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La vendimia arranca en Canarias pendiente de la reactivación turística

La crisis del coronavirus paralizó las ventas del sector vitivinícola, que confía ahora en la reanimación del turismo para dar salida a sus vinos

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Vendimia en la Bodega Plaza Perdida en Los Hoyos

Cuando los rayos del sol comienzan a iluminar el día, arranca la vendimia en los viñedos de Plaza Perdida (Gran Canaria). El miércoles de esta misma semana Marcelo Robaina dio en sus terrenos el pistoletazo de salida a una campaña que otros rincones de las Islas ya habían dado en julio. El objetivo del sector es recuperar su nivel de ventas, prácticamente paralizadas desde la irrupción de la pandemia, con la paulatina reactivación del turismo y de la restauración. La escasez de lluvias no ha ayudado a obtener una gran producción, pero sí mayor, en términos generales, que la lograda el pasado ejercicio. La alta calidad, que no varía, es el valor al que señalan productores y bodegueros como principal arma para dar salida a sus vinos en el mercado.

Robaina, propietario de las Bodegas Plaza Perdida, ha crecido entre viñedos. "Tengo 83 años y sigo vendimiando. Me gusta, ¡qué otra cosa vamos a hacer!", comenta tras una jornada de trabajo que, como es habitual, empieza con las primeras luces y finaliza unas horas más allá del mediodía. La producción de vinos en Canarias, así como su calidad, ha cambiado "mucho y a mejor". "Como de la noche al día", señala, al tiempo que expone que las explotaciones se han ido modernizando para llegar a tal punto. "Es una profesión difícil", recuerda en cualquier caso, y muy dependiente del tiempo. "Este año fue fatal", sostiene, "porque cuando tenía que hacer frío, hizo calor, y cuando tenía que hacer calor, hizo frío". "Eso la parra lo siente un montón", añade.

En las algo más de tres hectáreas de viñedos de estas bodegas, situadas en Los Hoyos, en el Monte Lentiscal, se cultivan las variedades listán negro, moscatel, malvasía y listán blanco. La pandemia del coronavirus también ha causado estragos en este sector, donde las ventas han quedado congeladas. Robaina intuye que recuperarse de este golpe "va a costar un rato", pero tiene esperanza en que con la progresiva reactivación del turismo y la calidad de los vinos de las Islas regrese cuanto antes la ansiada normalidad .

Una campaña "normal"

En su caso, y debido a las inclemencias del tiempo, la producción va a ser menor que la del pasado año, pero no así en términos generales. El presidente de la DOP Islas Canarias, Juan Rubén Ferrera, sostiene que si bien para este año se esperaba "un cosechón" -sobre todo porque los dos últimos años fueron "muy malos"-, finalmente la campaña se cerrará con el calificativo de "normal" porque habrá más uva que en 2019 y 2018, pero no tanta como se esperaba. ¿Por qué? El grueso de productores han tenido que anticipar la vendimia porque el calor del último mes y medio ha deshidratado la uva.

El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Gran Canaria, Pedro Suárez, indica que en la isla redonda ya se han recolectado unos 46.950 kilos de uvas y que la perspectiva es alcanzar los 350.000. El hecho de que el pasado ejercicio se recogiera menos uvas para vinificación provocó que ahora, durante la crisis del Covid-19, las bodegas no tuviesen almacenadas muchas existencias.

La pandemia provocó que las ventas del sector se redujeran en torno a un 80% debido, principalmente, al cierre de hoteles y restaurantes. Pese a que de forma paulatina estos canales han ido abriendo, Suárez señala que la reactivación aún "no se ha notado mucho". La tabla de salvación dentro del segmento turístico ha sido, en cierta medida, el que representan los alojamientos rurales, significativos consumidores de los caldos canarios. "No están tan afectados como los todo incluido y eso ha servido para tener alguna salida", incide. Ferrera expone, por su parte, que en algunos casos las ventas se paralizaron casi al 100% y que solo aquellas bodegas que trabajaban con el canal de alimentación lograron mantener algo de actividad.

En el Archipiélago hay 6.467,5 hectáreas de viñedos dedicadas a la producción de uvas para vinificación, según los últimos datos relativos a 2018 publicados por el Instituto Canario de Estadística (Istac). Esta cifra supone 12.464,3 hectáreas menos que diez años atrás. Tenerife, con 3.008,4 hectáreas; Lanzarote, con 2.006,8 y La Palma, con otras 898,1, son las islas con mayor superficie destinada a este cultivo. La región, que cuenta con más de 80 variedades, tuvo que encajar en el último tramo del año pasado el golpe que supuso el cierre de fronteras impuesto por Donald Trump para la entrada de vinos canarios en EEUU. El arancel, del 25%, dio una puñalada a la exportación de caldos.

Pese a que su efecto fue significativo para las empresas exportadoras, su efecto, aunque significativo, es limitado -solo 16 bodegueros de la región habían colocado, hasta entonces, mercancía en territorio estadounidense-. La irrupción de la pandemia, que llegó después, sí echó por tierra las previsiones del sector. Los productores habían realizado "bastantes" inversiones en mejorar el producto para lograr agilizar las ventas, "un esfuerzo, esgrime el presidente del Consejo Regulador de la DO Vinos de Gran Canaria, que no se ha visto recompensado por la entrada en escena del coronavirus.

La reactivación del turismo es una parte esencial para culminar con éxito esta campaña. El turismo, que representa un 35% del PIB y genera el 40% de los empleos, nutre a muchos segmentos como el sector primario. La paulatina recuperación del turismo, que se ha visto afectada por la reciente decisión de Reino Unido de desaconsejar los viajes a Canarias e imponer una cuarentena de dos semanas a los viajeros procedentes de las Islas, es una de las grandes esperanzas del sector vitivinícola para coger impulso. "Sin duda dependemos en buena parte del turismo, fundamentalmente porque el extranjero y el peninsular sabe que hay vinos de calidad. Nos hace falta ese plus que viene de fuera y consume nuestro producto", afirma Ferrera. La DOP Islas Canarias trabaja, a su vez, en el lanzamiento de una campaña para fomentar el consumo de vino canario y salvar, en la medida de lo posible, el año.

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