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medicina y salud

Una vida sin humos: conseguirlo puede ser más fácil de lo previsto

"Una persona que fume un paquete diario se gasta unos 16.500 euros en diez años, el precio de un coche de gama media", subraya el neumólogo Martínez Muñiz

Una vida sin humos: conseguirlo puede ser más fácil de lo previsto

El pasado domingo se celebró el Día Mundial sin Tabaco. La tasa de fumadores ha experimentado una severa caída en los últimos 30 años: del 60 por ciento al 32 por ciento de la población. Sin embargo, el tabaquismo sigue afectando a unos diez millones de españoles, y la edad de comienzo es a los 13 años. Asimismo, según los últimos datos difundidos recientemente por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), -que este fin de semana ha celebrado su congreso en el sur de Gran Canaria-, en España se diagnostican unos 20.000 casos anuales de cáncer de pulmón, de ellos 18.000 (18,4 %) entre los hombres y 2.000 (3,2) en mujeres.

Los cambios legales han generado innumerables controversias. La consideración social ha sufrido una fuerte mutación. A los argumentos relativos a la salud se suman los de carácter económico: una persona que fume un paquete diario de una de las marcas habituales "se gasta unos 16.500 euros en diez años, el precio de un coche de gama media", subraya el neumólogo Manuel Ángel Martínez Muñiz, especialista y master en tabaquismo. En las líneas que siguen, el doctor Martínez Muñiz expone las claves del tabaquismo y enfatiza que algunas personas, que de antemano creen que no serán capaces de dejar de fumar, "una vez que lo intentan se sorprenden de que en el fondo era menos difícil de lo que pensaban".

¿Qué es el tabaquismo?

No es un vicio ni una costumbre. Está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como "una enfermedad crónica y recidivante" dentro del grupo de las "adicciones". Por lo tanto, requiere el enfoque adecuado a estas situaciones. La conducta de riesgo viene condicionada por la propia adicción y la alta dependencia que origina, y sobre todo por las enormes posibilidades que tiene de generar algunas enfermedades que pueden causar mortalidad precoz con mucha frecuencia, y otras que acarrearán una importante pérdida de calidad de vida en los últimos años de la misma.

Posibles daños

Prácticamente no hay órgano del cuerpo humano que se escape de un posible daño del tabaquismo. Sería muy prolijo enumerarlos todas las posibles enfermedades, pero las más frecuentes con diferencia son: los tumores, ya que el tabaco es el causante directo de casi el 30 por ciento de los cánceres (el de pulmón es el más paradigmático de todos); las enfermedades cardiovasculares; y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que afectará al 25 por ciento de los fumadores. Se discute ahora si alguna de estas enfermedades afecta más precozmente y con más intensidad a las mujeres. Resumiendo, el tabaco es la causa aislada más importante de morbilidad, discapacidad y mortalidad prematura prevenibles y evitables en los países desarrollados.

Cifras muy variables

La prevalencia mundial es muy variable. Hay países como Rusia, países del este de Europa, China o la India con consumos en el varón del 50 por ciento o más. En el extremo opuesto, otros, como Suecia o Inglaterra, están en un 15 por ciento, y algunos estados de EE UU por debajo de esa cifra. La media en la Europa comunitaria oscila entre el 25 y el 30 por ciento. En nuestro país, está en un 27 por ciento de los mayores de 16 años, y en Canarias en un 29 por ciento.

Edades más afectadas

El mayor consumo, en general, se concentra entre los 20 y los 55 años. En el conjunto del Estado español, el consumo es mayor en varones que en mujeres en todas las edades: un 32 por ciento frente a un 23 por ciento. En Canarias es del 25,9 por ciento en varones frente al 22,8 por ciento en mujeres.

Baja la incidencia, pero las jóvenes preocupan

Entre los varones hay una clara y progresiva disminución desde el año 1985: ha pasado de casi un 60 por ciento al 32 por ciento actual. Entre las mujeres había ido aumentando hasta principios de este siglo, sin alcanzar nunca, ni de lejos, las cifras de los varones, pero también está disminuyendo. No obstante, en nuestra región llama la atención el alto consumo en mujeres jóvenes, que no parece ir en disminución.

