Islas de la Soledad (VII)

Lo que les puede pasar a tu casa y a ti

Los fenómenos que provoca el cambio climático afectan al valor de las viviendas

Reproducción de la última portada del semanario ‘The Economist’. |

Reproducción de la última portada del semanario ‘The Economist’. | / | THE ECONOMIST

Esta semana la revista inglesa The Economist publica en portada y en su interior un gran artículo que tendría que hacernos reflexionar muchísimo a cada uno de los canarios sobre nuestras casas —presentes, futuras, en propiedad o alquiladas—. Tendría que hacernos reflexionar sobre dónde vivimos, o queremos vivir, y qué nos puede suceder.

The Economist es una publicación semanal en lengua inglesa, con sede en Londres, que aborda la actualidad de las relaciones internacionales y de la economía desde un marco global. Esta semana dedica su portada y un espléndido artículo a los problemas que vamos a tener cada uno de nosotros en nuestras casas si estas no están preparadas para los fenómenos conocidos o previsibles que traerá el cambio climático más pronto que tarde a nuestras islas.

Sobre los vaivenes climáticos que están por venir en Canarias

Lo traigo a la prensa canaria porque ya he escrito sobre esta problemática en otros artículos dedicados a las islas del mundo o a las islas de la soledad y el cambio que intuye The Economist es muy similar al que se ha propuesto en anteriores artículos de este ciclo Islas de la Soledad.

Mi enfoque se centra en lo solas que estamos las islas ante los desastres que están por venir y la ceguera de tantas y tantas personas respecto a lo que están planificando sobre vivienda, sea pública o privada.

Hablar de ceguera no es una crítica negativa, sino una llamada de atención, pue me gustaría que sirviera para que pensaran en lo siguiente: para los chicharreros, durante la riada de 2002, ¿entró agua en tu casa?, ¿mucha?, ¿poca?, ¿qué has hecho para arreglarlo de cara al futuro? Y por otro lado, a todos los canarios que sufrieron la tormenta tropical Delta en 2005 y sus vientos huracanados que afectaron a todas las islas, a las conexiones aéreas y que se llevaron varias vidas por delante, especialmente en el sur de Tenerife, Gran Canaria y en Fuerteventura, según creo recordar.

En The Economist, sentados en sus oficinas de Londres, no necesitan bajar al terreno como nosotros cuando afirman que «si pensamos en los lugares vulnerables al cambio climático, podríamos imaginarnos arrozales en Bangladesh o islas bajas en el Pacífico. Pero otra respuesta, más sorprendente, debería ser tu propia casa».

No hace falta estar cerca de la costa

Y ahí es donde el semanario londinense se acerca a nuestros medios de comunicación insulares al reconocer que alrededor de una décima parte del valor de las propiedades residenciales del mundo está amenazado por el calentamiento global, incluidas muchas casas que no están cerca de la costa.

The Economist habla de acontecimientos lejanos, «desde tornados que azotan los suburbios del medio oeste de Estados Unidos hasta granizo del tamaño de pelotas de tenis que destroza los techos de las villas italianas, el clima severo provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero está sacudiendo los cimientos de la clase de activos más importante del mundo».

¿Están seguros cada uno de ustedes de que sus compañías aseguradoras cubrirán ese tipo de daños imprevisibles, insólitos y sorprendentes? Las aseguradoras, generalmente, corren con los costos de las reparaciones después de que una tormenta destruye un techo o un incendio devora una propiedad. A medida que el clima empeora y los desastres naturales se vuelven más frecuentes, los seguros de hogar se vuelven más caros. En algunos lugares, podrían encarecerse tanto que provocarían una caída de los precios de la vivienda; Algunos expertos advierten sobre una «burbuja de seguros climáticos» —señala la publicación británica— que afecta a un tercio de los hogares estadounidenses. Los gobiernos deben tolerar las pérdidas que esto supone para los propietarios de viviendas o cubrir ellos mismos los riesgos, como ya ocurre en zonas de California, propensas a los incendios forestales, y de Florida, propensas a los huracanes.

Huracanes e incendios en Florida y California

La exposición combinada de las «aseguradoras de último recurso» respaldadas por la administración en estos dos estados se ha disparado por seis en los seis últimos años. En Estados Unidos los políticos locales quieren traspasar el riesgo al gobierno federal, que de hecho gestiona los seguros contra inundaciones en la actualidad. Los daños físicos podrían prevenirse invirtiendo en protección de las propiedades mismas o en infraestructura. Pero, ¿y aquí? ¿Qué pasó realmente con los seguros de La Palma y su volcán?

En Canarias es ahora cuando se está poniendo en marcha una nueva política de viviendas que no puede obviar este horizonte.

Los gobiernos tendrán que aportar su granito de arena porque son más fuertes económicamente. En el Archipiélago solo el Gobierno y los cabildos pueden resolver estos problemas de acción colectiva mediante la construcción de infraestructura, y deben hacerlo especialmente en las ciudades de alta productividad y de gran población en primer lugar. Y deben pensar que los propietarios necesitarán incentivos para gastar grandes sumas en proteger y modernizar sus casas para que no solo contaminen menos, lo que beneficia a todos, sino para ser lugares seguros.

Dulce Xerach Pérez. Abogada y Doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea