En la familia de los Quintana Bolaños son cinco hermanos. Actualmente Martina y Carmen son las únicas que trabajan como aparceras en las plantaciones de tomate del sur de Gran Canaria, pero "hemos llegado a ser cuatro las que nos dedicábamos a esto en la familia", comenta Carmen.

Martina, de 56 años, es la que más tiempo lleva en el cultivo de tomates. "Empecé a los 14 años porque mi padre enfermó y había que ayudar en casa", recuerda. No obstante, Carmen, de 47 años, tampoco se queda atrás. "Llevo 30 años en la agricultura", comenta. Ambas aseguran que es un sector en el que abunda la presencia de mujeres. "Antes, los maridos se dedicaban a la construcción y las mujeres, para llevar un poco más de dinero a casa, nos íbamos al campo a plantar", explica Martina.

Cabezas de familia

Con la llegada de la crisis y el freno del boom de la construcción, estas mujeres se convirtieron en la única fuente de ingresos de sus hogares. "Son muchas las familias que dependen hoy en día del trabajo de las aparceras. En mi caso, mi marido no tiene un trabajo fijo y soy yo la que lleva un sueldo a casa", comenta Martina.

A lo largo de los años, estas hermanas han visto mejorar las condiciones laborales de su oficio. "Ahora se trabaja mejor porque antes, por ejemplo, las mujeres sufríamos mucho de la espalda y la cintura porque recogíamos los tomates en un faldo amarrado al cuello y, ahora, se usan carros y hay más maquinaria", recuerda Carmen.

Sin embargo, la noticia de la liberalización del mercado agrícola marroquí en Europa les hace pensar que el futuro no se presenta mejor. "El acuerdo ha sentado como un jarro de agua fría porque vivir del tomate se va a acabar ya que no podemos competir con sus bajos costes", comenta Martina. Ni ellas ni sus compañeras entienden por qué se ha tomado una decisión que perjudica a tantas familias canarias. "Aquí hay un control sobre todos los productos que usamos, cosa que no se hace en Marruecos", señala Carmen.

Para evitar que este pacto les perjudique consideran que "los políticos tendrían que mojarse y no permitir que se venda así la agricultura canaria".