El concepto que si lo pones en Bizum entrarás en un lío

La creciente adopción de Bizum, la popular aplicación para efectuar pagos entre individuos mediante teléfonos inteligentes, ha despertado el interés de numerosos usuarios en tiempos recientes. De hecho, ha alcanzado la asombrosa marca de 732 millones de transacciones durante el año 2023. A pesar de este éxito, ciertos usuarios han aprovechado el campo del concepto en Bizum para realizar bromas en sus pagos, utilizando descripciones como "Para drogas" o "Al Qaeda", en lugar de conceptos más convencionales como "Cena viernes" o "Regalo Luis". Estas bromas a menudo llegan a su fin cuando el banco investiga estas transacciones sospechosas e incluso puede cancelarlas.

Debido a la frecuencia de estos incidentes, Bizum ha implementado un filtro que rechaza automáticamente las transacciones que contienen términos considerados inapropiados o ilegales en el concepto de pago. Esto tiene como objetivo prevenir el uso de frases relacionadas con actividades ilícitas, como "Para comprar bebés", "Para la marihuana" o "Cocaína".

La plataforma cuenta con un sistema automatizado que filtra términos inapropiados. Por lo tanto, además de evitar palabras asociadas con delitos, se aconseja a los usuarios de Bizum que se abstengan de utilizar conceptos que puedan insinuar blanqueo de dinero, prostitución o terrorismo.

Si Bizum identifica una palabra o concepto que infringe sus normativas de uso y sugiere ilegalidad, la transacción se cancela de inmediato. En casos en los que un concepto pasa el primer filtro pero genera dudas en el banco, la transacción puede revertirse y someterse a una investigación.

Este método de filtrado ha proporcionado una mayor seguridad a las entidades financieras, eliminando la necesidad de investigar a personas que hacen chistes en sus transferencias de Bizum. Sin embargo, es probable que algunos usuarios sigan buscando maneras creativas de introducir humor en los conceptos de Bizum. En tales situaciones, la decisión de si esos conceptos son aceptables recae en los bancos, quienes determinarán si se permite cierta libertad humorística en las transacciones.