De Dinamarca a Pozo Izquierdo. Miles de kilómetros atrás para conseguir el sueño de convertirse en profesional y dominar el windsurf mundial. Niklas Matchisen, con sólo 12 años, es el rider más joven del Gran Canaria Wind and Waves Festival 2013. Ayer cayó en la primera ronda de la competición júnior, pero la ilusión de uno de los niños prodigio del windsurf sigue presente en la costa santaluceña. Desde hace un año reside en la avenida Punta de Tenefé, en la localidad de Pozo Izquierdo. Justo donde más le gusta estar: al lado del viento y de las olas del mar.

"Cuando era más pequeño, me gustaba hacer las cosas que hacía mi padre", afirma el benjamín de las bodas de plata del Mundial de Pozo Izquierdo. Es por ello que a los siete años se inició en la práctica del windsurf. Algo que comenzó lejos de la cuna de este deporte en Gran Canaria. Fue en el sur de la Península Ibérica. En aquellos años, la familia Matchisen Herrera había cambiado las gélidas temperaturas y días cortos de Dinamarca, por la alegría y la vida que desprende Torremolinos, en la provincia de Málaga.

"Creímos conveniente un cambio en nuestras vidas, por idioma, por cultura etc. Esa fue la razón por la que nos trasladamos a España", explica Adelaida Herrera, madre de la promesa del windsurf e inmigrante cubana en Dinamarca. Fue allí donde conoció a su marido, Mickael Matchisen, patriarca de la familia que inició a Niklas en el mundo del windsurf. "Al principio, llegábamos a practicar en algún pantano o bien teníamos que desplazarnos hasta Tarifa", afirma.

Horas de carretera hasta Cádiz o Almería para encontrar unas condiciones adecuadas para progresar y disfrutar cabalgando las olas de la costa andaluza. "Lo probé y me encantó. Teníamos que hacer un par de horas mínimo en coche para llegar a la playa. Nuestro plan era salir temprano, llegar sobre las 11 de la mañana y estar hasta las 6 de la tarde", explica Niklas cuando rememora los viajes para volar sobre el Atlántico.

No obstante, su gran salto se produjo el pasado verano. En el mes de julio, la familia cambió su residencia hasta Pozo Izquierdo. Un nuevo lugar, otras caras, pero la misma ilusión por progresar y poder triunfar en el windsurf. "Allí teníamos que desplazarnos muchos kilómetros cada fin de semana que queríamos entrenar. A veces, los pasábamos enteros y otros días íbamos y veníamos en la misma jornada", explica Adelaida Herrera.

Las extraordinarias condiciones que reinan en Pozo Izquierdo la mayor parte del año, fue la motivación de la familia para trasladarse hasta la Isla. "Con estas olas y este viento todo es más cómodo. Residimos justo aquí al lado. Fue un paso decidido dejarlo todo para vivir aquí", afirma Adelaida. Una adaptación que ha sido más complicada para el resto de la familia que para el propio Niklas. "No me ha costado venirme hasta Pozo. Me gusta hacer amigos y la verdad que me siento muy contento", señala el joven windsurfista.

Un día a día que circunde en torno a la fuerza con la que los alisios peinen la costa. "Llego del colegio a las dos, como, hago los deberes y después, si hay viento y olas, practico un par de horas mínimo", asevera con una radiante sonrisa.

Köster, un ejemplo a seguir

La gran ilusión de Niklas en el futuro es "llegar a ser campeón del mundo". Algo que ya ha conseguido dos veces su ídolo, Philip Köster, residente en Playa de Vargas. "Me fijo mucho en él. Siempre hay que mirarse en los mejores", apunta.

La de 2013 es su segunda participación en el Mundial de Pozo Izquierdo. "El año pasado recuerdo verlo en el agua con más de 50 nudos. A veces paso miedo cuando lo veo saltar en el agua. Recuerdo una vez en la Península que se metió en el agua tras un temporal. Él es muy valiente y su padre le animaba a seguir, pero yo sufrí mucho. Ahora ya lo paso mejor", afirma la madre de la gran promesa del windsurf.

La progresión de Niklas Matchisen no cesa. Su llegada al barrio santaluceño ha disparado su ilusión por poder subirse a lo más alto del podio algún día. El futuro está atado a su tabla y a su vela.