Arte

La tricontinentalidad desde dentro: el papel del CAAM en la sociedad grancanaria

La investigadora Idalmy González presentó el pasado 1 de marzo su tesis 'La tricontinentalidad en el proyecto museológico y museográfico del Centro Atlántico de Arte Moderno (1989-2015): aportaciones del CAAM a la cultura en Canarias' en la que analiza la importancia del museo de arte moderno

El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) durante la inauguración de su última exposición, ‘Memoria reciente’, el pasado 22 de febrero.

El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) durante la inauguración de su última exposición, ‘Memoria reciente’, el pasado 22 de febrero. / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

«Tú sales de aquí ahora y haces una encuesta en La Paterna, y nadie sabe lo que es el CAAM». Idalmy González, con su tesis La tricontinentalidad en el proyecto museológico y museográfico del Centro Atlántico de Arte Moderno (1989-2015): aportaciones del CAAM a la cultura en Canarias presentada el pasado 1 de marzo, hace hincapié, con el Centro Atlántico de Arte Moderno como eje central, en la desconexión que existe entre la parte alta y baja de Las Palmas de Gran Canaria y, por tanto, en la importancia de que ante los cambios de la sociedad, el arte sea más inclusivo y tenga en cuenta todas sus realidades y aristas.

El museo grancanario, ubicado en Vegueta, empezó desde sus orígenes con este afán de inclusividad como una parte esencial de su espíritu. Con Martín Chirino a la cabeza del proyecto como director y fundador, el CAAM abrió sus puertas el 4 de diciembre de 1989, cuando hacía poco más de un mes que el Muro de Berlín había caído y una nueva Europa se estaba gestando.

Con el concepto de tricontinentalidad por bandera, ese diálogo entre África, Latinoamérica y Europa -tan necesario para un territorio entre tres mundos como lo eran y lo son Gran Canaria y el resto del Archipiélago- se convirtió en la seña de identidad de los trece años que Chirino fue director del museo y, a su vez, de la propia institución que, a día de hoy, bajo la dirección de Orlando Britto (en el cargo desde febrero de 2016), sigue desarrollando líneas de trabajo e investigación que tienen en cuenta el enfoque que en sus comienzos reivindicó el escultor grancanario.

«Si me preguntas por los protagonistas más importantes del proyecto, hay que mencionar a Hilda Mauricio, que fue conservadora del museo entre 1989 y 1991, a Francisco Ramos Camejo y, por supuesto, a Martín Chirino», comienza explicando González, que también menciona la importancia de tener en cuenta que el CAAM fue un proyecto que se impulsó desde el Cabildo grancanario y de su consejería de Cultura. «La idea de la tricontinentalidad no tuvo una repercusión a nivel autonómico, no se extendió al resto de las Islas, ni hay otros museos con ese discurso. Es una circunstancia muy de la isla de Gran Canaria y que tenía presencia aquí, con el apoyo del Cabildo, que apostó también por crear un museo que representara la identidad», continúa diciendo la investigadora.

Y, en este sentido, añade: «Hay que destacar las primeras exposiciones que se desarrollaron, sobre todo en la época de Martín [Chirino], sobre arte de América Latina y de África. En este momento, se establecieron también los contactos con artistas de arte contemporáneo africanos y exposiciones de arte contemporáneo africanas». Así lo prueban exposiciones como Surrealismo entre Viejo y Nuevo Mundo, la primera que el CAAM acogió entre sus muros, o África Hoy, muestra de 1991 que constituyó uno de los primeros proyectos sobre arte contemporáneo africano planteado por un centro de arte occidental.

Dos líneas

Con Ángeles Alemán como directora, la investigación a la que la ya doctora en Historia del Arte ha dedicado cuatro años, aborda, por un lado el proyecto museográfico y expositivo del CAAM y, por otro, la labor del resto de sus departamentos, entre los que la investigadora menciona la biblioteca y centro de documentación o el departamento pedagógico, que cobra especial relevancia en su tesis que acaba de ver la luz.

«Hay que destacar las grandes aportaciones que ha hecho a las generaciones tempranas en cuanto al arte contemporáneo, los cursos que se han realizado para acercarlo a la sociedad», destaca González en referencia al departamento pedagógico. «Y la biblioteca y el centro de documentación también. Los otros departamentos también son muy importantes, pero quizá estos sean los más valiosos», aclara.

