El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, ha dicho a los españoles en su cierre de campaña que "no conviene engañarse", que no "se arreglarán las cosas de la noche a la mañana" y que no se amanecerá el lunes "con todo en orden por arte de magia".

Ha esperado al final, al último acto de la campaña en Madrid, ante 20.000 personas, para pronunciar un discurso más propio de quien se ve el lunes como nuevo presidente que de un candidato, que es el papel que ha desempeñado durante las últimas semanas.

Rajoy ha preparado el discurso en su casa a lo largo de la tarde, en compañía de su mujer, Viri Fernández, y de sus hijos, quienes además se han permitido alegrarle aún más la víspera del cierre de campaña al presentarle el mayor, Mariano, unas notas "muy buenas", han comentado fuentes del PP.

Así que un Rajoy contento, aunque comedido, ha aparecido por el Palacio de los Deportes de Madrid acompañado por toda su plana mayor, incluida Soraya Sáenz de Santamaría, reaparecida -con muy buen aspecto- una semana después de haber dado a luz a su primer hijo.

Quienes han hablado, desde Alberto Ruiz-Gallardón hasta María Dolores De Cospedal, pasando por Esperanza Aguirre, han coincidido en recalcar la importancia de la cita histórica que se le avecina a España en tan sólo dos días, e incluso ha habido pasajes de "El Cantar del Mío Cid" en boca de la presidenta madrileña, como si Rajoy fuera un reconquistador.

El líder de los populares ha destacado que lo primero que dirá a los ciudadanos, si gana las elecciones, será que no se engañen, ya que "no se arreglarán las cosas de la noche a la mañana" y "no amanecerá el lunes con todo en orden como por arte de magia".

Es más, según Rajoy, pues será necesario "mucho esfuerzo para sacar España adelante" y saber que "nada será gratis y nadie regalará nada".

El presidente de los populares ha hablado en ocasiones como si cerrara una etapa de su vida política de 30 años, en especial cuando ha agradecido a su partido toda la entrega que ha puesto para que llegara este momento con sabor a victoria.

También ha aprovechado la ocasión para reivindicarse. Ha afirmado que, si bien se ha equivocado "muchas veces", su trayectoria acredita a un político que ha conocido los estratos más bajos de su vocación y también etapas más gloriosas, y por eso, ha asegurado: "Si llego a la Presidencia del Gobierno, llego con un buen bagaje, con serenidad y con equilibrio".

Y con un apunte más en lo personal: "No tengo intención a estas alturas de mi vida de presumir de nada". Y otro más: "No soy mejor que nadie, pero tampoco peor que ninguno; pondré mi alma en cada cosa que haga".

Para Rajoy, "ha llegado el momento de darlo todo y exigírselo todo".

El líder del PP hasta se ha remontado al tumultuoso congreso de Valencia de hace sólo tres años para elogiarse, pero en ningún instante ha dejado ver algo de rencor, y así hasta ha felicitado a Aguirre, quien fue su obstáculo entonces, y al presente José María Aznar, quien en ese mismo cónclave le brindó un frío saludo.

Lo que Rajoy más ha valorado ha sido su independencia, el valor que considera le conducirá a gobernar pensando únicamente en el interés general.

Ha prometido que su Gobierno, competente y previsible, se ganará la confianza en este contexto de "extraordinaria trascendencia" y sabrá gestionar bien la economía para que, entre otros objetivos, eso que "aparece en los periódicos", la prima de riesgo, no preocupe a los ciudadanos.

Afronta el reto con ilusión, convencido de que los españoles sabrán devolver a su país el prestigio mundial que tuvo. "España tiene capacidades de sobra, 47 millones de energías, de emociones y de corazones que laten con fuerza", ha resumido.

Exultante, el presidente del PP ha pedido el voto para revertir la situación y transmitir confianza a Europa y al mundo, y porque el domingo los ciudadanos han de acudir a las urnas con "el valor de la responsabilidad democrática" por delante, que es lo único que cabría rescatar ante los precedentes de cambio de Gobierno en Italia y en Grecia, donde no ha habido elecciones.

Lo que queda por hacer es una "tarea colectiva" plagada de dificultades, y esto lo ha repetido Rajoy varias veces, aunque justo después añadía: "Los españoles somos así; si tropezamos, nos volvemos a levantar; y si nos ponen dificultades, las superaremos; y si surgen más dificultades, no temáis, eso quiere decir que vamos en la buena dirección".