Literatura

Donato Ndongo: «En Guinea Ecuatorial no se fomenta la lectura, no existe la prensa escrita, no hay librerías»

El III Encuentro de Hispanistas África-España concluye centrándose en Guinea Ecuatorial y su literatura

Escritores como Donato Ndongo, Remei Sipi, Trifonia Melibea Obono o Chris Ada alzan la voz

El escritor guineoecuatoriano Donato Ndongo.

El escritor guineoecuatoriano Donato Ndongo. / Joan Tusell

Martina Andrés

Martina Andrés

Para el escritor guineoecuatoriano Donato Ndongo, la degradación del lenguaje es uno de los factores que da lugar a lo que él llama «males colectivos». «La lengua es el núcleo de nuestra propia identidad», reivindicaba esta semana desde Casa África en el marco del III Encuentro de Hispanistas África-España. Una frase que recordaba, salvando las distancias de tiempo y lugar, a la del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein: «los límites de tu lenguaje son los límites de tu mundo». 

El lenguaje nos da forma por fuera y por dentro ―la identidad individual, la sociedad, el mundo―, pero, para el escritor guineoecuatoriano, esas formas se están perdiendo: «Hay escritores insensibles, que no saben escribir». Y a este boom en el que cualquiera que publica se considera escritor que Ndongo describe, se le suma el contexto de su país: «En Guinea Ecuatorial no se fomenta la lectura, no existe la prensa escrita, no hay librerías o bibliotecas fuera de los centros internacionales». 

El español como lengua oficial

Guinea Ecuatorial ha sido el país protagonista en estas jornadas que se han desarrollado durante tres días en Las Palmas de Gran Canaria. No podía ser de otra forma: es el único país de África en el que el español es una lengua oficial. Con una economía basada en el petróleo y con la dictadura más longeva de África personificada en la figura de Teodoro Obiang y su familia, la ex colonia española es hoy un país con el que España comparte lengua, historia y otros vínculos que, por lo general, son desconocidos por la mayor parte de la población. 

«La gente de mi generación aún no conoce dónde está Guinea Ecuatorial», reivindica la también escritora veterana de este país, Remei Sipi, en otra de las ponencias del mencionado encuentro de hispanistas. «Los libros de texto no recogen la literatura de Guinea Ecuatorial». Donato Ndongo, Remei Sipi, María Nsué, Raquel Ilombé, Justo Boleika…, nombres de escritores prolíficos que están fuera de todos los planes de estudio de Lengua y Literatura en España.

Sipi, catalana además de guineoecuatoriana, trabajó durante años como funcionaria de Justicia. «Ehhh, señora, que no es la hora», cuenta que le decían los funcionarios que no la conocían cuando la veían entrar a su lugar de trabajo. No era la hora de las visitas, «la de las negras de visitar a su preso», recuerda. En sus cabezas no cabía que ella pudiera ser una trabajadora más. «La gente en España no asume que una negra pueda tener la nacionalidad española y usar el DNI», puntualizaba la escritora guineoecuatoriana. 

El desconocimiento asimétrico que hay en España respecto a Guinea Ecuatorial tiene consecuencias, tanto en las vidas individuales de sus gentes ―escritores y otros artistas― como a nivel colectivo ―en la producción literaria, por ejemplo―. «Una editorial es un espacio de negocio», empezaba a decir Remei Sipi para explicar que, a ella y a sus compañeros escritores, no los publican porque no interesa. «Nos tienen relacionados con la miseria y eso es lo que vende, no las múltiples facetas positivas que hay», aclara. 

A la dificultad de publicar en España descrita por Sipi, se suma el contexto dictatorial y de censura que ilustra Ndongo. En mitad de su ponencia, el escritor ecuatoguineano sacó su DNI de su cartera y lo enseñó al público: «Este es mi documento de exiliado. Yo soy exiliado, sin ser político. Y, si estoy exiliado, es porque no puedo estar en mi país», sentenció.

«La gente no lee»

Ndongo, considerado el padre de la literatura africana en español con títulos como Las tinieblas de tu memoria negra, es más leído en otros países que en el suyo propio. Además de que Guinea Ecuatorial tiene apenas 1,6 millones de habitantes, se caracteriza por tener un gobierno en el que no se promociona la cultura. La censura, aleatoria en muchas ocasiones, se convierte a veces en innecesaria en un país en el que, como escribe en La locura de vender libros en Guinea Ecuatorial el antropólogo e historiador experto en la historia del colonialismo español en África, Gustau Nerín, «los guineanos no leen. De 1990 a 2012 oí centenares de veces esta afirmación. Y se correspondía estrictamente con la realidad. En Guinea Ecuatorial las esperas siempre son larguísimas, pero jamás vi a nadie aliviando su inquietud con un libro en la mano, ni en un aeropuerto, ni en una dependencia oficial, ni en la antesala del médico».

Aunque Teodoro Obiang se autoproclamó el primer intelectual de Guinea Ecuatorial, la preocupación en lo que respecta a las iniciativas culturales y artísticas por parte de su régimen es prácticamente nula.

La cultura no se promueve, no se le dedica tiempo ni presupuestos, la gente apenas lee y en el país hay solo dos librerías, una en Malabo y otra en Bata (gracias a la cooperación española). Pero los escritores y escritoras guineoecuatorianos siguen ahí, presentes en cuerpo y obra, desde los más veteranos, desde Donato Ndongo, pasando por Justo Boleika, Juan Tomás Ávila Laurel o Remei Sipi, hasta llegar a los más jóvenes, como Chris Ada o Trifonia Melibea Obono. La mayoría trabaja desde el exilio. No se rinden ante nada, a excepción de la propia vocación de la escritura de la que parece imposible huir.