudamericana en Argentina, 30 años después de fallecer Borges, el libro de conferencias El tango, donde nos cuenta los orígenes de esta música en los arrabales de Buenos Aires y las reyertas entre compadritos, como dicen en este país.

Pablo Neruda escribió en relación a la codicia de los conquistadores en América: «Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras». Entre los que allí manejaron las palabras fue Borges. Si a uno le condenasen a pasar su vida en una isla remota, como a Napoleón en Santa Elena, y le dijesen que solo puede llevar consigo un número limitado de objetos, posiblemente este libro sería uno de ellos.