La ecoinnovación o innovación ecológica consiste en el desarrollo de productos y procesos que contribuyen al desarrollo sostenible, aplicando conocimientos y estrategias comerciales para generar mejoras ecológicas directa e indirectamente, incluyendo una serie de ideas relacionadas con avances tecnológicos ecológicamente amigables para construir un camino beneficioso hacia la sostenibilidad.

La idea de ecoinnovación aparece a mediados de la década de los años 90 del pasado siglo. Una de las primeras apariciones del concepto en la literatura fue en el libro de Claude Fussler, y se define ecoinnovación como productos y procesos nuevos que proveen valor al cliente y a la empresa pero disminuyen significativamente el impacto al medio ambiente. La ecoinnovación está estrechamente relacionada con una variedad de conceptos similares, un sinónimo habitual es el de innovación ecológica, y es un concepto comúnmente asociado con la tecnología ambiental, la ecoeficiencia, los diseños ecológicos o la innovación sostenible. Mientras el término ‘innovación ambiental’ se usa en contextos similares a ‘ecoinnovación’, otros términos se emplean habitualmente refiriéndose al diseño del proceso o producto, y por lo tanto, buscan centrarse en los aspectos tecnológicos de la ecoinnovación más que centrarse en los aspectos políticos y sociales.

Ecoinnovación es mucho más que lanzar un nuevo producto o servicio teniendo en cuenta el uso eficiente de los recursos y minimizando el impacto sobre el planeta. Para poder hablar de ecoinnovación hay que tener en cuenta aspectos como la estrategia, el diseño de procesos y la relación con los proveedores y clientes. Es por esto que muchas empresas ven la ecoinnovación como una forma de diferenciarse de otras empresas, pero también de reducir costes, evitando el malgasto de energía durante todo el proceso o la utilización de determinadas materias primas. De esta manera, usando un menor número de materiales, por ejemplo, en el embalaje, genera un margen de beneficio mayor que permite ahorrar costes e incluso bajar los precios. Esto, unido a una estrategia de construcción de la marca que ponga en valor la importancia del medio ambiente para la compañía, podría ser una estrategia empresarial a largo plazo.

Actualmente, los consumidores no se conforman con reciclar, sino que también quieren que sus marcas y empresas favoritas tengan una mayor conciencia con el medio ambiente. El sector joven está mucho más interesado en la ecología y tiene más en cuenta los cambios que esta produce en el mundo empresarial. Entre las acciones que han llevado a cabo un gran número de empresas tanto multinacionales como locales se encuentra reemplazar materiales peligrosos por otros que supongan una alternativa más ecológica y que no supongan un riesgo para los trabajadores que los manipulan, nuevos diseños que tengan en cuenta el reciclaje o reparación del producto posteriormente, fomentar la economía circular y reutilizar productos y materiales siempre es una buena opción, reducir el uso de plásticos en los productos e implementar la madera o el cartón reciclados como alternativa.

Además de dar visibilidad al compromiso con el medio ambiente, las empresas pueden aprovechar la ecoinnovación para ahorrar y reducir gastos. El proceso de fabricación puede ganar en rentabilidad, ya que las materias primas extraídas directamente, sin intermediarios, no conllevan gastos extra. Asimismo, el uso de energías renovables en las empresas genera un gasto menor, que también supone un ahorro final para el empresario. La eco innovación cuenta con un sinfín de beneficios tanto para empresas como usuarios.

La economía circular es un modelo reciente que se extiende por todo el mundo, y es uno de los mayores ejemplos a gran escala de ecoinnovación. Consiste en la reutilización de materiales y una mejora en el uso de las materias primas. Con ello se quiere acabar con el sistema tradicional de consumo de ‘usar y tirar’, entrando en un circuito de reciclaje que beneficia a la empresa y al consumidor.