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Juan Carlos Castro
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Era un día para el recuerdo y nadie se quiso perder el partido entre la Unión Deportiva y el Alavés. Ascensión Pérez del Rosario estaba a 5.000 kilómetros de distancia, en Estocolmo (Suecia) pero sus hijos la hicieron un retrato en cartón piedra a tamaño natural para que viviera la final con ellos. «Vamos a ser 32.401 aficionados con ella», decía su hijo con sorna. El buen humor, inherente al canario como el salitre, se hizo ayer notar alrededor del estadio de fútbol mientras la afición esperaba al equipo en Siete Palmas.
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