Festival de Venecia

Yorgos Lanthimos conquista la Mostra de Venecia

El director griego ha triunfado con una adaptación de una novela del escocés Alasdair Gray sobre una mujer que es devuelta a la vida por un extraño cirujano y al volver a empezar de cero puede afrontar su vida completamente libre, sin vergüenza ni prejuicios

El cineasta Yorgos Lanthimos, este viernes, en la Mostra de Venecia.

El cineasta Yorgos Lanthimos, este viernes, en la Mostra de Venecia. / EFE

Nando Salvà

Yorgos Lanthimos no debe de entender nada. A través de las películas que lleva década y media dirigiendo, el director griego ha hablado de incestos, de asesinatos de niños y otros actos de violencia terrible, de comportamientos humanos increiblemente misántropos, crueles y miserables. En otras palabras, se ha dedicado sistemáticamente a incomodar al público y buscar activamente su rechazo. Y pese a ello , sin cambiar lo más mínimo su actitud, con el tiempo se ha convertido en un cineasta con el que todos los actores quieren trabajar y cuyas ficciones triunfan en la temporada de premios de Hollywood -’La favorita’ (2018), por ejemplo, obtuvo 10 nominaciones al Oscar-, y que con la quizá sea la más radical y transgresora de su carrera acaba de ganar el León de Oro a la Mejor Película en la Mostra de Venecia. En efecto, es inexplicable.

Aunque, bien pensado, en realidad no lo es. Porque, más que provocadora -que también-, ‘Pobres criaturas’ es una obra extraordinaria, que combina elementos de fantasía gótica, ficción histórica, ciencia-ficción, comedia sexualmente explícita y farsa negrísima para reimaginar el mito de Frankenstein y el de Pigmalión, y que en el proceso deslumbra con su salvaje creatividad, su barroquismo retrofuturista, sus memorables momentos del más bizarro ‘slapstick’ y su inmisericorde crítica al patriarcado de la era Victoriana y, por extensión, también al de ahora. El que la película ha logrado esta noche promete ser el primero de muchos premios, que sin duda aumentarán el prestigio de Lanthimos pero que, casi seguro, no domesticarán su inimitable talento.

El palmarés anunciado esta noche ha serivdo también para seguir engrandeciendo la figura del Ryûsuke Hamaguchi, que hace dos años se convirtió en estrella de la cinefilia gracias a ‘Drive My Car’ (2021) y que, gracias a su nuevo trabajo, ha obtenido el Gran Premio Especial del Jurado en el certamen italiano. Sirviéndose de una premisa argumental que señala los abusos que el capitalismo comete sobre el medio ambiente, ‘Evil Does Not Exist’ reflexiona sobre la generosidad de la naturaleza pero tambien la indiferencia que dedica incluso a quienes tratan de protegerla, y sobre la brutalidad que hasta los animales más pacíficos, incluídos los humanos, son capaces de ejercer cuando se ven amenazados. Se trata de una fábula extraña e impredecible, sutil e hipnótica, tan triste y furiosa como irresistiblemente bella.

Por lo que respecta al Premio del Jurado otorgado a ‘Green Border’, únicamente tiene sentido considerado como una recompensa a las buenas intenciones. Para retratar las barbaridades que sufren aquellos que tratan de entrar en Europa a través de la frontera entre Polonia y Bielorrusia, la veterana directora polaca Agnieszka Holland no solo convierte a las refugiados en actores secundarios de su propia historia sino que también simplifica un asunto polítco y humanitario extremadamente, y entretanto exhibe un completo catálogo de atrocidades con el objetivo de hacernos sentir culpables. En ese sentido, es lo opuesto a ‘Yo Capitán’, otra historia de migración gracias a la que el italiano Matteo Garrone ha obtenido el premio al Mejor Director. Mientras acompaña a dos jóvenes senegaleses que se embarcan en una odisea para llegar a Lampedusa, destaca sobre todo por los errores que evita cometer: es una película que se niega a convertir a sus personajes en meras víctimas, a dar explicaciones sencillas a un problema complicado y a manipularnos en busca de nuestra lágrima.

Los galardones otorgados en las categorías actorales, por último, resultan muy cuestionables pero no especialmente sorprendentes. La gran interpretación femenina de esta edición de la Mostra ha sido, de largo, la ofrecida por Emma Stone en ‘Pobres Criaturas’ y, por tanto es inevitable dar por hecho que la elección de Cailee Spaeni como Mejor Actriz por su trabajo en ‘Priscilla’ -el biopic sobre Priscilla Presley dirigido por Sofia Coppola- es esa regla no escrita según la que una misma película no puede llevarse más de un premio importante. Y la Coppa Volpi al Mejor Actor otorgada a Peter Sarsgaard por su trabajo en ‘Memory’ es lamentable por dos motivos: el primero es que su personaje en la película del mexicano Michel Franco es un esquizofrénico, y premiar a intérpretes que se meten en la piel de enfermos mentales se ha convertido en un cliché. El segundo es que, aunque sólido, el trabajo de Sarsgaard es desperdiciado por Franco, que lo maneja de la forma más tosca con el fin primordial de manipularnos. Los premios otorgados a las malas películas siempre son discutibles.