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Vela

Adiós a un forjador de campeones

El entrenador Manolo Pazos, ilustre moldeador de talento, fallece a los 72 años

Manuel Pazos, en las instalaciones del Real Club Náutico de Gran Canaria. | | LP/DLP

¿Qué hubiera sido de la vela de Gran Canaria, Canarias y España sin la aportación de Manuel Pazos Díaz? La respuesta es difícil de concretar, está en el planeta de los supuestos, pero seguramente que la evolución del deporte hubiera sido bien distinta. Y quizá para peor porque mejorarlo resulta difícil. Ayer, la vela se tiñó de luto con el fallecimiento de Manolo Pazos a los 72 años de edad, el hombre que junto a Joaquín Blanco Torrent revolucionó la vela para colocar el nombre de Canarias en todo el mundo.

Detrás del trabajo de Manolo Pazos se encuentra gran parte de los éxitos de la vela canaria, a través de las federaciones y, sobre todo, junto al Real Club Náutico de Gran Canaria, su casa casi desde que desembarcó en la Isla. Pazos nació en Ferrol (1949), pero a los 8 años ya estaba en la isla. Su padre, militar de profesión, fue destinado a Canarias y aquí descubrió la náutica. En el viejo club, el que estaba en el parque Santa Catalina, se lanzó al mar de la mano de Jesús Quevedo. Aquello le enganchó pronto.

Tanto que se convirtió en un asiduo del club, siempre esperando para salir a navegar en cualquier embarcación donde faltara un tripulante. Con los años el mar se tornó en su modo de vida. Se formó como marino mercante en Tenerife, comenzó a trabajar y siempre mantuvo un ojo en la vela. Su ímpetu, trabajo e ilusión le hizo encontrarse en este camino con Joaquín Blanco Torrent, que ostentaba la presidencia de la Federación Provincial de Vela recién creada. Era el inicio de la revolución, la primera piedra de la vela moderna con la llegada de los 70.

Adiós a un forjador de campeones | LP/DLP Edu López

Los inicios

Manolo Pazos, a la derecha, en sus inicios como entrenador de la Federación Provincial de Vela. Siempre defendió la idea de establecer un Centro de Alto Rendimiento en la bahía de Las Palmas de Gran Canaria.

Tras una breve incursión por Balito, el grupo que pasó a ser Escuela se estableció en Puerto Rico. Todo en precario: desde las tiendas de campamento cedidas por la Organización Juvenil Española a los primeros barcos de madera. Por allí andaban nombres que son ya leyenda de la vela nacional: Joaquín Blanco Roca, los hermanos Doreste o Toni Navarro. «Tenía un ímpetu tremendo para todo lo que se proponía. Tanto de entrenador en esos días como después de director de la escuela o de director técnico en la Federación. Cuando hacíamos alguna trastada nos obligaba a cargar piedras, a dar vueltas al campamento... Era muy exigente, tanto consigo mismo como los demás. Puede que ese fuera uno de sus trucos para conseguir resultados”, apunta Blanco Roca, que vivió aquella explosión en primera persona.

Pero el gran salto para la promoción de aquella generación y las que llegaron después fue la llegada de la clase Optimist. En 1974 el equipo de regatas que se gestó ahí acudió al primer campeonato de España que se celebró en la Manga del Mar Menor. Pronto empezaron a caer los títulos nacionales, europeos y mundiales. Aquella ilusión era ya una realidad.

Poco a poco se fueron incorporando nuevas clases a la flota –como el 420–, mejoras técnicas en los barcos, las chicas empezaron a asomarse a la navegación deportiva... El nombre de Pazos empieza a sonar, la vela canaria toma altura y es reclutado por la Federación Española como director juvenil. Mientras en el RCNGC el talento sigue a flote. Es el momento de los primeros olímpicos, de la primera medalla para Canarias con el oro de Luis Doreste y Roberto Molina en Los Ángeles 84’, del reconocimiento del RCNGC y de la vela en Canarias, que pasa a ser una potencia nacional e internacional.

Adiós a un forjador de campeones | LP/DLP Edu López

Despedida para Barcelona

Luis Doreste tenía un plan para Barcelona. Le pidió a Manolo Pazos que fuera el entrenador del tándem que formaba con Domingo Manrique y accedió. Para ello había que irse a Barcelona y accedió. A la izquierda, Manolo Pazos en un homenaje de despedida que tuvo lugar en el Bodegón del Pueblo Canario, por parte de los regatistas de optimist que perdían a su entrenador. Entre ellos Luis Martínez Doreste -a la dcha.-, que después sería olímpico a él en Sidney.

