Entrevista | Sayak Valencia Filósofa

Sayak Valencia: «No debemos de claudicar ante el conservadurismo»

La filósofa y poeta participó en el ciclo ‘No-Todo’ de TEA, Tenerife, con la conferencia ‘Las luchas transfeministas frente a la necropolítica y el asedio neoconservador’ 

Sayak Valencia, días atrás, en TEA, durante la entrevista. | |

Sayak Valencia, días atrás, en TEA, durante la entrevista. | | / OLIVER RAMOS

¿Puede explicarnos a qué refiere con la expresión «capitalismo gore» que da título a su célebre ensayo de 2010?

Gore es un apellido para proponer una recapitulación histórica y política del capitalismo, de su fundación a través de la empresa colonial, de la sangre de los trabajadores racializados de los territorios conquistados. El gore es un género cinematográfico que comienza en los años 60 y se populariza en los ochenta, cuya característica es el derramamiento injustificado de sangre, como podemos ver en la cultura pop en las películas de Tarantino como Kill Bill, en las que trozos de cuerpo vuelan por aquí y por allá. Este desmembramiento, esta violencia, se vuelven una forma de economía política y visual y quería dar este apellido, gore, a la forma de capitalismo que tiene lugar en la frontera de Tijuana en relación con el narcotráfico. Esto es lo que en principio quería contar, cómo se ha radicalizado el narcotráfico en México, cómo se ha convertido en una industria de intimidación y violencia, ya no solo de trasiego de drogas, vinculado con la ideología del colonialismo y el racismo y también con la desvirilización de mucha población masculina que no tiene trabajo y que se integra en las filas del crimen organizado para seguir con su papel de proveedores. Capitalismo gore es una crítica a la economía neoliberal, pero con larga data, por eso hablo de capitalismo y no de neoliberalismo, y también porque lo quería situar en la frontera.

Le llaman filósofa pop y en su conferencia mencionó usted a pensadores que tienen también un sesgo pop como Jean Baudrillard o Mark Fisher. ¿Puede abundar en las manifestaciones del capitalismo gore en la cultura pop?

El capitalismo gore, de hecho, se difunde de manera muy exitosa a través de figuras criminales convertidas en antihéroes cinematográficos y televisivos como el mafioso, como los mafiosos de Scarface, El Padrino, Los Soprano, The Wire, de muchas series y películas sobre el mundo B de la economía. En México hay toda una industria de películas de serie B sobre la narcocultura, sobre como la cultura del norte de México se integra en las filas del narcotráfico, pero también sobre el olvido del campo por parte del Estado y la desintegración de la clase campesina, sobre cómo comienzan a hacerse cultivos que no son legales, pero a lo que se ven abocados estas poblaciones. Una década después de publicar Capitalismo gore, y de la popularización de gánsteres latinoamericanos como Pablo Escobar o el Chapo Guzmán, es evidente la popularización de una estética de la narcocultura de la que no hay que formar parte de manera activa, pero de la que se consume esta idea de masculinidad fuerte, el gánster, que para muchos jóvenes suple a la estrella de rock, el modelo del adolescente urbano de los años 60 que tenía el dinero, las mujeres y la fama.

‘Capitalismo gore’ es una crítica a la economía neoliberal, pero con larga data, por eso no hablo de neoliberalismo

Masculinidad fuerte, ha dicho. Le pregunto por una «masculinidad débil» y estrella pop por excelencia: Andy Warhol. ¿Qué piensa sobre Valerie Solanas, la activista feminista que le pegó un tiro?

Warhol no fue exactamente una «masculinidad débil», era una industria en sí mismo. Valerie Solanas rompe con la tradición de que las mujeres, sea lo que sea eso, estamos programadas para ser indefensas, ser solo atacadas y nunca poder ser violentas. Su Manifiesto SCUM es muy claro sobre la desigualdad que comporta el patriarcado. Valerie falló, y esto es muy importante porque no nos pueden achacar todavía que el feminismo haya matado a nadie, y espero que no tengamos que hacerlo para poder vivir. Esta es una de mis críticas profundas al movimiento «transexclusionista», porque estamos orillando a una población importante de personas trans que no tienen privilegios, recursos, modos de supervivencia, a las que se conduce a esta deriva genocida en la que vivimos. Me asusta más lo que está pasando con el «transexclusionismo» «transodiante» que lo que podía haber pasado si Valerie Solanas hubiese acertado.

