La totalidad de las tribus norteafricanas que pueblan las Islas llegaron a tener tal grado de desarrollo que como ha quedado demostrado dejan distintos tipos de inscripciones, letras que pertenecerían a la escritura líbico-bereber. Como certifican distintos estudios realizados en el Archipiélago, y gracias al hallazgo de estas inscripciones, aún hoy con buenos niveles de conservación, se han localizado restos de estas letras ya sea sobre rocas fijas en el suelo, en madera o en pequeñas piedras fácilmente transportables. Una rama de sabina como la conservada en La Gomera, los tablones funerarios de una cueva funeraria de Guarazota en El Hierro, la referencia de una pieza de cerámica pintada que un joven entregó al médico galo Rene Verneau y la significativa cantidad de líneas que se conservan en algunas islas permiten pensar a los expertos que también se escribe sobre barro, tierra o pieles.

Como señala la doctora Nona Perera, la población de Fuerteventura y Lanzarote, además de la escritura líbico-bereber, escribe en líbico-canario. Se trata de un alfabeto inspirado en la escritura latina que emplea la tribu que pueblan estas dos islas. Los arqueólogos han localizado en 10 estaciones rupestres de Fuerteventura y en 21 de Lanzarote cientos de líneas escritas, lo que demuestra la riqueza que poseía estas poblaciones. Algunas de las personas autoras de estas inscripciones escribieron utilizando caracteres de ambos alfabetos, por lo que se deduce de los paneles de piedra que se conservan en Barranco del Cavadero, Morro de la Galera, Montaña del Sombrero, Cuchillete de Buenavista en Fuerteventura y Tenésara, Montaña Ortis, Cueva Palomas, El Majo, Castillete o Cejo Romero en Lanzarote.

La tarea ahora de los expertos es tratar de poner sonido a estas letras, y recuperar esa forma de comunicarse de los primeros pobladores.