Entrevista | Carlos González Sosa Escritor

Carlos González Sosa: «Madeira expulsaba a los esclavos de Canarias porque eran problemáticos»

Con una reputación consolidada en la literatura canaria tras esa trilogía esencial de la historia de la conquista titulada ‘Sangre’, el escritor Carlos González Sosa acaba de publicar el segundo volumen de ‘Esclavos’ (publicaciones Bilenio) en donde cuenta los sucesos posteriores de sus protagonistas tras ser capturados por los castellanos. El autor ha realizado una ardua investigación sobre cómo era la vida en el siglo XV. 

Carlos González Sosa, con los dos ejemplares de la saga ‘Esclavos’.

Carlos González Sosa, con los dos ejemplares de la saga ‘Esclavos’. / LP/DLP

¿Por qué publica estos dos libros sobre las vidas de esclavos canarios tras la conquista?

Porque me lo pedían los lectores desde hace años insistentemente. Yo había escrito la trilogía Sangre, que trataba sobre la conquista de Canarias y muchos lectores me preguntaban qué había pasado con los esclavos que se habían llevado de las islas. Y me puse a investigar sobre este tema para poder escribir con todo el rigor. Antes salieron otros dos títulos míos sobre temas relacionados con la historia de Canarias como La venganza de Van der Does y El último viaje del Valbanera.

¿En qué se ha basado para desarrollar dicha historia?

Está basada en historias reales que les ocurrían a muchos esclavos que están registrados. Y viendo cómo los capturaban, cómo se los llevaban, a qué precios y en qué manera los vendían en las bailías, creé una historia ficticia, pero basada en hechos reales. Lo primero que hice fue reunirme con Manuel Lobo, que es nuestro historiador por excelencia, y él me dio muchos datos sobre cómo se trataban a los esclavos. Luego leí mucha biografía sobre esclavitud y partí sobre todo de un tratado de una historiadora llamada Vicenta Cortés que se basa en los registros que hay en Valencia y que habla de la Historia de las Islas Canarias a través de la esclavitud. Hay registros de lotes de veinte esclavos canarios, de ciento y picos, o de una sola niña. Fui mirando los registros de los esclavos que se vendieron legalmente porque también se vendieron muchos ilegalmente, y que, naturalmente, no están registrados en ningún sitio.

¿Eran unas vidas tan miserables como se cree?

Sí, realmente eran como cosas. De hecho, cuando iban a la bailía de Valencia, que era donde se registraban los esclavos, no se decía «tengo dos esclavos» sino «tengo un lote de cinco o veinte cabezas». Eran como ganado, y no tenían derecho. De hecho, sus dueños los podían poner como avales cuando tenían que hipotecar algo o los alquilaban. Además, estaban estipulado los castigos que se les podía dar como cortarle una oreja o azotarlos. Había varios castigos que estaban permitidos. Era una verdadera barbaridad lo que hacían con ellos.

¿De qué islas son los protagonistas capturados?

Se llevan uno de Gran Canaria, un alzado que se lo llevan de la montaña. Otro de Tenerife porque es 1496, cuando acaba la conquista. Y en el barco sube también una chica gomera que había sido esclava durante la Rebelión de los Gomeros, pero que ya había conseguido la libertad y estaba como mujer libre, aunque al final pierde los papeles y la vuelven a esclavizar. Y en el barco conocen a dos esclavos negros del África continental que han estado trabajando en los ingenios azucareros de Alonso Fernández de Lugo, que es el conquistador de Gran Canaria. Y, luego, en el barco, hay varios esclavos también pero que los han traído de distintos lugares de África.

¿Y en qué lugares transcurre la historia principalmente?

La trama pivota entre Canarias y Valencia y alrededores porque hay esclavos que se venden en el mercado legal y otros en Alicante o Alcoy como esclavos ilegales.

¿Qué es lo más importante para usted de este libro?

