Obituario

Muere Jiménez Soto, Medalla de Oro del Mérito Deportivo

El violinista, abogado, historiador y politólogo fue pionero en la investigación de los voluntarios canarios en la División Azul

Francisco de Paula Jiménez Soto.

Francisco de Paula Jiménez Soto. / La Provincia.

La Provincia

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El pasado viernes, día 26 de abril, fallecía en Las Palmas de Gran Canaria, Francisco de Paula Jiménez Soto, recientemente galardonado con la Medalla de Oro del Mérito Deportivo de Canarias y persona muy vinculada al deporte y la cultura insular, desde que en su juventud dejó su Sevilla natal para trasladarse a Gran Canaria.

A los que tuvieron la suerte de conocerle, nos ha quedado la imagen de una persona cercana dispuesta siempre a mantener una cordial conversación y expresar sus conocimientos con el respeto al interlocutor, por muy sencillo que éste fuese.

La biografía de Francisco Jiménez es tan amplia que resultaría difícil reflejarla en esta breve reseña. Sin embargo, merece la pena conocer algunos datos de su trayectoria humana y profesional para que se conozca su labor a lo largo de los años vividos en Canarias.

Todo empezó cuando, al fallecer su padre, le quedó como asignatura pendiente el interés de su progenitor para que realizara una carrera universitaria. Francisco Jiménez tuvo en su juventud la intención de hacerse piloto y con esa idea entró en el Ejército del Aire, pero no tuvo suerte porque un problema que tenía en el corazón le impedía elegir aquella profesión. Se dedicó entonces a la música y llegó a dirigir la Banda de Música de Aviación.

Más tarde, ya en Gran Canaria, perteneció a la antigua Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, donde ejerció como violinista. La música fue su gran afición. Mientras, estudió la carrera de Derecho en la Universidad de La Laguna y la ejerció durante bastantes años, tras pasar a la situación de reserva.

A partir de entonces empezó su vinculación con el deporte, especialmente con la Federación Canaria de Baloncesto y con el Comité Canario de Disciplina Deportiva (Cocade), donde ejerció como presidente durante más de veinte años. Mientras tanto, ocupaba las tardes como tutor de la UNED en la calle Luis Doreste Silva y allí se ocupaba de incrementar su conocimiento en otras carreras que fue acumulando.

Aunque sevillano de nacimiento, creo que se tiene bien ganado el título de canario de adopción, pues su cariño y dedicación a Gran Canaria queda demostrado en su curriculum vitae y ahí nos queda su legado.

Cuando ya en su madurez hizo la lectura de su Tesis Doctoral, sobresaliente «Cum Laude», dedicada a los Voluntarios de la División Azul en Canarias, hubo miembros del Tribunal que dijeron de él que era un hombre del Renacimiento y es que, difícilmente, podríamos entender de otra manera una erudición tan extensa: licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna, licenciado en Ciencias Políticas, en Antropología y en Historia por la UNED, doctor en Historia por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Nos resulta difícil de entender que un conocimiento tan amplio estuvo marcado por la excelencia, pero, sobre todo, por una persona que emanaba sencillez en su manera de vivir la vida. En resumen, una buena persona que dejaba huella.

Por último, reseñar que su magnífica tesis doctoral fue publicada por la editorial Mercurio Ediciones con el título La División Azul en el frente de Rusia (1941-1943). Voluntarios de Canarias.

Nuestro cariño para Celia y sus hijos, Cristina, Alberto y Daniel.