Ella llegó puntual al Centro Insular de Deportes pero la cita esta vez no era con el parqué, el aro o la línea blanca a 6 metros 25 centímetros que durante 20 años convirtió en su estilo de vida. Era éste el escenario de antiguas batallas, de grandes victorias y una gesta mayúscula, la Copa Ronchetti, que convirtió en leyenda a un equipo de amigas hace ahora doce años. Ayer, acompañada por sus padres y algunas de las que fueron compinches en la aventura, Rosi accedió a la sala de prensa para sacar de una bolsa gris un par de playeras de baloncesto, de reluciente amarillo y blanco. "Ya puedo decir que cuelgo las botas".

Fue un gesto simbólico, una metáfora sencilla en el acto oficial de su despedida y la manera en la que Rosi Sánchez quiso comunicar ayer el final de una carrera de éxitos que le ha convertido en la jugadora más laureada del baloncesto canario y una de las más destacadas de España.

"La verdad es que no me lo pensé mucho", señaló la jugadora antes de explicar: "Pensé que me costaría más pero la experiencia que viví este verano como entrenadora -técnico asistente de la selección sub 16- fue un punto de inflexión; es lo que yo buscaba". Según afirmó, ésta fue la excusa perfecta que ella llevaba varios años persiguiendo, pero además en el orden de prioridades también pesó su buena temporada con el Gran Canaria 2014 La Caja de Canarias. "Yo me quería retirar estando bien y lo he conseguido. Hay muchas jugadoras que se han retirado por lesiones o por no tener equipo pero he conseguido irme estando bien físicamente y por la puerta grande; como yo quería", expuso la protagonista del acto.

Grandes recuerdos

Pese al esfuerzo que aseguró que le supone, la jugadora grancanaria destacó dos momentos en su trayectoria deportiva; la consecución de la Copa Liliana Roncheti en el año 1999 con el Sandra Gran Canaria y su experiencia olímpica, su mejor recuerdo. Sobre la primera Rosi explicó: "Lo ganamos aquí, con la mayoría de jugadoras canarias y con la afición volcada con el baloncesto femenino; esto marcó un hito que después no significó nada pero por lo menos a nivel social y deportivo fue lo máximo para un equipo semiprofesional".

Mientras, la grancanaria señaló una fecha, la de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, como su momento de mayor realización como deportista. "Significó todo", afirmó antes de añadir: "Puedes ganar muchos títulos pero si no eres olímpica no has tocado la cima de una carrera deportiva. Eso fue lo que sentí cuando entré en el Estadio Olímpico de Atenas". Rosi quiso agradecer el apoyo de sus padres a lo largo de su carrera. "Siempre he dicho que tengo la mitad de cada uno; de él el trabajo y de ella el carácter", afirmó antes de tener que cesar su oratoria enmudecida por las lágrimas. Además, destacó que le debía Domingo Díaz y Begoña Santana, responsables del Club Baloncesto Islas Canarias, el haberla formado como jugadora.

La internacional se sirve ahora de su experiencia profesional para ejercer como tutora de aleros de la Federación Española de Baloncesto así como de entrenadora asistente en las categorías inferiores, una tarea que el verano pasado, en su primera experiencia, le reportó una medalla de oro en el Europeo sub 16. "Es un trabajo que me encanta y que agradezco", afirmó Rosi, y añadió: "Si ya me gusta el baloncesto, trabajar con jóvenes pues muchísimo más".