Para huir de un matrimonio forzado con un familiar, Penda Gueye, de 34 años, no solo decidió arriesgar su vida y subirse a una patera con destino a Canarias sino que tuvo que dejar en su país, Senegal, a sus tres hijos.
Esta senegalesa, en una entrevista con Efe, afirma entre lágrimas que su vida no ha sido fácil y relata que a la angustia de verse obligada a casarse con un hombre cuarenta años mayor que ella, dos divorcios y la muerte de sus padres, suma ahora la soledad de encontrarse en una isla, Tenerife, donde añora a sus hijos, no conoce a nadie ni habla el idioma y donde tampoco ve opciones de futuro.
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Para huir de un matrimonio forzado con un familiar, Penda Gueye, de 34 años, no solo decidió arriesgar su vida y subirse a una patera con destino a Canarias sino que tuvo que dejar en su país, Senegal, a sus tres hijos.
Esta senegalesa, en una entrevista con Efe, afirma entre lágrimas que su vida no ha sido fácil y relata que a la angustia de verse obligada a casarse con un hombre cuarenta años mayor que ella, dos divorcios y la muerte de sus padres, suma ahora la soledad de encontrarse en una isla, Tenerife, donde añora a sus hijos, no conoce a nadie ni habla el idioma y donde tampoco ve opciones de futuro.
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Para huir de un matrimonio forzado con un familiar, Penda Gueye, de 34 años, no solo decidió arriesgar su vida y subirse a una patera con destino a Canarias sino que tuvo que dejar en su país, Senegal, a sus tres hijos.
Esta senegalesa, en una entrevista con Efe, afirma entre lágrimas que su vida no ha sido fácil y relata que a la angustia de verse obligada a casarse con un hombre cuarenta años mayor que ella, dos divorcios y la muerte de sus padres, suma ahora la soledad de encontrarse en una isla, Tenerife, donde añora a sus hijos, no conoce a nadie ni habla el idioma y donde tampoco ve opciones de futuro.
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Para huir de un matrimonio forzado con un familiar, Penda Gueye, de 34 años, no solo decidió arriesgar su vida y subirse a una patera con destino a Canarias sino que tuvo que dejar en su país, Senegal, a sus tres hijos.
Esta senegalesa, en una entrevista con Efe, afirma entre lágrimas que su vida no ha sido fácil y relata que a la angustia de verse obligada a casarse con un hombre cuarenta años mayor que ella, dos divorcios y la muerte de sus padres, suma ahora la soledad de encontrarse en una isla, Tenerife, donde añora a sus hijos, no conoce a nadie ni habla el idioma y donde tampoco ve opciones de futuro.
Para huir de un matrimonio forzado con un familiar, Penda Gueye, de 34 años, no solo decidió arriesgar su vida y subirse a una patera con destino a Canarias sino que tuvo que dejar en su país, Senegal, a sus tres hijos.
Esta senegalesa, en una entrevista con Efe, afirma entre lágrimas que su vida no ha sido fácil y relata que a la angustia de verse obligada a casarse con un hombre cuarenta años mayor que ella, dos divorcios y la muerte de sus padres, suma ahora la soledad de encontrarse en una isla, Tenerife, donde añora a sus hijos, no conoce a nadie ni habla el idioma y donde tampoco ve opciones de futuro.