Varios de los exconsejeros que declararon ayer en la Audiencia Nacional sobre las tarjetas opacas de Caja Madrid coincidieron al asegurar que era la propia entidad la que les inducía a no justificar los gastos, pues no era necesario.

Entre ellos figuran el ex secretario general del PP de Madrid Ricardo Romero de Tejada, el exconsejero en representación del PSOE José María de la Riva o el exvicepresidente de la caja Ramón Espinar. Todos ellos aseguraron que nunca recibieron advertencia alguna sobre el uso que debían dar a las tarjetas aparte de los límites de gasto establecidos en cada caso.

Romero de Tejada declaró al juez que "durante 18 años hizo uso de la tarjeta" sin ningún problema, dentro del límite establecido, y sólo en dos ocasiones le llamó el secretario general para advertirle de que había llegado al límite, con lo cual dejó de gastar hasta el siguiente periodo.

El exdirigente del PP madrileño reveló que guardó durante algún tiempo los justificantes de gastos "por pura prudencia" y como una manera de controlar sus gastos.

Entre otros cargos, figuran revisiones de su vehículo particular, que explicó que cargaba a la tarjeta porque no disponía de coche corporativo; y en total Romero de Tejada pagó con la tarjeta opaca 212.216 euros. De ellos, en un solo día gastó 1.339 euros en una instalación hípica, e hizo numerosos cargos, especialmente destinados a compra de tabaco, restaurantes, viajes y hoteles.

José María de la Riva, por su parte, explicó que también él guardó los justificantes durante algún tiempo pero cuando preguntó le explicaron "que no tenía que guardarlos para nada y que podría 'ejercer mi libertad' en el uso de la tarjeta".

De la Riva desembolsó 208.000 euros con la tarjeta de Caja Madrid, de ellos la mayoría se destinó, debido a que por su cargo tenía muchas actividades sociales y tenía que corresponder a muchas invitaciones, a vestimenta adecuada, "porque como profesor de instituto no tenía ropa al uso".

De la Riva, al igual que el resto de acusados que declaron ayer, no reconoce la validez de las tablas de excel facilitadas por Bankia con el detalle de los gastos, porque en su opinión se trata de un documento "que no tiene nada que ver con la práctica bancaria".

Todos sin excepción negaron ayer reconocer el documento aportado por Bankia. Algunos incluso denunciaron cargos duplicados, otros, como Antonio Romero, que su tarjeta fue clonada. Sánchez Barcoj llegó a asegurar ayer que se le atribuían gastos en un casino cuando "no ha ido en la vida" mientras que José María de la Riva ironizó hoy con que constaba un cargo a su tarjeta de dos aparcamientos privados a la vez.

Este defendió que la tarjeta se le entregó en su condición de consejero y que "inherente" como era al cargo, siempre procuró hacer un uso "correcto y digno" de esa condición, cumpliendo "siempre" las instrucciones recibidas.

El que fuera vicepresidente de Caja Madrid Ramón Espinar repitió el argumento expuesto por el resto de acusados y señaló que nunca guardó los justificantes porque así se le indicó, pues "no eran necesarios".

Casi al final de su declaración, Espinar reveló que ha estado ahorrando muchos meses para hacer frente a la fianza exigida por el juez y, en tono contundente, remarcó un: "yo no soy un chorizo".

Una argumentación prácticamente calcada fueron las de Estanislao Rodríguez-Ponga y José Manuel Fernández Norniella, dos ex secretarios de Estado en los Gobiernos de Aznar que están procesados, junto a otros 63 exconsejeros y exdirectivos de Caja Madrid y Bankia.

Rodríguez-Ponga (ex secretario de Estado de Hacienda), para quien la fiscalía reclama cuatro años de prisión y una multa de 81.000 euros por haber realizado pagos por 255.400 euros, sostuvo, -como hizo el exministro y expresidente de Bankia Rodrigo Rato el martes y el viernes Miguel Blesa, también expresidente de Caja Madrid-, que la tarjeta era "un instrumento de movilización de una remuneración" y que como tal "remuneración" se la podía "gastar en lo que creyese conveniente".

Preguntado por el fiscal si declaraba a Hacienda ese dinero y si se le hacían las retenciones por esa parte de la retribución, el ex secretario de Estado sostuvo que Bankia le aportaba cada año un certificado para declarar el Impuesto sobre la Renta, pero que en él no se detallaban los conceptos.

Rodríguez-Ponga dijo no tener tampoco extractos de los pagos realizados ("Yo era el beneficiario de la tarjeta, y los extractos iban al titular", que era la entidad financiera) y el fiscal se mostró sorprendido de que, tratándose supuestamente de dinero suyo, no se preocupara de posibles cargos erróneos que se hiciesen contra su tarjeta.