Influencia de las leyes y fumadores pasivo

Evidentemente, la ley del año 2005 y la reforma y ampliación de la misma de diciembre de 2010 han contribuido a concienciar a un buen número de fumadores y a acelerar el descenso del consumo. Con todo, quizá tan importante como eso haya sido el proteger a los no fumadores de la exposición involuntaria al humo ambiental, es decir, evitar en la medida de lo posible lo que se conoce como "fumadores pasivos", ya que el humo del tabaco no sólo es una molestia para las personas no fumadores, sino que supone para ellos un riesgo importante para padecer algunas de las enfermedades más frecuentemente relacionadas con el tabaco.

¿Más restricciones?

Quizá sería interesante intervenir sobre algún otro aspecto, como el referido a la protección de los niños, ya que un adulto siempre podrá protegerse de la exposición al humo ambiental e irse del lugar donde haya fumadores, pero es obvio que los niños pequeños no pueden hacerlo. Hay países de nuestro entorno que han prohibido fumar en los coches particulares cuando en ellos viajan niños pequeños, y resulta evidente que esto tiene mucho sentido. De todas maneras, más importante que nuevas regulaciones es que las actuales se cumplan. No es nada extraño ver fumadores en parques infantiles o incluso a las puertas de los centros sanitarios; y algunos locales de hostelería que, en determinados momentos, cuando se quedan con sus clientes habituales, permiten que se fume en su interior.

Edad de inicio

En los últimos años permanece estable: la media de edad de comienzo está sobre los 13 años, a nivel del Estado. En cualquier caso, esto significa que hay niños que ya lo han probado a los 10-11 años. Es muy importante prevenir, y las intervenciones en los niños hay que hacerlas antes de que comiencen. Hace años se decía que los 14 años era una buena edad, pero ahora está claro que hay que hacerlo con más precocidad.

Consideración social y poder adquisitivo

El tabaco pasó de ser bien visto socialmente a ser considerado nocivo y peligroso, y por lo tanto algo negativo. Además, ha pasado de ser consumido por las clases sociales con más poder adquisitivo a lo contrario, con lo que, además de un problema de salud, acarrea también una penalidad económica para las clases menos pudientes. Hace años, el tabaco era muy barato en nuestro país, pero ahora ya no lo es tanto.

Un coche en diez años y argumentos para dejarlo

Una persona que fume un paquete diario de cigarrillos de una de las marcas habituales en el mercado se gasta unos 16.500 euros en diez años. Resulta evidente que hablamos de una cantidad importante (por poner un ejemplo es el precio de un coche de gama media). Como decíamos antes, los países donde ahora es mayor el consumo son aquéllos en vías de desarrollo, en los que el poder adquisitivo es menor y esto supone detraer recursos económicos importantes en la unidad familiar. Lo más importante es hacer ver al fumador las enormes ventajas de dejar de fumar: en salud, económicas, no tener una dependencia, ser un ejemplo para los hijos? Se mire por donde se mire, todo es positivo.

... Y métodos para lograrlo

No hay soluciones mágicas para dejar de fumar, pero hay métodos estandarizados, con la suficiente evidencia para considerarlos eficientes. Están basados fundamentalmente en la combinación de terapia farmacológica y psicológica, así como en el seguimiento periódico durante al menos un plazo de 6 a 12 meses. Algo muy importante es que la persona esté muy motivada para hacer el intento de deshabituación. A veces, cosas tan sencillas como un consejo médico puede ser suficiente para que el fumador lo consiga.

¿Merece la pena dejarlo?

Cualquier edad es buena para dejarlo. Evidentemente, cuanto antes se haga más se disminuirá el riesgo de perder la salud. En cualquier caso, aunque uno ya tenga una enfermedad relacionada con el tabaquismo, lo mínimo que conseguirá es que ese problema, si no puede curarse, al menos no siga empeorando; y eso, en la mayoría de las ocasiones, es muy importante.

Dudas frecuentes

Algunas personas creen, de antemano, que ellas no serán capaces de conseguirlo, y una vez que lo intentan se sorprenden de que en el fondo era menos difícil de lo que pensaban. Otra duda que se plantean es si resulta necesario realizar también un tratamiento farmacológico, y está demostrado que tomar alguno de los fármacos indicados en el tabaquismo duplica, al menos, las posibilidades de conseguir dejar de fumar. De todas formas, lo mejor es siempre motivarse para iniciar el intento de deshabituación y pedir ayuda a los profesionales sanitarios, que aconsejarán sobre la mejor manera posible y resolverán cualquier duda.

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