Entrevista | Dania Dévora Productora y directora de DD&Company Producciones

«Creo en una manera de mirar y proyectar la cultura en los espacios»

«Cuando le das 30 años a un proyecto es porque crees en él y yo creo firmemente en Womad» 

La productora grancanaria Dania Dévora. | | LEANDRO BETANCOR FAJARDO

La productora grancanaria Dania Dévora. | | LEANDRO BETANCOR FAJARDO / Nora Navarro

Nora Navarro

Nora Navarro

Dania Dévora, una de las productoras y gestoras culturales de referencia en el Archipiélago, enfila nuevos y viejos proyectos al abrigo de su sello DD&Company, salvo el Womad, al que pone punto y aparte después de 30 años. En esta entrevista, con motivo de su homenaje en el ciclo ‘Más que musas’ de la Casa-Museo León y Castillo, el próximo 22 de febrero, reflexiona sobre una larga trayectoria dedicada a la cultura en Canarias.

30 años después, ¿cómo es la vida después del Womad?

Pues diría que es extraña, en cuanto a que la mente se te va de manera natural y continua a esas dos fechas del calendario, que son mayo y noviembre. Claro, cuando tú coges un festival, ya estás pensando en el siguiente, pero antes del siguiente tienes el que está en curso y, así, nunca te da tiempo de parar. Entonces, la sensación ahora es extraña, pero muy satisfactoria también, porque para mí era impensable tener un fin de semana libre en febrero, por ejemplo, y ahora me permito organizar mi tiempo como quiero, porque siempre he estado con la mente puesta en el avance de programa del próximo festival.

La continuidad del Womad en Las Palmas de Gran Canaria sigue en el aire, ¿por qué diría que es importante para la ciudad mantener el Womad en este contexto de eclosión festivalera, tanto en la Isla como en todo el Archipiélago?

Creo que si Womad no continuara, yo sentiría algo de frustración, porque cuando le das 30 años de tu vida a un proyecto es porque crees en él. Y yo creo firmemente en Womad: por lo que muestra, por lo que significa y porque promueve un discurso que, aunque en muchos momentos se tildó de obsoleto, cada vez es más necesario para la sociedad. Por otro lado, yo me quiero permitir señalar que Womad propone una oferta diferenciada. Sí es verdad que Canarias tiene mucha propuesta cultural, pero yo creo que cada una tiene su hueco, con su personalidad, como en este caso.

Ahora va a centrarse en la producción de sus múltiples proyectos teatrales, audiovisuale y musicales a través de DD&Company Producciones, ¿diría que el campo de la producción es más complejo hoy que antes?

Cuando fundé DD&Company a comienzos de la década de los 90, todo estaba por inventarse. Y esa fue mi motivación para crear una empresa que pudiera aglutinar distintas actividades y que pudiera ayudar a crear un tejido cultural local. Entonces, yo traía la experiencia anterior de la industria del disco y me parecía que ese era un campo natural para iniciarse. Y por supuesto, se ha pasado por muchos avatares, porque ha habido muchos picos, muchas curvas, donde ha habido que afrontar situaciones difíciles, pero también ha habido muchas alegrías. Por otro lado, siempre he concebido DD&Company como una empresa para crear proyectos bajo el manto de las instituciones, que fueran parte del proyecto cultural de esa institución para poder caminar de la mano en ese sentido. Por eso me he alejado siempre de hacer grandes conciertos de un solo artista, no porque no me apeteciera -incluso, lo he hecho en varias ocasiones en otras etapas de mi vida-, sino porque siempre he tratado de que los proyectos se desarrollaran bajo un paraguas que diera identidad a la ciudad, y que el protagonista no fuera solo el propio artista o banda, sino el lugar en el que se ubica. Ese ha sido el objetivo que yo he buscado con DD&Company a través de distintos proyectos, como Arrecife de las Músicas o de ciclos, como Voces de ellas.

