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La igualdad llega a buen puerto

Soltando amarras

La participación de la mujer en el mercado laboral de los puertos canarios es cada vez mayor | Aunque las cifras todavía no son óptimas, la presencia de mujeres tanto en La Luz como en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife crece de manera lenta, pero segura

Soltando amarras LP/DLP

La presencia de mujeres en los diferentes sectores de la actividad portuaria es cada vez mayor, pese a que, según cifras de la Organización Marítima Internacional (OMI), «las mujeres representan tan solo el 2% de los 1,2 millones de los marinos y el 94% de las mujeres que se dedican a las carreras marítimas trabajan en el sector de los cruceros».

Son varios los colectivos que están inmersos en la labor de reducir la brecha de género y los obstáculos asociados a la discriminación de las mujeres. Segmentos como el de la reparación naval, el suministro de combustible o la estiba se han desarrollado bajo el estigma de ser labores consideradas estrictamente destinadas a los hombres.

Este prejuicio, que ha bloqueado durante muchos años el acceso de las mujeres a este nicho de ocupaciones, ha ido quedando en el pasado de manera paulatina.

Los puertos de Las Palmas de Gran Canaria y de Santa Cruz de Tenerife son claros ejemplos de la evolución que está teniendo lugar en la actualidad, en el proceso de integración de las mujeres en el mercado laboral portuario.

En el caso de La Luz, cabe destacar la productiva labor de entidades como el Clúster Marítimo de Canarias, que cuenta entre sus componentes con un elevado número de mujeres, y que se encarga de diseñar una programación de actividades en las que la mujer es el eje central.

Uno de estos eventos fue el que se llevó a cabo recientemente y que contó con la colaboración de la Federación Canaria de Empresas Portuarias (Fedeport) y la Fundación Puerto de Las Palmas, una jornada en la que se intentó dibujar un boceto tanto de la situación actual como de los retos a los que se tendrá que enfrentar el colectivo femenino en el futuro inmediato.

Entre las intevenciones de los invitados, cabe destacar la del presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra, en la que, además de enfatizar los constantes y permanentes cambios que están viviendo los puertos estatales, señaló que las mujeres han tenido un más que marcado protagonismo.

«Hoy en día resulta algo normal, común y hasta necesario, que las mujeres estén comandando, dirigiendo y decidiendo aspectos de la vida portuaria. No debe ser o resultar extraño e incluso debería de haber más», apuntó Ibarra, dejando bien claro que la estrategia desde el gestor portuario es reforzar y apoyar las iniciativas que incentiven la mayor participación de las mujeres en los sectores portuarios.

Por su parte, en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife, hay que reseñar la buena labor que está llevando a cabo La Factoría de Cohesión a través del proyecto Un puerto violeta, que fue presentado el pasado año. Con esta iniciativa, el colectivo busca aumentar la presencia de la mujer en el entorno portuario, así como promover la corresponsabilidad de todos los sectores para mejorar la calidad de vida de mujeres en el puerto.

Tiene especial relevancia la tarea que lleva a cabo La Factoría de Cohesión, teniendo en cuenta los datos del primer informe diagnóstico sobre el estado de la igualdad en los recintos portuarios de la provincia tinerfeña, que reflejaron una realidad acuciante, ya que de las 208 personas trabajadoras en las empresas portuarias de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, 38 son mujeres, lo que supone un 18,3%. En este caso, las empresas encuestadas no acusan diferenciación salarial, por lo que no se puede apreciar la brecha salarial.

Las circunstancias, por lo tanto, en los principales puertos de Canarias se perfilan como bastante similares.

Aparte del obstáculo ya mencionado, sobre la asumida masculinización de los trabajos que se desarrollan en los recintos portuarios, también hay otras razones que dificultan sobre manera la incorporación laboral en el sector.

Una de ellas, a la que también han hecho alusión voces legitimadas como la de la excomisaria europea para Asuntos Marítimos y Pesca, Maria Damanaki, que estuvo de visita en la capital grancanaria la pasada semana, es el relativo a la imposibilidad de conciliar la vida profesional con la personal.

Históricamente, las mujeres han tenido siempre más inconvenientes para la incorporación al mercado laboral —no sólo el portuario sino en general—, debido a la estructura social existente.

La propia Damanaki ha indicado en varias ocasiones, que las responsabilidades familiares recaen sobre todo en la figura femenina, lo que hace que la disposición para trabajar decrezca. No obstante, la política griega a su vez dejaba claro que la participación femenina en la economía azul no es solo positiva para la mujer sino para toda la sociedad, por lo tanto, «es un reto».

Otro de los puntos importantes tiene que ver con la ampliación del abanico de opciones laborales para las mujeres en los puertos, ya que han ocupado, en su mayoría, puestos relacionados con la gestión y la administración, no accediendo a otro tipo de segmentos con un carácter más operativo.

Otros frentes, como la brecha salarial o la falta de un relevo generacional en el que las mujeres tengan más visibilidad, son también cuestiones que se encuentran en el centro del debate.

Planteados los datos y partiendo de la base de que queda mucho trecho por andar, la situación en la actualidad dentro de los puertos canarios en comparación con otros de ámbito nacional, e incluso internacional, es relativamente positiva, una sensación que las propias protagonistas confirman, manifestando que el proceso de integración se está desarrollando de manera lenta, pero segura.

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