Realmente, lo que he querido destacar es un episodio que está un poco oculto, porque la esclavitud africana continental fue más de 12 millones de esclavos que se llevaron para América. Y ha quedado un poco ensombrecido la esclavitud en Canarias, que también la ha habido, pero parece que nadie la conoce. Entonces, quería que se supiera que muchos canarios fueron esclavizados y se los llevaron a la Península o a tierra europea. Y realmente cómo lo vivieron porque fue durísimo. De hecho, se llevaron muchos esclavos a Madeira también. Pero eran muy rebeldes porque robaban ganado, montaban pleitos, etc. Eran inconformistas. Entonces, las autoridades de Madeira terminaron prohibiendo esclavos canarios y los expulsaron a todos.

¿Y qué fue de ellos?

Como ya se habían hecho maestros azucareros, porque allí estaba la caña de azúcar, se dedicaron a este oficio. Y por eso se arrepintieron desde Madeiras porque muchos, al volver a las islas ya tenían ese oficio y empezaron a trabajar en los ingenios azucareros y le hicieron mucha competencia a ellos. Muchos trabajaron con Alonso Fernández de Lugo, que tenía varios ingenios azucareros que luego vendió para poder costear la conquista de La Palma y Tenerife. Ahí trabajaban muchos canarios.

¿Cómo ha abordado las vidas de cada personaje en su respectiva vida dentro de la esclavitud en cada volumen?

Relato las vidas que hacían. Unos trabajaban las salinas de alicante, otros en los gusanos de seda, otros en plantaciones, otros curtiendo pieles. Habían muchos trabajos que se refleja en sus anhelos por dejarlos, poder huir y volver a Canarias. En el primer volumen hablo sobre cómo fueron capturados, conducidos al barco y el trayecto del barco hasta Valencia, que es uno de los puertos donde había esclavos, pero ahí era donde estaba el marcado en el que se vendieron muchos esclavos canarios. Y todo el proceso de llevarlos a donde pujaba la gente para comprar los lotes de esclavos. Cómo esperaron a que hubiesen pocos esclavos para venderlos, porque cuando habían pocos esclavos eran como la ley de la oferta y demanda porque subía el precio. Luego los fueron separando y llevando cada uno hacia un lado. En el segundo parto de cómo hicieron la promesa de buscarse entre ellos y es el intento de cumplirla y tratar de conseguir la libertad.

Me imagino que, con el tema de la esclavitud, también eran habituales los abusos sexuales.

Y había muchos niños de los que también se aprovechaban. Pero, sobre todo, de las mujeres. De hecho, había una ley en que las mujeres tenían un precio más alto en el mercado. Primero porque el hombre trabajaba en cosas más peligrosas y tenía más posibilidades de morir, intoxicado por las pieles y demás. La mujer vivía más tiempo y tenía la posibilidad de hacer diferentes trabajos, sobre todo en el hogar. Muchas veces, si la mujer se quedaba embarazada y tenía un hijo, este era un esclavo y un beneficio para el dueño. y muchas veces era su propio hijo. Pero en este caso podía ser libre si el dueño lo reconocía como suyo, pero si decía que no lo era no había nada que hacer. No se cuestionaba la palabra del hombre.

Y también existían, me imagino, los esclavos ilegales.

Cada vez que vendían un esclavo tenían que pagar un quinto a la corona. Pues para no pagar ese quinto muchos esclavistas los vendían por fuera. El bailie era el funcionario que trabaja en la bailia y registraba a los esclavos. Se aseguraba de que los habían cogido legalmente, que eran de buena guerra o que estaban en bando correcto, pero muchas veces no lo eran y hacían caso la esclavista.

Antes usted escribía fantasía épica en títulos como Las tierras de Meed y Los señores de los Siete Tronos. ¿Por qué se produjo este cambio?

Porque investigué y me dio mucha pena que no hubiese nada sobre la conquista de Canarias. Me puse a investigar y me decidí a escribir. Me pasé cinco o seis años para la trilogía Sangre y me quedé en la novela histórica después de que se hiciera una representación de la conquista de Canarias en Arucas donde utilizaron de referencia mis libros.

Pues sus referentes literarios habrán cambiado.

Cierto. Antes eran Tolkien y la saga de Drangonlance de Margaret Weis y Tracy Hickman. Y ahora gente, sobre todo, como Conn Igulden y lo que ha escrito sobre la vida de Gengis Khan.