Dada la diversidad de proyectos y eventos que impulsa a través de su sello, ¿cuál es su criterio a la hora de construir una propuesta?

Yo creo mucho en ese pálpito que te da una propuesta cultural. Por ejemplo, cuando surgió el Maspalomas Soul Festival, yo observé que esa área de la música no estaba contemplada de la manera en que yo he planteado el festival. Y bueno, parece que hemos ido por buen camino, porque el próximo julio vamos a celebrar la octava edición y creo que la nota es alta, tanto por la respuesta del público como por la acogida a nivel local e internacional. Hablamos de un festival muy joven en el que ya los artistas quieren estar, que son las dos mejores respuestas que puedes obtener. ¿Y cómo llegas a eso? Pues no lo sé: me parece que ese término cotidiano, que es el pálpito, es lo que mejor lo define, porque de alguna manera intuitiva sabes que existe un público que va a reaccionar a ello. Y en base a ese pálpito he ido construyendo todos mis proyectos, porque yo no me puedo presentar ante alguien con un proyecto del que no esté absolutamente convencida, porque no sabría ni por dónde empezar. Además, creo que la producción hay que vivirla desde la pasión, porque la producción significa crear constantemente, no existe una fórmula.

En el transcurso de los años, ¿observa que han cambiado mucho los públicos de los eventos que produce en Canarias o mantiene un nicho fiel en los distintos casos?

Yo sí observo que han cambiado mucho. Creo que hemos conseguido que, en la mayoría de ellos, el cambio generacional exista, pero, al mismo tiempo, que quien haya venido desde los inicios siga viniendo incluso aunque eche de menos las dinámicas de antes. Fíjate que, para mí, esto último, más que una crítica es un elogio, porque esa gente está reclamándote que disfrutó mucho en su momento y que ahí está, un año más, movida por la curiosidad. Y eso también es el cambio generacional. Hay público que puede ir a ver un artista flamenco pero también puede ir a ver un artista pop, porque se adapta por decisión propia a la propuesta que le haces, y unas veces le gusta y otras, no. A menudo me pasa que, cuando presentamos un proyecto, noto que el responsable que deposita la confianza en mí está con esa incertidumbre de a dónde voy a llevar ese proyecto, pero al final apuesta por ello basándose en una trayectoria en el tiempo y en una manera de hacer las cosas. Y quizás yo no creo tanto en un estilo de hacer, pero sí en una manera de mirar y proyectar la cultura en los espacios.

«La producción hay que vivirla desde la pasión, porque la producción significa crear constantemente»

Con respecto a los espacios: Las Palmas de Gran Canaria atesora una programación cultural bastante intensa, plural y continua, ¿qué opinión le merece el pulso entre el sector y los vecinos de la ciudad por celebrar eventos culturales en las calles?

Yo creo que las ciudades son para vivirlas. Manolo Padorno decía que hay que asaltar las ciudades y los espacios desde la cultura. Yo era muy joven cuando me lo dijo y esa frase se me quedó para siempre, porque considero que siempre ha habido que hacer ese asalto desde la cultura, buscar esos espacios de refugio. Y creo que, siendo cuidadosos y respetando la convivencia con el otro, también debemos repensar hacia dónde se quiere ir como ciudad y qué lugar queremos que ocupe la cultura.

En los años 70 fue de las primeras mujeres en dedicarse al mundo de la industria discográfica y en los 80 montó su propia cadena de tiendas de discos por todas las Islas, ¿aquella fue una etapa formativa para usted?

Totalmente. Yo siempre digo que la necesidad familiar me llevó a mi vocación, desde los 14 años, y eso es algo que agradeceré toda la vida. Todo lo que sé lo he aprendido porque lo que he vivido, y porque cada etapa de mi vida me ha enseñado y me ha construido como profesional y como persona. Esto ha posibilitado que desde muy joven, por necesidad familiar, pasara de repente de escuchar a Frank Zappa o Led Zeppelin a empezar a hablar de Creedence Clearwater Revival, Basilio o Massiel. Hablamos de saltos grandes, así que, desde que comencé a esa edad, cada etapa de mi vida me ha enseñado a seguir adelante, aprendiendo de cada proyecto que he ido desarrollando. Todo ese camino ha sido mi formación.

