Parir y renacer de Yapci Ramos en el Santa Mònica de Barcelona

La artista canaria explora los deseos y presiones alrededor de la maternidad en la obra instalativa ‘Parto’

La pieza se enmarca en la colectiva ‘El otro lado’, que aúna las miradas de diez artistas contemporáneos

'Parto' (2024), de Yapci Ramos, en el Centro de Arte de Santa Mònica.

'Parto' (2024), de Yapci Ramos, en el Centro de Arte de Santa Mònica. / Adolf Alcañiz

Nora Navarro

Nora Navarro

Los procesos artísticos entrañan un viaje de germinación, imaginación y alumbramiento para inaugurar un horizonte, igual que el cuerpo en proceso de gestación de ideas, de preguntas o de vida da a luz a un camino inexplorado. En este juego de paralelismos y posibilidades en torno al deseo de creación o de procreación, la artista canaria Yapci Ramos (La Laguna, 1977) construye la pieza Parto, uno de los proyectos más personales de su trayectoria, que vivió su puesta de largo esta semana en el prestigioso centro de arte Santa Mònica, emplazado en la Rambla de Barcelona, donde puede visitarse hasta el 2 de junio. 

Esta nueva producción se enmarca en una exposición colectiva titulada El otro lado, comisariada por Ferran Utzet y Enric Puig Punyet, que plantea una reflexión múltiple y diversa sobre los umbrales de la conciencia y el impulso inconsciente de trascender la realidad, bajo las distintas miradas y lenguajes creativos de diez artistas contemporáneos. En esta línea, Ramos crea un microcosmos instalativo que gravita sobre los cuestionamientos del deseo y la maternidad en tres estadios vitales de la edad adulta, marcados por el deseo sexual, el deseo de ser madre y el deseo de ser libre. 

«En Parto construyo una alegoría sobre el proceso de cuestionar, expulsar y desembarazarme de la carga de este ideario social en torno a la maternidad para poder abrir paso hacia otros horizontes», explica la artista, quien subraya que esta pieza «aborda temas que cada vez están más presentes en el debate social y feminista».

En cuanto a la arquitectura de la pieza, Parto se articula como un descendimiento opresivo por un conducto rojo que se estrecha hasta la asfixia, que luego atraviesa la imagen de la propia artista en gran formato, en posición de parto y recubierta en líquido amniótico, para así cruzar «al otro lado» en un (re)nacimiento frente al espejo que confronta al visitante desde un nuevo lugar.

'Parto' (2024), de Yapci Ramos, en el Centro de Arte Santa Mònica.

'Parto' (2024), de Yapci Ramos, en el Centro de Arte Santa Mònica. / Adolf Alcañiz

Recorrido inmersivo

Este pasillo angosto abriga un recorrido de carácter inmersivo y envolvente, que jalonan las voces en off de la artista en tres pistas, y que relatan en sentido cronológico esa transición desde la búsqueda y descubrimiento del placer con el otro a la presión del contrarreloj biológico, así como del entorno social normativo, sobre los cuerpos de las mujeres. 

Pero en el último tramo del cerco, Ramos inventa su propio parto o punto de partida, donde traza un nuevo umbral o línea de expulsión simbólica desde la entraña, para engendrar todos los caminos posibles renaciendo dentro de sí misma. «La vida pasa y sigue. Me apropio de mi cuerpo. Disfruto de mi libertad», declama la artista en el clip promocional de la obra.

'Parto' (2024), de Yapci Ramos, en el Centro de Arte Santa Mònica.

'Parto' (2024), de Yapci Ramos, en el Centro de Arte Santa Mònica. / Adolf Alcañiz

Y es que, para la artista, Parto explora dudas y temores «que atraviesan a muchas mujeres de mi generación y que se recontextualizan en un momento histórico de cambio de paradigmas en relación con las nociones de maternidad y fecundidad». En este sentido, Ramos destaca aspectos como «el descenso generalizado de la capacidad de compromiso en un contexto marcado por un creciente individualismo y, por otro lado, por una precariedad cada vez mayor como consecuencia del neoliberalismo y la falta de políticas de conciliación».

Referencias

Como sucede en el conjunto de la obra de Ramos, sus distintas piezas se interrelacionan e interpelan como un juego de matrioskas que imprimen nuevas capas de significado a su microcosmos artístico. Por ejemplo, Parto alberga resonancias de la obra Red-Hot (2018), una videoinstalación artística que la artista inauguró en la Galería Catinca Tabacaru de Nueva York, en la que inscribe en la pared de mármol de su ducha una serie de palabras y preguntas como un ritual escrito con la tinta de su sangre menstrual. Y poco más de un lustro después, Parto nace como un nuevo ejercicio de desnudez que nombra los tabúes femininos mediante una formalización estética cruda, directa, y de una gran potencia visual y sanadora. 

'Red Hot' (2018), de Yapci Ramos, en la Galería Catinca Tabacaru de Nueva York.

'Red Hot' (2018), de Yapci Ramos, en la Galería Catinca Tabacaru de Nueva York. / LP/DLP

Por tanto, esa naturaleza interrogante y al mismo tiempo visceral, que acontece en las coordenadas del territorio, el cuerpo y el deseo, con el predominio del color rojo sobre blanco, conecta ambas piezas a través del tiempo y el cuerpo de la artista.

Pero este posicionamiento estético y político también atraviesa el discurso de Monumenta. Nueve encarnaciones guanches, proyecto escultórico que Ramos exhibió por segunda vez en la ermita de San Miguel de La Laguna el pasado 2023, con el que reivindica una mayor representación de efigies femeninas en los espacios públicos de Canarias. Una vez más, Ramos pone el cuerpo para visibilizar y reivindicar tantas realidades silenciadas de las mujeres en un viaje desde lo íntimo a lo colectivo, que imagina nuevos caminos posibles a través del arte que no tiene miedo de nombrar.