Acrobacias

Ainhoa Sánchez baila subida en los aviones: "No me da miedo"

Es la primera bailarina sobre aeronaves que hay en España

Ainhoa Sánchez volando recientemente en el Reino Unido.

Ainhoa Sánchez volando recientemente en el Reino Unido. / A. S.

Xuan Fernández

Puede afirmarse sin ningún género de dudas que Ainhoa Sánchez cumple un sueño. Un sueño por todo lo alto, de lo más singular y excéntrico, difícil de explicar e incluso de imaginar, pero sueño al fin y al cabo. Ainhoa es, ojo al dato, bailarina de aviones. Sí, como suena. Se sube a un avión en marcha y baila y se mueve por las alas, a cientos de kilómetros de altura. El espectáculo dura unos quince minutos. Es un show en el aire, una especie de circo. El nombre técnico de esta disciplina insólita es 'wingwalker'. Ainhoa, nacida en Bilbao en 1976, pero asturiana de corazón, es además la primera española que se dedica a moverse en una aeronave como si estuviese bailando en el salón de su casa.

Se calcula que en todo el mundo habrá una veintena de personas que hacen lo mismo que en ella. Que se tenga registro, solo en Estados Unidos, Canadá, Suiza, Reino Unido y España existe esta –¿deporte? – práctica. "Sí, soy bailarina de aviones", repite orgullosa Ainhoa, que fue premiada el año pasado en Oviedo en los "IV Premios Air-Hostess Internacionales de Aviación" y está estos días en Asturias. ¿Cómo se empieza a ser bailarina de aviones? Para Ainhoa todo fue casi de casualidad. En 2012 trabajaba en el departamento de marketing de una empresa y le encargaron diseñar un calendario. "Iba sobre los circos aéreos y me llamaba la atención, porque lo había visto en películas antiguas y en internet. Yo quería hacer algo parecido, aunque sabía que era una locura muy grande".

La locura se hizo realidad. "Empecé a buscar y a buscar y encontré una mujer que sabía, pero estaba en California. Me dijo que fuese, pero antes encontré a una piloto que en el Reino Unido daba paseos en el ala". Aquello fue en 2013. Ainhoa se subió por primera vez a un avión, pero no en el asiento, si no de pie, en el ala. Ver para creer. La bailarina lo aclara. "Vas atada siempre y con seguridad, no paso ningún miedo, es pura emoción". En Irlanda tuvo su primera experiencia y su familia no daba crédito. "Mis padres no vinieron a verme y se lo tomaron bastante mal, pero yo tuve un flechazo. Sabía que eso era mi camino". Entonces el reto estaba claro: intentar ser bailarina de aviones en España. No había marco legal ni nada de que se le pareciese. Tocó ir de puerta en puerta. "Fui a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Les dije: ‘Quiero bailar encima de un avión’. Les hizo gracia el proyecto y me apoyaron desde el principio".

Entonces Ainhoa siguió ensayando en el Reino Unido, pendiente de poder volar en España. La oportunidad le llegó en 2015, primero en León y luego en Murcia. Dos años después, en 2017, Ainhoa se hizo con su propio avión, un Boeing Stearman PT-17, que ya ha estrenado. Un dato: esta disciplina utiliza aviones clásicos, muy difíciles de conseguir, porque además siguen la estela de los circos aéreos de Estados Unidos de los años veinte, cuando tras la Primera Guerra Mundial había mucho avión y poco trabajo y surgieron estos primeros espectáculos que ahora impulsa Ainhoa, pendiente de cerrar más espectáculos para seguir son su carrera. "¿Volar en Asturias en un futuro? Ojalá, porque para mí sería un sueño. Me encanta". El cielo azul le espera.

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