En este sentido, González también destaca la labor de José María Díaz Cuyás, primer director de la biblioteca del CAAM, como codirector de la tesis. «Él fue el primer director de la biblioteca, del centro de documentación. Sus aportaciones son muy valiosas en cuanto a todo lo que fue la creación de este espacio, que empezó con cero ejemplares y, hoy en día, conserva más de 78.000 documentos especializados en Historia del Arte Contemporáneo».

Con respecto a la labor didáctica del museo capitalino, González destaca la relevencia del Proyecto Barrios y de la Revista Atlántica. Esta primera iniciativa, lleva años desarrollándose con los alumnos y alumnas de las escuelas de diferentes barrios de la capital. Mediante diferentes actividades y talleres, los más pequeños pueden acercarse al arte y sacar provecho de su carácter social y de su poder para conformar identidades. «Me parece muy valioso. Es una iniciativa que trabaja precisamente en los barrios periféricos con niños y niñas que pertenecen a colectivos de otras nacionalidades, que viven y tienen una presencia en la sociedad», apunta la investigadora.

Por su parte, la Revista Atlántica -con un número uno que vio la luz en mayo de 1991-, nació con el objetivo de ser un vehículo impreso de los objetivos del CAAM, de ser, como se indica al comienzo de su primer número, una revista de las artes: «No hay, no puede haber, hoy por hoy, un saber o un discurso crítico del arte o de las artes que no exija desde su misma raíz el encaramiento de la cultura contemporánea en su entera, problemática realidad global. Los responsables de esta publicación —y también los del Centro Atlántico de Arte Moderno, en cuyo seno nace—, conscientes de este hecho, ensayarán en estas páginas una escena de intercambios críticos, de interflujos, de comunicación, en suma, en la que los lenguajes de las artes —la pintura, la literatura, la música, la escultura, la arquitectura, los lenguajes de la ciencia, la historia, la politología— dialoguen y se entremezclen en busca tanto del 'sabor' cuanto del 'poco de saber' en que, como escribió Roland Barthes, habría de consistir, en cierto modo, la voluntad de conocimiento del hombre contemporáneo».

Así arranca este ejemplar de una publicación que, en palabras de González, fue, en sus mejores años, «la revista más difundida en todo el mundo editada por un centro de arte contemporáneo español». A partir de la publicación número 60, que vió la luz en 2017, el CAAM inició recientemente una nueva época de esta publicación que sigue atendiendo a la creación artística y al pensamiento contemporáneo.

Rehabilitación del centro histórico

Por otro lado, otra de las líneas de investigación de la tesis de González se centra en la importancia que tuvo la rehabilitación del CAAM en la posterior rehabilitación del centro histórico de la capital grancanaria.

«Fue algo pionero. A partir del CAAM, hubo proyectos posteriores en otros centros marginados de la Península que partían de constituir un centro de arte contemporáneo o un museo para revitalizar el tejido urbano de la zona. En Las Palmas de Gran Canaria, el CAAM fue pionero en permitir la rehabilitación y facilitar que en la Vegueta de aquellos años, que se estaba muriendo, se reacondicionaran todas las calles, se peatonalizaran, hubiera visitas guiadas y turísticas… Abrieron la posibilidad de conocer la historia de la ciudad», relata la investigadora.

Debate identitario

La relevancia del CAAM para González también pasa por el debate identario que este ha creado en torno a la historia del Archipiélago y sus antecedentes históricos. «El Estatuto de Autonomía plantea en su preámbulo exactamente lo mismo, hace referencia a esos datos históricos, a la relación con América, África y Europa, cosa que ya había tanteado el CAAM desde sus inicios. El CAAM sirve de puente cultural entre los continentes».

Como guinda final a su exhaustiva investigación, González vuelve a recalcar la importancia del concepto de tricontinentalidad, al que cada director o directora que el CAAM ha tenido a lo largo de los años, ha intentado aproximarse a su manera y teniendo en cuenta el contexto social del momento. Para la doctora en Historia del Arte, uno de los rasgos que hay que tener más presentes es que esa tricontinentalidad ha, de algún modo, evolucionado a una «interculturalidad»: «Lo que intento concluir en la tesis es que, ahora, África, Europa y América, viven aquí. La sociedad ha cambiado mucho, tenemos que hacer un arte más inclusivo, trabajar la tricontinentalidad desde dentro. Porque hay una presencia de comunidades extranjeras que están aquí, que antes no tenían tanta presencia pero que ahora son muy relevantes», reflexiona González.