La polémica es un componente que ha acompañado al Estadio de Gran Canaria desde su nacimiento. Desde entonces, su financiación, su uso o su aspecto inacabado, han suscitado opiniones contrarias y enfrentadas. Hoy son las pistas de atletismo y tres arquitectos relevantes de Gran Canaria, tras aclarar que sin un conocimiento pleno del proyecto su análisis pierde rigor, comparten sus puntos de vista sobre el recinto.

Agustín Juárez se confiesa futbolero, reconoce que añora el ambiente del viejo Insular y, al tiempo que reconoce la utilidad de las pistas y alaba la visibilidad del proyecto original, expone que: "A mí me gustaría tener las dos cosas, pero me gusta mucho el fútbol y como todos prefiero verlo de cerca. Además, tendría que ver el proyecto porque por mucho que se aumente la grada abajo, la aproximación de las tribunas seguirá siendo la misma". Mientras, Elsa Guerra mantiene un punto intermedio. "Es cierto que en este momento tenemos un equipamiento adecuada en la Isla y que por la propia configuración de la sociedad y la relevancia del fútbol se hace necesario contar con otro tipo de estadio", señala antes de añadir, "yo comprendo a los aficionados que entienden que alejar el campo es un problema, pero tengo dudas al respecto. Digamos que entiendo las dos parte". Además, Guerra, al igual que Juárez, entiende que la técnica actual hace que existan fórmulas para trabajar la cimentación y evitar cualquier deslizamiento.

Por último, Eduardo Cáceres defiende el uso complementario de la instalación. "Es una pena que en esta Isla no se pueda realizar una competición de atletismo de nivel porque impere el fútbol", señala para añadir, "el estadio fue concebido de una forma e incluía a muchas modalidades deportivas y no entiendo el monopolio actual".