Ver más galerías relacionadas
José Pérez Curbelo
Ver galería >65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
José Pérez Curbelo
65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadas65 años a sus espaldas y tres generaciones. Así ha sobrevivido el emblemático Bar Fataga de El Doctoral, en Santa Lucía, que regenta los tres hermanos Carreño que en cuestión de bocatas y tapas de chipirones, y muchas más, dan vidilla al barrio y sobre todo, a quienes van a jugar al dominó o la zanga. Acuden cada día a pasar el rato retándose, sin dinero pero con una libretilla anotando los puntos. Llevan toda su vida acudiendo a tomar el café a este señero establecimiento, y a pasar el día, con «el permiso de las jefas», indica Eladio mientras sus compañeros de juego, asienten.