Malestar, incertidumbre y confusión. Así están las cosas en el comercio y la hostelería de Canarias después de que el Gobierno central aprobara ayer el real-decreto de medidas de ahorro y eficiencia energética que recoge, entre otras cuestiones, la obligatoriedad de limitar a 27 grados el uso del aire acondicionado en verano y a 19 grados la calefacción en invierno en algunos establecimientos. Esta y otras medidas como la de apagar los escaparates a las diez de la noche o la de instalar puertas con cierres automáticos no han acabado de gustar a los empresarios canarios que creen que el nuevo plan de Pedro Sánchez "pueden lastrar" la recuperación económica de los sectores en las Islas. "Nos parece una auténtica locura, afectará de manera negativa en todas las zonas comerciales abiertas de las Islas", apunta el presidente de la Federación de Zonas Comerciales Abiertas de Gran Canaria (Fecogranca), Carlos Bethencourt.
El también presidente de la Asociación de Empresarios de la Zona Triana considera que el decreto supone una "intromisión" del Ejecutivo en las empresas privadas y perjudica a los negocios. "Si los empresarios mantienen sus escaparates encendidos es porque les aporta beneficio", aclara Bethencourt, quien critica que desde Madrid se "impongan" normas desde una "visión muy alejada" de la realidad canaria. "El decreto se plantea para reducir la dependencia energética del gas natural y en Canarias ni siquiera usamos gas", explica el empresario.
Los comerciantes también temen que el apagado de las tiendas pueda restar atractivo a las calles comerciales canarias durante la noche. "A nadie le apetece darse un paseo por la calle Castillo o por Triana con todo apagado porque genera inseguridad", apunta el presidente de la Federación de Áreas Urbanas de Canarias, Abbas Moujir, quien considera que existen "medidas más eficientes" que las planteadas en el plan del Gobierno central. "Podrían invertir en una política de ayudas para implantar luces led y para renovar los aires acondicionados que han quedado obsoletos", añade el comerciante, quien rechaza la idea de que los pequeños comercios tengan que invertir ahora en puertas automáticas. "Cuando había covid nos dijeron que era importante la ventilación y ahora nos dicen que tenemos que cerrar, no se aclaran ni ellos", apunta Moujir.
Tampoco los hosteleros ven el decreto con buenos ojos. Temen que los límites de temperatura condicionen el bienestar de los clientes y de los trabajadores. "Las inspecciones nos obligan a mantener las cocinas por debajo de los 27 grados para cumplir con las buenas condiciones de nuestros trabajadores, no tiene sentido que ahora digan los contrario", critica el presidente de la Asociación de Ocio y Restauración de Tenerife, Ramón Fariña. Y lo mismo opina el presidente de la Asociación de Empresarios de Bares, Cafeterías y Restaurantes de Las Palmas, Fermín Sánchez, quien asegura que intentarán cumplir la normativa pero reconoce que será "inflexible" cuando se trate de mantener el bienestar de los trabajadores en las cocinas.
Tanto comerciantes como hosteleros todavía tienen muchas dudas sobre el decreto y están esperando que el Gobierno autonómico se pronuncie al respecto como ha ocurrido en otras comunidades autónomas. Lo que tienen claro es que por ahora no se ha hablado de un régimen sancionador, por lo que las medidas las tomarán como directrices.
