Entrevista | Carlos Hidalgo Director del Centro Nacional de Fusión

Carlos Hidalgo: "El objetivo debería ser que en 2045 la fusión nuclear vierta ya energía a la red"

El director del Centro Nacional de Fusión, Carlos Hidalgo (Madrid, 1956), está convencido de que la energía de fusión nuclear, ahora en fase experimental, puede ser la llave que permita a Europa ser autosuficiente sin abandonar los objetivos de sostenibilidad

Los retos para hacer de la idea realidad se están discutiendo esta semana en el Simposio Internacional sobre Tecnología Nuclear de Fusión de la capital grancanaria

Carlos Higaldo ayer en la capital grancanaria.

Carlos Higaldo ayer en la capital grancanaria. / LP/DLP

¿Qué es la energía de fusión nuclear?

Es la que surge de la unión de núcleos ligeros que al fusionarse generan un pequeño cambio en la masa. Usamos la ecuación de la física más famosa de la historia, la de Einstein, ‘e’ es igual a ‘mc’ al cuadrado. La masa es ‘m’, y un pequeño cambio de masa multiplicado por c, que es la velocidad de la luz al cuadrado, da lugar a un número ingente de energía, ‘e’, la más eficiente que existe en el universo, la que lo mantiene vivo.

Siempre que se habla de este tipo de energía se comenta que es inagotable. ¿Mito o realidad?

Es inagotable porque es virtualmente inagotable. La energía de fusión parte de isótopos de hidrógeno: deuterio y tritio. El deuterio está presente en el agua en cantidades ingentes, un hecho que permitirá abastecer a futuros reactores de manera ilimitada. El tritio es un material que tenemos que producir: inicialmente se inyecta en un reactor de fusión donde luego se genera. Dado que los componentes son abundantes, el deuterio y el tritio, podemos mantener de manera sostenida e ilimitada la fusión nuclear.

¿Habla en futuro porque ahora está en fase experimental?

Ha crecido enormemente su producción en los últimos años, sobre todo desde el 2022. Hace escasamente un año se comunicó que el ser humano había sido capaz de generar energía de fusión nuclear en el experimento JET que ha operado con bandera europea y norteamericana. El ser humano ya ha conseguido hacer realidad el sueño de la energía de fusión nuclear controlada en un laboratorio, ahora lo que falta es hacer realidad la segunda parte del sueño: energía de fusión para la sociedad.

Este simposio de la capital grancanaria aborda los desafíos tecnológicos que hay que superar para que se cumpla la segunda parte del sueño. En resumidas cuentas, ¿cuáles son?

Simplificar siempre es arriesgado, pero lo voy a intentar porque entiendo que en una noticia de prensa hay que ser conciso. Diría que hay al menos tres grandes retos tecnológicos. El primero es validar los materiales que se van a utilizar en un reactor de fuego. Al unir los núcleos de deuterio y tritio se generan neutrones, neutrones muy energéticos que acaban interaccionando con las paredes del reactor. Esas partículas energéticas pueden generar lo que llamamos defectos estructurales porque pueden desplazar al resto de átomos de sus posiciones de equilibrio. Las propiedades mecánicas de los aceros que utilizamos en un reactor pueden verse afectadas, por lo que hay que asegurarse de que los materiales que se utilicen sobrevivan un tiempo largo para que la consturcción sea rentable. En España está en fase inicial la construcción de una gran instalación que se llama IFMIF DONES.

Está en Granada, ¿no?

Sí, y tiene una misión la misión de resolver ese primer desafío del que le hablaba. España ocupa un papel muy relevante para su solución tecnológica. El segundo reto es la tecnología de tritio. Le decía que los reactores van a unir núcleos de deuterio y de tritio. El primero lo tenemos en el agua, pero el segundo hay que generarlo en el reactor. El tritio es un material radioactivo que no se encuentra de manera espontánea en la naturaleza, por lo que tenemos que validar la tecnología que nos permite producirlo. Nuestro país también está haciendo un esfuerzo muy grande en esta dirección. Para la fusión calentamos la materia en condiciones extremas para conseguir la unión de los núcleos ligeros. La temperatura que se da durante el proceso es aproximadamente diez veces la temperatura del centro del sol.

