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¿Dejar de depender de los turoperadores es la solución?

En los últimos días se han podido leer y escuchar diversas opiniones que parecen transmitir la idea de que si el sector turístico canario dependiera menos de los turoperadores podría no sólo disminuir la vulnerabilidad del mismo a los factores externos sino también lograr que una parte más grande del dinero que genera el turismo se quedara en Canarias. Se ha comentado que algunos hoteles y complejos de apartamentos dependían, para el 70% de sus reservas, de Thomas Cook, y que la quiebra de éste les deja en una situación de total vulnerabilidad. Visto así, parece lógico plantear que lo que hay que pedir al gobierno es que ayude a desarrollar la capacidad del sector alojativo canario para vender sus establecimientos a los turistas, sin pasar por intermediarios. Pero creo que esto no solucionaría el problema fundamental, que no es cómo vender nuestras plazas, sino cómo conseguir que lleguen hasta nosotros los turistas.

Personalmente me encuentro entre los grandes beneficiados por la comercialización directa, como residente en La Laguna al que le encanta pasar unos días en el Sur de Gran Canaria de vez en cuando. Antes para mí era casi imposible, o prohibitivo, quedarme en el Faro de Maspalomas o el Puerto de Mogán. Son entornos tan valorados por los turistas que los touroperadores copaban la práctica totalidad de las camas, y las que quedaban disponibles tenían precios fuera de mi alcance. Soy muy parecido, en ese sentido, a la mayoría de los turistas que visitan muchos destinos de la Península: para desplazarme desde mi residencia hasta los establecimientos alojativos el transporte nunca es un problema, por lo que todos, tanto hoteleros como turistas, podríamos ganar eliminando 'intermediarios' y fomentando la comercialización directa. Pero, ¿qué gana un hotel vendiendo directamente a los turistas si éstos no tienen modo de llegar hasta su establecimiento de un modo razonablemente cómodo y económico? Los turistas llegan a Canarias, en su práctica totalidad, en vuelos cuya existencia se justifica, precisamente, porque existen muchos turistas. Por ello, la articulación entre transporte y alojamiento es clave. Si puedo conseguir un precio estupendo en el hotel, pero luego el transporte me sale carísimo, lo más probable es que, o bien decida contratar otro hotel en un destino al que el transporte me salga más barato (quizá de la misma cadena) o bien decida contratar un paquete total razonable.

Se dice que lo de comprar un paquete turístico ya no se lleva, que ahora la gente viaja en líneas low cost y reserva el alojamiento directamente. Puede que ése sea el futuro para muchos destinos, pero por nuestra especial situación no sé si lo será para Canarias. Según las estadísticas oficiales, el año pasado más de la mitad de turistas que llegaron a las islas lo hicieron en aviones de compañías dependientes y/o propiedad de turoperadores, aunque no todos habían declarado en las encuestas que había contratado un paquete. ¿Y el resto? En el escaparate de una agencia de viajes L'TUR en Berlín vi en agosto ofertas de 'paquetes' a destinos vacacionales en que se especificaba que la compañía aérea era Easyjet o Ryanair. Y en Julio, en Edimburgo, vi ofertas a Canarias de paquetes de la compañía Jet2.com, que inicialmente empezó como una línea aérea lowcost. El crecimiento de las líneas lowcost en muchos destinos de la Europa continental ha ido asociado al auge del turismo residencial: si un médico londinense decide comprar una segunda residencia en Alicante las compañías aéreas pueden contar con que va a haber demanda de transporte entre esos dos lugares, al menos durante unos años. Los mecanismos para lograr que los transportistas tengan interés en llevar turistas a destinos turísticos pueden ser de lo más variado: inversiones inmobiliarias, participaciones cruzadas entre líneas aéreas, turoperadores y establecimientos alojativos, acuerdos preferenciales, o mayor margen de beneficio. Pero conviene recordar que si los transportistas, sean éstos líneas aéreas regulares, lowcost o las antiguas charters, dependientes de los turoperadores, que son quienes suministran a la industria canaria el principal elemento para fabricar lo que ésta fábrica (experiencias turísticas), prefieren llevar a los turistas a otros destinos, de nada nos servirá comercializar directamente nuestros establecimientos. Por ello, en la situación actual, salvo que la industria hotelera canaria esté pensando en montar sus propias líneas áreas con las que transportar a los turistas, será necesario encontrar mecanismos para aglutinar intereses entre la industria alojativa y la industria del transporte. Quizá no los llamemos turoperadores, pero me parece que aún necesitamos de algún agente que prefiera transportar turistas desde Europa a Canarias, en vez de a los múltiples destinos que hay en mundo, si queremos seguir viviendo del turismo durante unos cuantos años más.

Manuel Ángel Santana Turégano. Profesor de Sociología, ULL

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