En Capitalismo gore, lo ha explicado, se refiere principalmente a México como territorio fronterizo. No obstante, hace también alguna mención a Colombia, un país recurrente para establecer comparaciones en términos «narco-nacionales». Pienso en la conversión de Pablo Escobar como figura pop. Me lo imagino anunciando: «La historia me esnifará».

Hay una serie de enganches afectivos a través de la visualidad de masas que hace que una se vuelva creativo con ese ecosistema.

La realidad que describe a partir de Colombia y México, ¿se circunscribe solo a los países del sur global? ¿No hay territorios fronterizos también de este tipo en el norte global?

Sí, cada vez es más evidente. Desde la aparición de Capitalismo gore no solo han crecido las mafias como instituciones económicas, sino también de expansión de nuevos señores feudales del mundo, que no tienen que ver con las drogas sino con la tecnología. Yo los llamo gánsteres digitales. No solo extraen tierras raras para hacer las computadoras, los móviles y todos los dispositivos de vigilancia en los que vivimos y que constantemente normalizamos, sino que estos señores del GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft) hacen extractivismo digital y colonialismo de datos. Les entregamos todos los datos y solo nos dan memes. Esto lo relaciono con el capitalismo gore que provocó Facebook, con sus algoritmos que empezaron a polarizar los discursos en red sobre los rohinyás de Birmania, lo que condujo al asesinato en masa de esta población musulmana. También veo, evidentemente, el crecimiento del consumo de drogas, de armas, de esta economía criminal muy conocida en nuestros países y que es cada vez más visible en el norte global.

¿Es posible aplicar su perspectiva a Canarias, donde el sufrimiento y la muerte de miles de personas migrantes que intentan alcanzar el Archipiélago es el pan nuestro de cada día?

Por supuesto, porque la migración es uno de los elementos fundamentales del capitalismo gore. Antes los esclavos eran secuestrados, ahora la gente tiene que pagar por su propio traslado, endeudarse con el dinero que no tiene e intentar llegar al destino al que aspira para ser precarizada y maltratada.

Antes los esclavos eran secuestrados, ahora la gente tiene que pagar por su propio traslado, endeudarse

En su conferencia se refirió también a la Iglesia. Por un lado, los escándalos de la pederastia. Por otro, el papa Francisco que aprueba que los transexuales puedan ser bautizados y padrinos de boda. ¿Imagina que llegue un día en el que haya una curia «cuir»?

No quisiera claudicar en que tengamos que ser «bautizades». No creo que una persona trans necesite ser bautizada. Si lo quiere, que lo haga, claro, pero creo que no debemos de claudicar ante el conservadurismo, y la Iglesia, por muy buena onda que intente llevar, tiene una deuda impagable con muchas poblaciones, que no resuelve con la autorización para bautizar a las personas trans. La «curia» nunca será «cuir».

En su charla advirtió también acerca de la utilización del transfeminismo como «ortopedia» para hacer carrera propia en la línea del individualismo neoliberal. Detecto aquí esta afección en campos que van desde la filosofía feminista descolonial hasta la historia del arte feminista. ¿Qué cabe hacer ante este problema?

Si ya nos fugamos no volvamos al mismo lugar que ha destinado la norma institucional para la política, que es hacer carrera individual usando movimientos colectivos. Este tipo de gente trabaja con su proyecto individual y utiliza los recursos de las mayorías para sus propios fines y no para tanto para servir a las mayorías que es como está funcionando la política desde hace muchas décadas. No cabe utilizar las demandas del colectivo para fines propios. Si algo tenemos de esperanzador o de revolucionario no cabe reproducir estas fórmulas que ya conocemos porque el individualismo fragmenta y deshace el movimiento.