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Elecciones generales 10N Opinión

Contrapesos

Las acciones siempre deben tener unas consecuencias y sobre todo en política donde, desde hace demasiado, prevalece el 'todo vale'. El incierto resultado electoral sitúa a España a un escenario más ingobernable, más polarizado e incluso más caótico. Ante este panorama, elevar los contrapesos en los partidos con voces críticas relevantes es clave para insuflar higiene democrática y arrojar un poco de coherencia al cotarro. ¿Cómo se entiende que desde las filas socialistas no se pusiera resistencia a una operación de alto riesgo como era el adelanto electoral? La frívola irresponsabilidad de Pedro Sánchez y su ineptitud para formar Gobierno en pleno desafío secesionista y con una desaceleración económica amenazante es digna de estudio. Su torpeza le ha costado 800.000 votos y le empantana aún más los posibles pactos. ¿Cómo es posible que en el bando de Ciudadanos no pusieron freno a la ambigüedad de su líder, que tuvo que dimitir la misma noche electoral? El Chernobil naranja solo se apagará con una refundición profunda porque en juego está la supervivencia del partido. La formación, en descomposición absoluta, paga las consecuencias de los vaivenes incoherentes de Rivera y de moverse en postulados ideológicos que no le corresponden. Los contrapesos del partido deberían reflotar la nave y poner a los mandos a la virginal Inés Arrimadas. Ella y solo ella será capaz de reactivar la opción centrista. En caso contrario, Cs acabará fagocitado por otro partido. En esta mar revuelta, con un electorado hastiado de la sobredosis de incompetencia, muchos anhelan un cambio, un giro real de la situación y optan por el voto emocional que se impone a las propias convicciones. La esperanza por romper con la inmovilidad se traduce en un castigo a la inacción y eso ha supuesto, en más de tres millones de casos, un apoyo febril a la ultraderecha que ha roto su techo de cristal. Vox ha llegado para quedarse y ya es la tercera fuerza en una autopista populista de largo recorrido. Con la aritmética en la mano y pese al inhábil Pedro Sánchez, el PSOE gana las lecciones mientras que el PP se rearma en un escenario donde es prioritario acabar con el bloqueo crónico de un país, que no se merece más este impasse. Por ello , solo un gran acuerdo entre estas formaciones será la fórmula para afrontar con todas las garantías los retos del presente. Los contrapesos de Ferraz y de Génova deben dar paso a una comunión de fuerzas sin ambages, que es tan inédito como necesario en España. Las organizaciones no puden ser tan débiles y cortas de miras como para no apostar por la fusión ambidiestra. En claves númericas, los militantes de estos partidos no contemplarían la gran coalición como una tradición a los colores sino cómo la salida más digna a un colapso de graves consecuencias y una contundente respuesta al más que preocupante ascenso de nacionalistas y secesionistas. Solo pensar en unas nuevas elecciones es inasumible para un país que necesita que funcionen, por una vez, los contrapesos de la lógica.

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