Comunicación

El español en Senegal: un idioma que llegó con los discos de vinilo

Casa África organiza el III Encuentro de Hispanistas África-España con ponencias desde Senegal, Costa de Marfil o Guinea Ecuatorial

En el país vecino hay 522.410 estudiantes de español, según datos de 2021 de su Ministerio de Educación

Los participantes del III Encuentro de Hispanistas África-España en Casa África.

Los participantes del III Encuentro de Hispanistas África-España en Casa África. / Joan Tusell

Martina Andrés

Martina Andrés

«El español en Senegal es una historia de pasión y amor». Así arrancaba su ponencia el profesor de la Universidad de Sant Louis y Doctor por la Universidad de La Laguna, Gustave V. Dioussé ayer por la mañana en Casa África en el marco del III Encuentro de Hispanistas África-España. La historia a la que hace referencia es la de los marineros cubanos que llegaron al país africano allá por los años treinta con sus discos de vinilo. La pasión por la música se contagió rápido, lo que dió lugar a un género que mezclaba los ritmos de la isla caribeña con los senegaleses: la salsa-mbalax. Así, surgieron grupos, como la Orquesta Baobab o Le Super Cayor, que abrazaron las raíces de ambos países e hicieron que el español fuera cada vez un idioma más querido y aceptado.

Así lo recuerda Dioussé, que cuenta además como en clase cantaban canciones como Guantanamera o Hasta siempre, comandante de Compay Segundo o leían obras como Yerma de García Lorca. Estos sucesos hicieron que hoy el español sea un idioma que se enseña en Senegal desde tercero de la ESO hasta la universidad, por lo que cuenta con 522.410 estudiantes por todo el país, según datos de 2021 del Ministerio de Educación senegalés, 170.034 alumnas y 352.376 alumnos. Entre las motivaciones que impulsan a los jóvenes senegaleses a acercarse al castellano, Dioussé destaca dos principales: el deseo de contactar con españoles y la de ser docentes.

«Hay una gran aceptación del español, es una asignatura consolidada», recalcó Dioussé. «El nuestro es un pueblo en el que la diversidad lingüística está muy presente, por lo que tenemos muy buena predisposición para los idiomas», añadió. En África, un continente donde sus habitantes hablan de media entre dos o tres idiomas, Senegal no se queda atrás. En el país de África Occidental se hablan alrededor de 20 lenguas, entre las que predominan el francés, el wolof, el mandinga o el árabe, que muchos practican a través de la religión musulmana ―el 90% de la población del país practica el islam― mediante el aprendizaje de El Corán. También cabe destacar la presencia del inglés, que es la primera lengua viva obligatoria en el sistema educativo senegalés.

«El español lo vemos como parte nuestra y eso se refleja en los esfuerzos que se han ido haciendo», continuó el profesor de la Universidad de Sant Louis que puso como ejemplo de esta afirmación la celebración del coloquio titulado Negritud y América Latina que se celebró en Senegal en 1974, gracias al interés que tenía su entonces presidente ―y gran intelectual―, Léopold Sédar Senghor. «A Senghor le gustaba mucho lo que es cultura, lo que son sus raíces», explicó Dioussé, para el que la lengua es la esencia misma de la identidad, además de un vehículo que conecta el pasado con el presente y que ayuda a tender puentes entre países en la actualidad.

Instituto Cervantes en África

«El español es la lengua de nuestros antepasados, mandigas, fulas, llevados a América por las olas del Atlántico. El español es la lengua de Juan Latino, de Compay Segundo, de Celia Cruz, de nuestros hermanos de Guinea Ecuatorial», reinvidicó el profesor.

Guinea Ecuatorial es el único país de África en el que el castellano es uno de los idiomas oficiales. Aunque Senegal no está en este punto, sí que cuenta con una sede del Instituto Cervantes en Dakar, organización pública que persigue la promoción y la enseñanza del español en todo el mundo. El resto de las sedes del continente se encuentran en Argel, Orán, Marrakech, Casbalanca, Fez, Rabat, Tánger, Tetuán, Abiyán, Alejandría y El Cairo, por lo que Senegal y Costa de Marfil son los únicos países de África Subsahariana que cuentan con la presencia de esta institución.

Otra institución que lleva por bandera el español en el país vecino es la Asociación de Profesores de Español de Senegal (APES), que comenzó su trayectoria en 1978 y se dedica, entre otras cosas, a organizar seminarios, certámenes literarios o conferencias. Según datos del Instituto Cervantes, la APES cuenta con 1200 miembros en la actualidad.

«Deberíamos contemplar un partenariado lingüístico entre el español y nuestras lenguas. Podría ayudar a tener en cuenta la interculturalidad en el aula, a tener en cuenta la esencia de los alumnos africanos», propuso Dioussé en su ponencia desde Casa África. Para el profesor es imprescindible que también, desde España, se haga el esfuerzo por conocer la idiosincrasia senegalesa a través de la lengua.

Para ello, se encuentra en desarrollo de diversas investigaciones, entre las que destacan el desarrollo de un manual de wolof-español o un proyecto de traducción de proverbios. « Cuando se traduce desde las lenguas africanas al español, la tendencia es domesticadora, se adapta lo africano a la forma de ver el mundo de lo español. La traducción está bien, pero nosotros planteamos una traducción que permita conservar esa parte cultural africana que se refleja a través de la lengua», explicó el profesor de la Universidad de Sant Louis.

Y puso un ejemplo: «En Senegal decimos 'montar caballo de paja hasta tener caballo de hierro', lo que al español se podría traducir como 'a falta de pan buenas son tortas'. La traducción está bien, pero nosotros proponemos una alternativa para que no se pierda la parte africana, 'a falta de caballo de hierro, bueno es caballo de paja'».

Por último, Dioussé hizo referencia a la necesidad de cambiar el método de enseñanza de la lengua, ir más allá de la forma clásica de la traducción directa e inversa. «Esta forma está bien, no es completamente mala, pero causa muchos problemas a los alumnos y hace que la enseñanza sea más gramaticalista que pragmática. Al fin y al cabo, lo más importante es saber comunicar, no atesorar reglas de gramática y no saber hablar. Al menos, la voluntad está», concluyó.