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José Carlos Guerra
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Después de la tormenta siempre llega la calma. Al menos eso están sintiendo los vecinos de Cuevas Blancas a su regreso a sus hogares, después de que el pasado martes el incendio en la Cumbre de Gran Canaria, les obligara a desalojar lo más rápido posible. "Nos dieron dos minutos para sacar lo más importante", narra Fabiola Suárez aún con el susto en el cuerpo. Junto a su hermano Antonio, mantienen y hacen malabares para colocar una nueva tubería, pues el fuego hizo que se quedaran sin agua.
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Después de la tormenta siempre llega la calma. Al menos eso están sintiendo los vecinos de Cuevas Blancas a su regreso a sus hogares, después de que el pasado martes el incendio en la Cumbre de Gran Canaria, les obligara a desalojar lo más rápido posible. "Nos dieron dos minutos para sacar lo más importante", narra Fabiola Suárez aún con el susto en el cuerpo. Junto a su hermano Antonio, mantienen y hacen malabares para colocar una nueva tubería, pues el fuego hizo que se quedaran sin agua.
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Después de la tormenta siempre llega la calma. Al menos eso están sintiendo los vecinos de Cuevas Blancas a su regreso a sus hogares, después de que el pasado martes el incendio en la Cumbre de Gran Canaria, les obligara a desalojar lo más rápido posible. "Nos dieron dos minutos para sacar lo más importante", narra Fabiola Suárez aún con el susto en el cuerpo. Junto a su hermano Antonio, mantienen y hacen malabares para colocar una nueva tubería, pues el fuego hizo que se quedaran sin agua.
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Después de la tormenta siempre llega la calma. Al menos eso están sintiendo los vecinos de Cuevas Blancas a su regreso a sus hogares, después de que el pasado martes el incendio en la Cumbre de Gran Canaria, les obligara a desalojar lo más rápido posible. "Nos dieron dos minutos para sacar lo más importante", narra Fabiola Suárez aún con el susto en el cuerpo. Junto a su hermano Antonio, mantienen y hacen malabares para colocar una nueva tubería, pues el fuego hizo que se quedaran sin agua.
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Después de la tormenta siempre llega la calma. Al menos eso están sintiendo los vecinos de Cuevas Blancas a su regreso a sus hogares, después de que el pasado martes el incendio en la Cumbre de Gran Canaria, les obligara a desalojar lo más rápido posible. "Nos dieron dos minutos para sacar lo más importante", narra Fabiola Suárez aún con el susto en el cuerpo. Junto a su hermano Antonio, mantienen y hacen malabares para colocar una nueva tubería, pues el fuego hizo que se quedaran sin agua.
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Después de la tormenta siempre llega la calma. Al menos eso están sintiendo los vecinos de Cuevas Blancas a su regreso a sus hogares, después de que el pasado martes el incendio en la Cumbre de Gran Canaria, les obligara a desalojar lo más rápido posible. "Nos dieron dos minutos para sacar lo más importante", narra Fabiola Suárez aún con el susto en el cuerpo. Junto a su hermano Antonio, mantienen y hacen malabares para colocar una nueva tubería, pues el fuego hizo que se quedaran sin agua.
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Después de la tormenta siempre llega la calma. Al menos eso están sintiendo los vecinos de Cuevas Blancas a su regreso a sus hogares, después de que el pasado martes el incendio en la Cumbre de Gran Canaria, les obligara a desalojar lo más rápido posible. "Nos dieron dos minutos para sacar lo más importante", narra Fabiola Suárez aún con el susto en el cuerpo. Junto a su hermano Antonio, mantienen y hacen malabares para colocar una nueva tubería, pues el fuego hizo que se quedaran sin agua.
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