"El Banco Central Europeo (BCE) espera que la inflación subyacente (la que no recoge los precios del petróleo y alimentos frescos) aumente en la eurozona impulsada por el alza de los salarios" , dijo ayer el presidente del eurobanco, Mario Draghi, en el parlamento europeo. Con todo, esto no modificará el rumbo de su política monetaria.

Draghi, al que le basta una frase para revolucionar los mercados, confirmó que el BCE mantendrá su programa de compra de bonos hasta final de año y que el tipo de interés seguirá en el 0% al menos hasta el fin del verano.

Inmediatamente después de su discurso, el euro, que alcanzaba los 1,1795 dólares, reaccionó bajando hasta los 1,1762 dólares, tras repuntar momentáneamente hasta un máximo de 1,1813, su mejor cruce frente a la divisa estadounidense desde el pasado mes de mayo.

El BCE prevé que la inflación, que en agosto se situó en el 2%, alcance el 1,7% cada año desde ahora hasta 2020, y mantenga un "perfil estable" aunque esconda un "aumento relativamente vigoroso de la inflación subyacente".

El banquero italiano espera que la economía siga creciendo en la eurozona, pese a que la institución rebajó este mes sus previsiones de avance del PIB al 2 % en 2018 y al 1,8 % en 2019, en ambos casos una décima menos que en junio.

Defendió, por otra parte, que el impacto de la salida de Reino Unido del bloque comunitario será "bastante tenue" en la eurozona, así como en el sector financiero. Sin embargo, puntualizó que ciertamente hay Estados miembros que pueden estar "significativamente expuestos" a las consecuencias de un brexit duro, especialmente Irlanda. En cualquier caso asegura que es "bastante improbable" que la UE la deje "sola".