Para Pazos el salto de nivel llegó poco después. «Él me conocía bien, sabía cómo manejarme. Empecé con él en Puerto Rico en el optimist y creía que nos iba a ir bien juntos», explica Luis Doreste, a quien el fallecimiento de Pazos le ha pillado en Palma, donde compite en la Copa del Rey. «Era un trabajador incansable. Navegamos Domingo y yo, pero lo que hicimos, el oro de Barcelona, fue cosa de un trío. Gran parte de aquel oro es suyo», apunta con una sinceridad que se palpa a través del teléfono.

En Palma también está Domingo Manrique, protagonista de aquel oro en la clase Flying Dutchman. «Siempre estuvo ahí en la preparación para Barcelona. Imagina cómo era su compromiso que aceptó dejar a su familia aquí en la Isla, a su querida Merci y a sus hijos Laura y José para entregarse a nosotros en Barcelona», rememora. «Es que se me pone la piel de gallina», concreta Manrique.

«A mí me cambió la vida en gran parte cruzarme con él», confiesa Doreste. «No sé si para el resto también habrá sido parecido, pero está claro que sería difícil imaginar mi carrera sin él, desde luego que sí. Y lo mismo de la vela en Canarias y en España», concreta el único canario que puede presumir de atesorar dos medallas de oro olímpicas.

Adiós a un forjador de campeones | LP/DLP

Un trofeo con su nombre

A la izquieda, el entrenador posa con la regatista neerlandesa Marit Boumeester, bronce en estos Juegos Olímpicos en la clase Láser Radial y vencedora del Trofeo Manolo Pazos en el año 2019.

En Barcelona 92’, los Juegos Olímpicos que cambiaron la historia del deporte en España, también andaba Patricia Guerra. «Ha sido un día muy triste. Tengo muchos recuerdos de aquellos años antes de Barcelona, ya que estaba con los chicos y tuvimos un relación muy cercana en esos días», rememora Guerra, que tiene claro cuál es la imagen que se queda de Pazos en su memoria. «Era un superprofesional, pero además una persona capaz de comunicar muy bien. Se implicaba en todo, aunque no fuera su obligación. Siempre te daba buenos consejos, buenas palabras y buen trato. Y eso lo hacía con todo el mundo», relata Guerra, que también destaca su carácter «luchador» ante la enfermedad. «Verle en el gimnasio del club, agarrado del deporte, con ímpetu... Se le echará de menos».

Más visitas a los Juegos

Su primera experiencia olímpica tuvo su continuidad. Acudió a Atlanta 96’ con las clases láser y RS:X, pero sin el sello canario en sus regatistas. Eso volvió para Sidney 2000, donde Pazos se encargó de preparar a otro regatista ilustre: Luis Martínez Doreste, doble campeón del mundo juvenil a principios de los 90. «La vela sin su figura se habría desarrollado, sí, pero posiblemente de otra menera. ¿Que si su fórmula era la mejor? Pues la nuestra fue con él y fue la mejor. He tenido campeonatos de toda clase con él y siempre me encontré lo mismo: una buena persona», desmenuza al otro lado del teléfono, también desde Palma de Mallorca. «Manolo era la honestidad y la profesionalidad, una persona que lo primero que quería era que fuéramos seres humanos y después, campeones. Si es que no tenía enemigos», añade Martínez Doreste.

«Yo quiero que se me recuerde como alguien que le ha dedicado toda su vida a la vela, sobre todo a la vela canaria», decía Manolo Pazos en una entrevista publicada en 2014 tras su jubilación en estas páginas. Algo que parece que ha logrado con creces.

Adiós a un forjador de campeones | LP/DLP Edu López

El recibimiento en el RCNGC

Manuel Pazos fue clave en Barcelona 92. En la imagen, el recibimiento del RCNGC a Manolo Pazos, Domingo Manrique, Patricia Guerra y Luis Doreste, todos medallistas de oro. Un hecho difícil de repetir.

Adiós a un forjador de campeones | LP/DLP Edu López

Hijo Adoptivo de la ciudad

«Aunque no he nacido aquí, me siento canario y, en este caso, grancanario». Así de simple. Pazos fue reconocido como hijo adoptivo en 2015 tras 58 años en la ciudad. Un título que portó con orgullo.

Adiós a un forjador de campeones Edu López

Las frases

Joaquín Blanco Roca 

Olímpico en 1976 

  • «Todas las cosas buenas que se dirán de él son más que merecidas porque era así”

Luis Doreste

Doble oro olímpico

  • «Para Barcelona no navegábamos dos, éramos un trío. Gran parte de aquella medalla es suya”

Domingo Manrique

Oro olímpico en 1992

  • «Era un amigo, un entrenador, un compañero, un referente para Canarias y para España»

Patricia Guerra

Oro en Barcelona 92

  • «Se implicaba en todo. Aunque no fuera tu entrenador estaba ahí para ayudarte”

Luis Martínez Doreste

Olímpico en 2000 y 2004

  • «Siempre me pareció igual desde que lo conocí: una buena persona, honesto”

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