Aunque debe atesorar anécdotas y recuerdos para llenar habitaciones, ¿podría destacar alguna?

La verdad es que la lista es interminable, pero yo pienso que hay personas que te dejan huella y, para mí, poder traer a Ray Charles a Gran Canaria fue un regalo de la vida, un pellizco continuo para asegurarme de que eso podía ser real. Y era real. Luego, va pasando el tiempo y puedes decir que tienes una relación, por ejemplo, con Van Morrison, a quien si le pides que vuelva a la Isla, porque ha venido más de una vez, él te escucha y te dice: cuenta conmigo. Eso es otro regalo de la vida. Y luego pienso en personas como Stephan Micus, un músico alemán que llevé de gira por todas las Islas, cuando era presidente Lorenzo Olarte, y le mostramos el patrimonio histórico-artístico de nuestro Archipiélago. Y que un artista como Stephan Micus viviera aquello como un viaje por el paraíso, como él mismo dice todavía, porque en varias ocasiones ha repetido que nunca ha superado nada similar a lo que vivió en Canarias, todo eso es algo que llevas siempre contigo. Yo valoro mucho la importancia que tiene que cojas un teléfono, hables con el artista, le propongas un proyecto para que venga y que no espere a hablar con su mánager para decirte que sí. Me enorgullece poder decir que tengo ese privilegio, que la gente responde a eso, porque significa que algo bueno habré hecho.

¿Le queda alguna espinita con algún artista o banda que le habría gustado traer a las Islas?

Pues tengo que decir que Peter Gabriel [fundador del Womad] tenía que haber estado aquí y se lo dije cuando le notifiqué que dejaba el festival: me debes una, le dije. Pero estoy convencida de que él vendrá a Gran Canaria.

Y además de la música, la televisión y el teatro, ¿le queda algún formato por explorar?

Me encantaría producir una ópera. Ya llevo muchos años pensándolo, porque me parece una de las disciplinas más completas. No estoy pensando en una ópera al uso, sino que quiero que un señor del otro lado del mundo quiera venir a verla porque realmente merece la pena. Aparte de eso, yo estoy ahora en un momento de creación magnífico en el terreno audiovisual y me encantaría seguir en ese camino. Pienso en documentales recientes como el que dedicamos a Lola Massieu, a quien he admirado enormemente, o un trabajo sobre educación con Juan Cruz que ubicamos en La Palma. Todos fueron viajes preciosos. Luego, me gustaría mucho fortalecer aquellos proyectos que quizás en algunas etapas no han sido lo suficientemente mimados, como Voces de ellas o Arrecife de las Músicas. Porque, eso sí, yo no puedo quitar la música de mi vida: en todo lo que hago y pienso, la música tiene un protagonismo propio. Y en cualquier caso, creo que en la creación y producción de cualquier proyecto, lo importante es cómo vas poniendo las piezas del puzle, por muy grande que sea el puzle, aunque tengas un millar de piezas por encajar. Y en todo ese proceso es fundamental el disfrute porque, en el fondo, ¿qué sentido tiene lo que haces si no lo disfrutas?

¿Pero usted logra disfrutar como público de sus propios eventos?

Claro que no (risas). Ya ni te hablo del cansancio mental con el que llegas, pero existe una adrenalina que no baja hasta que aquello no esté completamente acabado. Eso sí, lo disfrutas porque ves al público disfrutando, y esto no es un tópico: ese momento exacto en el que ves al público disfrutando es de una alegría tan inmensa, pero tan inmensa, que sí olvidas por un rato todo lo demás.

Y esa adrenalina, ¿engancha?

Engancha. Además, yo soy una persona realmente curiosa y con muchas ganas de hacer. Y bueno, aquí seguimos, ¿no?