El Consejo, el Parlamento europeo y la Comisión Europea (CE) han logrado un principio de acuerdo para acabar con las restricciones geográficas "injustificadas" en las compras en Internet dentro del mercado comunitario, lo que permitirá a los consumidores hacer sus compras on line en los sitios web que elija, sin ser bloqueados o redirigidos a páginas de otro país de la Unión Europea (UE).

El objetivo del reglamento pactado es que los consumidores no se encuentren con barreras geográficas a la hora de adquirir bienes y servicios a través de Internet, como por ejemplo el requisito de formalizar el pago con una tarjeta de débito o crédito de un determinado país o ser redirigidos a otras páginas locales del lugar en el que ha iniciado la compra.

En la Agencia Tributaria Canaria se congratularon ayer de la apertura del debate, si bien advirtieron de que aún está lejos el momento en que sea cuestión del pasado que algunas marcas excluyan al Archipiélago de su red de ventas. De hecho, las instituciones europeas aclararon que ni es su intención regular el mercado ni armonizar los precios, por lo que las nuevas reglas "no imponen la obligación de venta".

Las nuevas normas necesitan aún el visto bueno formal de los 28 y de la Eurocámara para su entrada en vigor, previsiblemente a finales de 2018. Contemplan la diferencia de precios, pero no la "discriminación de precios", de modo que los comerciantes podrán ofrecer diferentes condiciones generales de acceso, incluidos los precios, y de dirigir sus servicios a determinados grupos de clientes en determinados territorios.

El vicepresidente de la CE responsable de la Agenda Digital, Andrus Ansip, aplaudió el acuerdo porque "pone fin a la discriminación injustificada" y apuntó que las nuevas condiciones serán "una realidad en las Navidades del próximo año".

La comisaria de Mercado Interior e Industria, Elzbieta Bienkowska, por su parte, destacó la mejora que supone para el Mercado Unico en la era digital y avisó de que Bruselas quiere ahora actuar para lograr "precios más bajos" en el sector del reparto transfronterizo de paquetes, cuya situación sigue "desanimando" a los europeos a comprar en el resto de la UE.