¿Cómo se captura esa materia en condiciones extremas?

Con campos magnéticos intensos. Aproximadamente 100.000 veces el campo magnético terrestre. Hay que validar materiales que soporten las condiciones extremas del flujo de energía. Esta es la tercera pata tecnológica y los tres retos se discuten aquí, en Las Palmas de Gran Canaria.

¿Cuántos años faltan para ver un pueblo abastecido por energía de este tipo?

En Europa hemos hecho un ejercicio de análisis sobre cuál es la escala temporal para tener un prototipo que vierta energía a la red, que genere energía eléctrica. Nuestro objetivo debería ser que eso suceda en 2045. Pero yo creo que cuando hablamos de escalas temporales, hay algo que hay que explicar a la sociedad. Vivimos una etapa de inmediatez. Todo el mundo quiere las cosas de hoy para mañana. Por nuestra cultura mediterránea, los españoles sabemos que cuando queremos hacer una celebración importante y brindamos con vino, hay que escoger un buen Rioja de 20 años, algo que requiere reposo y espera. Estamos hablando de una revolución para la humanidad y tenemos que ser ambiciosos. El 2045 es una fecha ambiciosa y factible.

¿Bruselas se ha puesto las pilas con la energía de fusión nuclear para no depender del gas de Moscú?

Es una buena pregunta. La invasión ilustra la debilidad europea a nivel energético y que depender de terceros para el suministro tiene muchos riesgos. Eso es lo que estamos viviendo ahora mismo. Europa es consciente de que debe ser autosuficiente a nivel energético. Las fuentes de energía de origen fósil, como el petróleo o el gas, residen en países que tienen ese regalo de la naturaleza sin haber hecho nada. La fusión nuclear, su generación, depende de algo que Europa tiene y debemos sentirnos orgullosos: conocimiento en ciencia y en tecnología. Por eso será una revolución social a escala planetaria. Y los países que tienen energías como un regalo no van a ser los que tengan el conocimiento ni los que van a desarrollar y tener en sus manos fuentes de energía masivas y medioambientalmente sostenibles.

¿Se considera energía verde?

Es un debate. Desde el punto de vista medioambiental, la baja emisión de CO2 de las centrales de fusión debería calificarla como energía verde. Pero tiene un problema: la aceptabilidad social debido a los residuos de larga duración que implica. En los países democráticos la opinión de la sociedad cuenta y en algunos la percepción social está enfrentada. Creo que la fusión debe ser entendida como uno de esos grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad en el siglo XXI y que merece la pena.

Canarias depende de la energía fósil. Hace poco hubo un cero energético en La Gomera. ¿La fusión nuclear puede ser una salida factible para las Islas?

No olvidemos que estamos en una etapa de globalización. Con unas economías interrelacionadas, multitud de productos necesarios para el desarrollo del nivel de vida de Canarias acabarán dependiendo de energías masivas, que no tendrán que estar necesariamente ubicadas en las Islas. Podrán estar en otras regiones y generarán productos que acabarán repercutiendo en el nivel de desarrollo del Archipiélago.

Entiendo que implantar un reactor aquí no es una opción.

Ahora mismo se está planteando la construcción de un prototipo de reactor de fusión nuclear en Europa. Los lugares óptimos para ello son las antiguas centrales de fisión nuclear que han sido desmanteladas. No creo que en las Islas haya, que yo sepa, un lugar de estas características.

¿La fusión es un negocio?

Las revoluciones tecnológicas abren mercados y abren negocio. En 2022 y 2023 ha habido movimiento entre las empresas privadas, que empiezan a ver en la fusión nuclear una oportunidad de inversión. Hasta hace pocos años la investigación estaba basada en fondos públicos. Eso está cambiando. El mundo privado no quiere quedar fuera de una revolución que va a generar no solamente prosperidad, también negocio. 

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