SUPERCOPA

Pedri, en paradero desconocido

El infante de Tegueste, titular un mes después, dura una hora y termina desquiciado ante el desplome de un Barça vulgar

Pedro González López ‘Pedri’ –dorsal ‘8’ y a la dcha– desfila ante Florentino y Laporta, con la Supercopa en primer término.  | | RFEF

Pedro González López ‘Pedri’ –dorsal ‘8’ y a la dcha– desfila ante Florentino y Laporta, con la Supercopa en primer término. | | RFEF / Paco Cabrera

Paco Cabrera

Paco Cabrera

En la noche de Vinícius, el tinerfeño se vio superado por el ritmo salvaje de un Madrid musculoso con Tchouaméni y Valverde a todo tren. Con un tiro, desde la frontal, y un pase a Ferran Torres, vuela otra fecha en el calendario sin la versión mágica del diamante. Acusa la falta de Gavi, lesionado.

El Barça parecía un cementerio en Riad. Un bosque de sombras. La Supercopa del abatimiento y de las carencias defensivas. A Xavi Hernández, contra las cuerdas y con el crédito bajo mínimos, únicamente se le ocurrió «pedir perdón» y reclamar a los cuatro vientos un «reset» tras recibir cuatro estocadas de un Madrid ultrasónico. Apagar y encender un ordenador que ya dejó muestras de su decrepitud en el Gran Canaria.

En este clima de vulgaridad extrema –se llevó cuatro del Girona, dos del colista Almería, dos del Barbastro en Copa, cuatro de los blancos de Ancelotti–, la figura de Pedri sigue sin encontrar la pausa de estrella. Falta la inspiración. El mimbre de mayor talento de los últimos años del panorama internacional y ex de la UD Las Palmas, lastrado por las lesiones (siete percances en los dos últimos años), pasó de puntillas. Regresó ante Osasuna en semifinales con nota. Un canto a la esperanza. En la final fue titular y dejó un remate peligroso y otro pase de leyenda a Ferran.

Llamado a convertirse en el gran talento europeo, el ex de la UD fue arrollado por el apetito de los blancos

Con solo trece partidos en esta campaña, ayer no fue el rostro resolutivo. Le quemaba el balón. Devorado por el colmillo y nervio del Madrid, se ha contagiado de un bajón colectivo tremendamente tóxico. El infante de Tegueste ya no acudió a la última citación de De la Fuente por precaución. Poco a poco se ha ido difuminando la figura de un mimbre diferente, capaz de hacer creer en milagros. La lesión de Gavi y el descenso del nivel competitivo de los capos como de Lewandowski, Gundogan, Frenkie de Jong han transformado la partitura de Xavi en una trampa mortal. No hay desborde, no hay profundidad y cada perdida se convierte en una carrera diabólica de Vinícius. En el banquillo, no hay soluciones y Pedri se ha contagiado de esta patología.

Gastarse treinta kilos en Vitor Roque –alta invernal sin impacto–, coleccionar palancas para la ruina y un Deco con estirpe de meme. El Barça es una caricatura y Pedri es arrastrado por el río del disparate. Está en paradero desconocido en un gigante abocado al fracaso.