Adentrarse en Sioux City supone retroceder 200 años en la historia y rememorar la época en la que los soldados estadounidenses luchaban por expandir la frontera de su país colonizando tierras hasta alcanzar la costa del océano Pacífico. Cada día, y desde hace 42 años, el tiempo se detiene en el siglo XIX en este parque temático y el visitante experimenta la vida en el Lejano Oeste.

En este universo paralelo, los vaqueros pegan tiros a lomos de sus caballos, los indios lanzan cuchillos y las damas bailan al son del can-can. Un mundo ficticio al que, sin embargo, se le acerca un final muy real. El cierre de Sioux City pende de un hilo, a la espera de un inversor que salve su más que delicada situación económica.

Los trabajadores y los propietarios de las instalaciones, la familia Del Castillo, negocian un acuerdo estos días mientras se consume el plazo prorrogado de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) extintivo que afecta a una veintena de empleados. No obstante, este no es el primer ERE al que se enfrenta el parque.

"Hace cuatro años se hizo un ERE con suspensión parcial de jornada laboral; hace tres, se hizo un ERE extintivo son 13 trabajadores; después se realizaron despidos objetivos por razones económicas y por último nos rebajamos todos el sueldo entre un 10 y un 20%", detalla Antonio Gopar, director de Sioux City y sheriff del pueblo. Gopar asegura: "Hemos hecho todo lo posible para evitar esta situación" y que incluso los propietarios "han puesto siempre dinero de su bolsillo para sacar el parque adelante". Sin embargo, tanto él como el resto del personal reconocen que el muy probable cierre de esta aldea del Oeste "es la crónica de una muerte anunciada".

Sioux City abrió sus puertas por primera vez en agosto de 1971. Tras la época dorada del género western americano en el Hollywood de los años 50, y el casi recién generado spaghetti western (o western europeo), un grupo de inversores americanos y alemanes decidió buscar una localización para rodar este tipo de películas. El árido paisaje del Cañón del Águila se les presentó como la oportunidad perfecta en la que recrear un autentico pueblo del Viejo Oeste.

Tras llegar a un acuerdo con la familia Del Castillo, propietaria de los terrenos, en 1969 empezó la construcción de estas instalaciones, que supuso una inversión de dos millones de dólares (1,5 millones de euros). Entre los rodajes que posteriormente se hicieron en Sioux City destaca la grabación del film Por la senda más dura (Take a hard ride) en 1975, una producción de la Twentieth Century Fox que protagonizó el actor norteamericano Lee Van Cleef junto a Jim Brown, Fred Williamson, Catherine Spaak y Dana Andrews.

A medida que las películas del Oeste fueron perdiendo tirón entre los espectadores y, consecuentemente, el número de rodajes fue disminuyendo, Sioux City comenzó a potenciar su faceta de entretenimiento como parque. "Al principio se realizaban unos espectáculos bastante básicos que recreaban el día a día en el pueblo, pero poco a poco esos números fueron creciendo y en los años 80 llegó desde Italia la familia Ledda con shows de lazos, látigos, cuchillos...", relata Gopar.

Davide Ledda es el único de esa saga familiar que aún sigue trabajando en Sioux City y lo hace, entre otras cosas, como lanzador de cuchillos. Llegó con cinco años y ahora tiene 38. Junto a él también trabaja su mujer, Lidia Alemán. Ambos aseguran no temerle al futuro. "Si se cierra el parque buscaremos trabajo de lo que sea, aunque mantenemos la esperanza de que esto continúe", confiesan.

La década de los 90 fue la época de mayor esplendor de Sioux City, contando en ocasiones hasta con 76 empleados. "Recuerdo ver la calle principal un hormigueo de visitantes", apunta Davide Ledda. Extranjeros y canarios llenaban los rincones del parque fascinados por los detalles de cada una de las construcciones que se extienden por los más de 280.000 metros cuadrados que conforman el parque. "Atendíamos a unas 300 personas diarias y en el espectáculo nocturno a unas 1.500. Ahora podemos recibir a 100 visitantes al día y unos 200 de noche", comenta Antonio Gopar.

Las instalaciones también se utilizaban para realizar programas de televisión, rodar anuncios publicitarios o cortometrajes y como lugar de conciertos para artistas de la talla de James Brown, Gloria Gaynor o Joaquín Cortés.

Los tiempos difíciles comenzaron a hacer acto de presencia a partir del año 2005. "La moda del western pasó y el estallido de los hoteles con todo incluido hace que los turistas no quieran salir de ellos y pagar por un espectáculo cuando pueden ver el show del propio hotel", explica Gopar.

Para ganar atractivo, hace seis años Sioux City decidió apostar por crecer en su apartado zoológico exhibiendo especies exóticas. "Empezamos con una colección de reptiles venenosos del Oeste americano. Con serpientes de cascabel, lagartos escorpión, con el único cocodrilo blanco del Europa, entre otros", añade el director del parque. Entre búfalos, caballos, cabras y demás animales, hasta 180 especies diferentes se concentran ahora en el Cañón del Águila. A pesar del intento de responder a las nuevas demandas del público y de ajustar sus gastos al máximo posible, la viabilidad económica de Sioux City está seriamente resentida. "En el mantenimiento de las instalaciones se van más de 50.000 euros al mes", apunta Antonio Gopar.

Salvar la continuidad del parque y las 20 familias que de él dependen con su trabajo supone disponer de una inversión cercana al millón de euros. Un dinero que, hasta el momento, ningún postor se ha comprometido a poner sobre la mesa de negociación.