Entrevista | Susana Martín Gijón Escritora

Susana Martín: «Desoyendo la voz de las mujeres es imposible comprender el mundo»

Susana Martín Gijón es escritora y guionista, especialista en novela negra. Es la creadora del personaje de la policía Annika Kaunda, una agente de origen namibio afincada en Extremadura y protagonista de varias novelas, así como de Camino Vargas, la famosa inspectora de homicidios sevillana. En esta novena edición de Tenerife Noir presentará ‘La Babilonia, 1580

La escritora Susana Martín Gijón.

La escritora Susana Martín Gijón. / Elizabeth López

Elizabeth López Caballero

Elizabeth López Caballero

La Babilonia, 1580 está ambientada en el siglo XVI. ¿Qué tiene más peso, la documentación histórica o las claves de la novela negra?

Creo que en el equilibrio reside el secreto. El rigor histórico es fundamental si nos tomamos en serio nuestro trabajo, porque una parte importante del disfrute de quienes leen novela histórica consiste precisamente en aprender sobre épocas pasadas a través de la narrativa. Pero claro, esta última tiene que ser ágil, mantenerte pegada a las páginas. Eso es lo que he intentado en La Babilonia, 1580.

La novela negra se permite ciertas licencias que no se pueden dar en la novela histórica que requiere de una minuciosa documentación. ¿Cómo vivió el proceso de creación?

De forma casi obsesiva. Lo primero fue meterme en la máquina del tiempo, leer cuanto caía en mis manos sobre el siglo XVI, conversar con expertos y preguntarles todo tipo de dudas, recorrer archivos, museos, incluso viajar en una réplica de nao de la época para acercarme a lo que podían sentir los personajes. Una vez que tienes eso, la trama negrocriminal fluye sin problema.

¿Cree que la trama histórica enriquece al género negro?

Desde luego, enriquece a cualquier género. Nos permite sumergirnos en un contexto muy diferente, aprender de nuestro pasado, conocer mejor las claves por las que hemos llegado hasta aquí. Y todo ello disfrutando con intriga, crímenes, sospechosos, suspense.

En sus novelas, las mujeres suelen tener papeles fundamentales. En La Babilonia, 1580, quienes lideran la investigación son una prostituta y una monja. ¿Por qué eligió estos perfiles tan contrapuestos?

Eran las dos únicas vías posibles fuera de la institución del matrimonio. La mujer, o pasaba de ser propiedad del padre a propiedad del marido, o se metía en un convento de clausura. O, si no tenía dineros para costear ninguna de las dos opciones (para ambas era necesaria una dote) se las tenía que ingeniar con su único recurso disponible, el propio cuerpo. Damiana y Carlina son dos supervivientes, ni más ni menos.

«Muchas historias se centran en los privilegiados, que para mí son menos interesantes»

Es una novela que no pone el foco en las élites sino en esas personas despojadas de derechos, en los antihéroes…

Así es. Creo que ya hay muchas historias que se centran en los privilegiados, precisamente los que para mí son menos interesantes, pues no han tenido que sortear todos los obstáculos que sí han capeado las personas con menos oportunidades. Ellas se han tenido que curtir en la adversidad y fruto de esto son mucho más complejas y sugerentes. Por no hablar de la importancia de dar voz a quienes históricamente no la han tenido.

Hay novelas de personajes y novelas de trama. ¿Qué le interesa más la historia o el personaje?

Me interesan ambos. Por supuesto la trama, la intriga y el contexto, pero también meterme en la cabeza de los personajes y ponerme en su lugar.

Es su tercera vez en Tenerife Noir. ¿Qué es lo más reseñable para usted de los festivales?

Acercar el género a las y los lectores, debatir sobre temas interesantes en torno a él, y tener la oportunidad de compartir tanto con otros autores como con los propios lectores.

Asumiendo el tópico de hablar sobre literatura escrita por hombres y literatura escrita por mujeres, ¿qué cree que le aporta al género negro la visión femenina?

Le aporta nada menos que la visión de la mitad de la población, que ha sido relegada a los márgenes cuando no directamente reprimida o borrada. Desoyendo la voz de las mujeres es imposible comprender el mundo en cualquiera de sus aspectos, también en el más negro.